30 nov 2014

Jennifer Lawrence: “Hoy se utiliza la tragedia para entretenerse”

Miguel Cane.



Con tan solo 20 años fue nominada al Oscar por su papel en Winter’s Bone (2010), y en 2013 se convirtió en la actriz más joven en obtener el premio por su trabajo en Silver Linings Playbook. En tiempo récord se ha convertido en una de las actrices más solicitadas del momento. Quizá por su juventud, sorprende la capacidad que demuestra para no dejarse llevar por el fragor de la fama. Ahora, presenta el estreno de la tercera entrega de la saga Los juegos del hambre: Sinsajo Parte 1 —la última se estrenará el año próximo— y que la ha convertido en una de las actrices más taquilleras de todos los tiempos.



El estreno de la película ha supuesto mucha expectación, pues la saga es un éxito incontestable.
Es increíble todo lo que pasa, desde luego, y estamos muy orgullosos de lo que hemos conseguido. Es un honor formar parte de todo esto. La verdad es que hemos trabajado muy duro desde la primera película y es muy satisfactorio ver que ha dado sus frutos.

¿Extrañarás el personaje de Katniss Everdeen?
Sí, ha sido un personaje entrañable para mí, hemos crecido juntas y me siento feliz de haberla interpretado. Es de esos personajes que te llegan solo una vez en la vida y que conforme pasa el tiempo, al irla interpretando, vas encontrándole nuevos matices y giros. Es una muchacha maravillosa y me encanta como personaje.



En términos de fenómeno de masas se le compara con Harry Potter o Crepúsculo. ¿Tú cómo lo ves?
Es comprensible porque en su estructura estas series tienen varios puntos en común, desde su mismo origen como adaptaciones de best sellers para jóvenes. Pero en mi opinión la historia no tiene nada que ver. La de Harry Potter, que me encanta, es una saga sobre magia y fantasía, con el crecimiento de un niño que se convierte en hombre; la otra serie que mencionas, no la leí, pero sé que está más enfocada a un aspecto romántico sobre los vampiros y eso, es más bien como un melodrama.



El tratamiento de la violencia es la cuestión más espinosa de las películas, supongo que se habrá tenido muy en cuenta.
Es verdad, hay mucha brutalidad en la serie, pero está en la esencia misma de Los juegos del hambre, porque lo que nos cuenta es lo que puede ocurrir cuando las personas se sublevan. Precisamente de eso se trata Sinsajo: lo que sucede cuando la brutalidad de un régimen lleva a los levantamientos y la sublevación, que se fueron cocinando en las entregas anteriores, y aquí estallan. Lo que vemos en esta película es una revolución. Es necesaria y la violencia tiene que estar presente, pero hemos tratado de no regodearnos en ella, no abusar.



¿Qué tal el ambiente de rodaje en esta entrega?
Resultó muy divertido, así da gusto trabajar. Como estar en un campamento. Además la relación entre todos ha sido muy fluida; lógicamente con quien más tiempo he pasado es con Josh Hutcherson, porque con él comparto más escenas que con los demás. Llegó un momento en el que casi podíamos leernos la mente; ha sido muy cómodo trabajar con él. Tanto él como Liam Hemsworth son como hermanos para mí ahora. Además siempre es extraordinario compartir escenas con figuras como Donald Sutherland, Julianne Moore o Philip Seymour Hoffman (ésta fue la última cinta que el actor completó antes de su muerte). De todos ellos aprendí algo. Francis (Lawrence, el director) fue estupendo al lograr un ambiente de camaradería entre todos y aunque la historia fuera tan dura, siempre hubo un ambiente de compañerismo.

Los fans lamentan que no se oigan los pensamientos de tu personaje, algo fundamental en los libros.
Es complicado satisfacer a todos. En ese respecto, habría sido muy complicado presentar toda la historia solamente desde mi punto de vista. Liberar la narrativa en ese sentido nos permite ir a más sitios y ver lo que sucede en otros lugares. Y, por ejemplo, expresar mis pensamientos cuando voy corriendo hacia un sitio en pantalla no tiene sentido, porque se ve claramente hacia dónde voy. Es difícil saltar de las páginas al cine. Las adaptaciones siempre sacrifican cosas, en este caso, han sido personajes y recursos del estilo narrativo, pero hablando con Suzanne Collins (la autora de la serie), es claro que se trata de dos cosas muy diferentes: los libros y las películas. Se ha desarrollado más a algunos personajes y es un universo rico en historias.

La muerte como entretenimiento no es nada nuevo en el cine. ¿Qué la diferencia aquí para haber tenido este éxito?
Lo importante es el mensaje, queremos decir algo con esta película. Hablamos a la sociedad, a esta generación enganchada al formato reality show, que utiliza la tragedia de otras personas para entretenerse, en la que todo es espectáculo. Lo que contamos es lo poderosos que podemos llegar a ser si nos plantamos y defendemos aquello en lo creemos; tenemos un ejemplo muy claro en Oriente Medio, donde a través de móviles y redes sociales el pueblo se ha movilizado para expulsar a los dictadores y a los políticos corruptos. Esto incide en lo que decía antes, hay violencia en la película, pero hay una violencia necesaria.

Más allá de esta saga, tienes un buen puñado de proyectos prestigiosos. ¿Cómo combinas la taquilla con el cine independiente?
Estoy muy contenta. Tengo suerte porque lo que me interesa son los buenos guiones y los buenos directores, y me están llegando buenos proyectos. Yo me formé en el cine independiente, las grandes producciones llegaron después. Cuando hicimos la primera cinta de Juegos del hambre, igual que cuando acepté X-Men, no pensé que fuera a tener el éxito que se ha logrado. Eso me gusta, pero no necesariamente hago lo que hago por la taquilla. Me tienen que gustar las historias y los proyectos de los directores. Contagiarme su entusiasmo.

Eres la actriz más joven en ganar un Oscar. ¿Afectó eso tu carrera?
Sí, no puedo decir lo contrario. Pero fue de un modo positivo. Ahora me llegan más guiones y propuestas interesantes. Eso es bueno. Pero no considero que el Oscar lo sea todo. Es un reconocimiento maravilloso y me enorgullece, pero no he dejado que me cambie en absoluto, yo sigo siendo la misma persona. Vivo la vida exactamente igual que cuando no era famosa. Eso es algo que puede decirse que tengo en común con Katniss. No me importa la fama. Lo que quiero es seguir trabajando en lo que me gusta.

¿Qué tal lidias con la popularidad creciente?
Pues si te digo la verdad, como no he parado de trabajar desde hace tres años no he tenido la posibilidad de experimentarla y creo que eso es bueno. La fama, creo, no sirve de mucho a la larga. Pero es parte de esta profesión, si te va bien viene con el trabajo. Mi idea es seguir adelante, seguir aprendiendo y aceptar las cosas como van apareciendo. Soy actriz y lo seré mientras pueda seguir aprendiendo el oficio y mientras me sienta feliz.

[REC] 4: Apocalipsis, de Jaume Balagueró

Apocalipsis, Please.

Miguel Cane.



La saga [REC] dio la sorpresa en 2007 cuando la primera cinta (dirigida en mancuerna por los catalanes Jaume Balagueró y Paco Plaza) llegó de la nada a arremeter en la taquilla internacional y a revivir el género del terror del cinema español, llevándolo por el mundo. Una película sin mucha lógica, pero con mucho estilo.



Inevitablemente llegó la segunda parte, que se fue por los derroteros del cinema de acción al estilo americano. Luego, vino [REC]3 — dirigida por Paco Plaza en solitario — que se dio el lujo de parodiar el género de zombis, ambientándose en una ostentosa boda de sociedad y resultando más en una sarcástica sátira de las convenciones del terror cinematográfico gore, que en una cinta de la saga per se.



Ahora, Balagueró, por su cuenta, retoma la estafeta para la cinta número 4, en la que recupera el tono oscuro y angustioso de las primeras cintas y la también retorna la misma protagonista, la reportera Ángela Vidal (Manuela Velasco); aquí se prescinde por completo del punto de vista a través de la grabación de cámara digital, por una cinematografía más convencional, aunque la cinta está más cerca de James Cameron que de John Carpenter. Tras la tragedia ocurrida en el condominio y la boda, se cambian los escenarios por un gigantesco buque mercante anclado en el océano, aunque el escenario es finalmente parecido: pasillos, camarotes, oscuridad, ruidos, gritos, carreras y zombis.



Los amantes de esta saga probablemente estén más conformes con esta, que con la cinta anterior, que era más propositiva (aunque echara la casa por la ventana). Aquí se maneja un nivel más vieja escuela de creación de miedo, susto o grito. Por lo demás, todo es muy predecible: Ángela despierta en el barco y tendrá que convertirse en un remedo de Sigourney Weaver para sobrevivir. Hay zombis, sangre, etcétera. Y un desenlace medio tramposo.



Esta última (presuntamente) entrega de [REC] está lejos de producir ese horror que lograba la película original. Hay tensión, claro, y cierto regodeo en el agobio, pero no pasa de correr por aquí y por allá, de plantar sospechas (¿estará o no la heroína infectada con el virus diabólico?) y de momentos de gran guiñol. La serie obviamente ya vio pasar sus mejores momentos y ya perdió sus mejores años. Hasta Manuela Velasco se ve cansada. Quizá si se hiciera con más humor negro y menos intención de una arrogancia inútil, la película hubiera funcionado mejor y habría sido un cierre más digno de la saga.

[REC] 4: Apocalipsis
Con Manuela Velasco, Héctor Colomé, Mariano Venancio, Paco Manzanedo, y María Alfonsa Rosso.
Dirige: Jaume Balagueró.
España/Francia 2014

23 nov 2014

Los juegos del Hambre: Sinsajo - Parte I, de Francis Lawrence

Miguel Cane.


El que la tercera entrega de la adaptación cinematográfica de la trilogía de Suzanne Collins Los Juegos del Hambre iba a dividirse en dos partes parecía obedecer en exclusiva a la búsqueda del mayor rendimiento económico posible. Obviamente, es uno de los objetivos que se persiguen, pero también es algo necesario. Aquí la saga gira hacia una temática más adulta, con una revolución que se da en los distritos mientras que Katniss Everdeen termina de madurar al verse como símbolo ante una nación oprimida.



Jennifer Lawrence pasa por todo un arco de registros emocionales que dan matices a su personaje, que ahora está acompañado por un reparto brillante, que incluye a Julianne Moore como Alma Coin, líder del austero y rígido distrito 13 que supone el último bastión de los rebeldes; Phillip Seymour Hoffman de forma postuma interpretando a Plutarch Heavensbee o Donald Sutherland, como el siniestro dictador.



Esta cinta es completamente diferente a sus predecesoras, muchísimo más arriesgada al desarrollar el caldo de cultivo de un conflicto armado en una sociedad desigual y al mostrar los intereses creados alrededor de la búsqueda del poder. La película es más lenta, se toma el tiempo de desarrollar tramas argumentales importantes y de explicar la sublevación y la génesis del conflicto desde el momento en el que se "enciende la llama" en la población.

Parece ser que al fin Los Juegos del Hambre conectan con el espectador tratándolo como un adulto y ofreciéndole algo que rompe con lo anterior, incluso a nivel estético. La revolución llega en pantalla y Jennifer Lawrence la encabeza.

Los juegos del Hambre: Sinsajo - Parte I
Con Jennifer Lawrence, Julianne Moore, Liam Hemsworth, Josh Hutcherson, Jena Malone y Donald Sutherland
Dirige Francis Lawrence
EU 2104

Michael Keaton: Hacer Birdman, un privilegio de este oficio

Miguel Cane.


De los años ochenta a principios de los noventa, Michael Keaton (Pennsylvania, 1951) alcanzó el estrellato de la mano de Tim Burton al colaborar en filmes emblemáticos de esa época: Beetlejuice el superfantasma, la inaugural Batman y su saga Batman regresa. Tras ser dirigido luego por John Schlesinger, Harold Ramis o Quentin Tarantino, el actor —que inició su carrera como joven comediante antes de transitar a roles dramáticos— se alejó de la celebridad y se refugió en su rancho en Montana con esporádicas participaciones en miniseries de televisión o algunas películas de bajo presupuesto.



Ahora el veterano encuentra revitalizada su carrera con su extraordinario trabajo en la nueva cinta de Alejandro González Iñárritu, Birdman o la inesperada virtud de la ignorancia, cinta que muchos piensan dará por fin al actor una nominación al Oscar. En el filme interpreta el papel de Riggan Thomson, un casi olvidado astro del cine de acción de los ochentas conocido por encarnar en la pantalla al superhéroe Birdman.

Su viejo personaje quiere verlo interpretar sus aventuras nuevamente; sin embargo, Riggan decide dirigir y protagonizar una obra en Broadway. De este modo intenta no solo recuperar prestigio sino también reparar la fracturada relación que tiene con su hija Sam (Emma Stone), una adicta en recuperación con la necesidad de comprender que detrás de las extravagancias de su padre hay un genuino deseo de encontrar su verdadero lugar en el mundo.


Llevaba un buen tiempo apartado de los roles protagónicos y de pronto llega Birdman. ¿Cómo se involucra en algo tan sorpresivo y al mismo tiempo tan complejo?
Será que me gusta lo difícil (se ríe). La verdad es que el personaje, y el filme en general, es una de las cosas más difíciles que he hecho en toda mi vida. Pero luego que leí el guión, dije: “Sí, vamos a hacerlo, ¿por qué no? Si no lo hago yo, lo hará otro”, y la verdad es que me pareció tan interesante, que dije, bueno, por qué no. Así fue como me involucré.

Naturalmente, advirtió los paralelos que existe entre el personaje y usted…
Algo hay de eso. Honestamente, estoy pasando exactamente por lo que al personaje le pasa en la película, a veces me pregunto: “¿Crees que eres el mejor?”. Y luego alguien dice: “Sí, eres el mejor, eres maravilloso”. Después pienso: “¡Qué demonios! No, no soy nada de eso. Soy simplemente Michael Keaton”…, pero sí, sería mentir si dijera que no noté esos aspectos dentro del guión. Posteriormente se fueron afinando, porque así lo decidimos el director y yo, y trabajamos de cerca con los escritores para perfilar esos detalles. Pero las similitudes entre Riggan y yo mismo llegan solo hasta cierto punto.


Su personaje representa al actor que alcanza cierta fama y vive ocupado más de la celebridad que de su familia. ¿Qué opina al respecto?
Creo que de un modo u otro todos pasamos por eso como actores, y más cuando después de haber tenido un periodo de mucha celebridad, ésta va disminuyendo. Aunque esa duda acerca de poder hacer ciertas cosas no desaparece con la edad. Creo que nos alimenta cuando nos preguntamos, “¿podré hacer esto?”. Riggan siente la necesidad de demostrarse que puede resanar la relación con su hija, y ganarse el respeto del público haciendo esa obra de teatro. Creo que este personaje realmente es una de las cosas más difíciles que he hecho y no en función del personaje, sino en la forma en que se hizo la película. En la mayoría de las escenas yo tenía que recorrer diferentes emociones en 30 a 60 segundos. Eso es algo agotador, pero también muy satisfactorio.

Hay una escena en la que confronta a una crítica de teatro que amenaza con hacer polvo su obra. ¿Qué significó esto para usted?
Ahora que lo mencionas, creo que ahí hay una diferencia muy marcada entre Riggan y yo, la verdad es que no leo nada acerca de mí. No leo reseñas. Es enfermizo leerlo, porque al final, nunca se puede desandar los pasos, así que mejor me abstengo. Al principio de mi carrera pensaba que había que ser valiente y leer todo lo que se escribiera sobre mí, pero después de leer unas cuantas críticas pensé que no necesitaba leerlas, aunque debo admitir que si alguien me dice que me hicieron una crítica muy buena, entonces sí la leo (se ríe). Como a cualquiera, me gustan las cosas que pueden hacerme sentir bien.

La cinta es también una metáfora acerca de la celebridad y sus efectos...
En general creo que la naturaleza de la celebridad ha cambiado desde el tiempo en que estuve más cercano a los reflectores, creo que ahora todos tienen algo de celebridad. Cualquiera puede ser lo que sea, gracias a internet. Es el turno de todo el mundo, gracias a medios como YouTube, mucha gente está metida en su propia película. De ahí se sigue que la celebridad ya no es la gran cosa. No creo siquiera que a la gente le afecte la celebridad. Creo que todo el mundo es una celebridad en su mente.

¿Cómo se sintió trabajando con González Iñárritu?
Muy cómodo. Es un director con agallas y con enorme sensibilidad. Eso es un atractivo para todo actor. Sabe lo que quiere en cada escena y sabe cómo obtenerlo. Habla claro y sabe cómo guiarlo a uno hacia ese lugar. Sabe dar confianza, es un buen líder. Este proyecto para él era muy personal y supo cómo hacerlo personal para todos los que estuvimos involucrados. Es un director espléndido.

Se habla de un Oscar en su futuro por Birdman. ¿Le quita el sueño la idea?
En absoluto. Mentiría si te dijera que no sería bonito un reconocimiento; vamos, uno siempre aprecia eso, pero tampoco decides hacer tal o cuál película para ver si ganas un Oscar o cualquier otro premio con ella. Al menos yo no trabajo así, no ando cazando guiones para eso. Creo que es innecesario. Hago las películas que hago, porque quiero. Y Birdman es algo que hice por placer y que disfruté mucho. Y siempre que uno tiene la ocasión de que le pase algo así, es casi un privilegio de este oficio.

¿Qué le gustaría que los espectadores se llevaran consigo de la película?
Mira, cada quien se queda con lo que desea de las películas que ve o los libros que lee. En este caso, te diría que es una película para adultos, con ideas muy adultas, pero me gustaría pensar que tal vez le hable también a un público más joven. Cuando lleguen a ver Birdman los jóvenes tal vez estarán perplejos y van a decir: “¿Qué diablos es esto?”, y tal vez alguno se sienta enojado y se vaya de la sala, pero entonces, si se quedan, los pocos que lo hagan, espero que luego digan que estuvo sensacional, que les dijo algo, que los hizo pensar. Eso es algo que realmente me gustaría.

14 nov 2014

Interstellar, de Christopher Nolan

Otros mundos.

Miguel Cane.


La más reciente cinta de Christopher Nolan, Interstellar, es mucho más que una space opera convencional: abre con un planeta Tierra al borde del colapso debido al cambio climático, y en medio del caos, surge una esperanza en forma de un agujero de gusano, que permitiría establecer una comunicación con otros mundos, que tal vez sería una posible solución a la debacle.



A partir de esta idea Nolan crea una monumental –en todo aspecto- odisea del espacio (esto por fin justifica que se le llamara el heredero de Kubrick) y también una cinta muy cercana a sus intereses más personales: es una cinta de aventuras, claro, pero también es un tour de force emocional para el cineasta, su elenco y el espectador.



Interstellar está más cerca de Contacto (Zemeckis, 1997), La fuente (Aronofsky, 2006) y Sunshine (Boyle, 2007), que de Gravity o cualquier otra saga estelar de memoria reciente.



Evidentemente, toma la estafeta de 2001 (Kubrick, 1968) y aprovecha la tecnología para ir más allá y crear su propia atmósfera totalmente creíble.



No es una obra maestra -dejemos ese apelativo para El origen-, pero sí es una película importante. Es lo mismo fábula que admonición, esperanza y portento.


Interstellar.
Dirige Christopher Nolan.
Con Matthew McConaughey, Anne Hathaway, Jessica Chastain, Wes Bentley, Michael Caine, Matt Damon y Ellen Burstyn.
EU. 2014.

13 nov 2014

Birdman, de Alejandro González Iñarritu

Alma de actor

Miguel Cane.


En los 80 y 90, Riggan Thomson (Michael Keaton) era uno de los actores más populares del mundo gracias a su aparición en una trilogía de películas de acción basadas en el popular superhéroe “Birdman” — pero veinte años más tarde, la resaca de la fama lo encuentra en una realidad muy diferente.

Casi no tiene dinero, su vida personal está en caos — su esposa se divorció de él, su hija Sam (Emma Stone) es una adicta en recuperación con la que tiene una relación contenciosa y su novia, Laura (Andrea Riseborough) no lo comprende, por más que lo intenta —. Si a esto sumamos un desmesurado deseo de recuperar la relevancia perdida y el hecho de que Birdman se le aparece y le habla, el caso de Thomson es crítico, hasta que se le ocurre la idea de escribir, producir y dirigir una obra de teatro en Broadway basada en el amargo relato ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? de Raymond Carver — un escritor al que, alega, le debe su carrera — quedándose en la ruina, y poniendo todo en la apuesta. Las peripecias que le siguen — incluyendo el encuentro con sus co-protagonistas, Lesley (Naomi Watts) y Mike (Edward Norton), dos actores intensos y con conflictos propios — dan pie a una verdadera epifanía.



Al final de la cinta, Riggan habrá alcanzado la trascendencia deseada, pero no exactamente como lo había pensado. Porque eso es Birdman: o la inesperada virtud de la ignorancia, la nueva cinta de Alejandro González Iñárritu, que muy justificadamente ha cosechado elogios desde su estreno en Venecia: esta es una comedia humana con toda clase de elementos inesperados que la colocan en un género único: es una tragedia, pero también nos hace reír. Tiene elementos que podrían calificarse de fantásticos, pero también los aborda con absoluta normalidad. Se trata de una historia acerca del amor: el que nos vincula con nuestras familias, nuestras vocaciones, nuestros semejantes y con el universo que uno crea.

Riggan es un personaje difícil y Keaton lo trabaja maravillosamente: tiene numerosos niveles de complejidad. Es capaz de autodestruirse sin percatarse, y de hacerle la vida difícil a otros, por lo que cree correcto. Nos mata de risa (la secuencia del trote en Times Square) y nos parte el alma.

Iñárritu se apoya en un enormísimo trabajo de cinematografía — a cargo de Emmanuel Lubezki— que nos hace creer que la cinta es una sola toma continua (como El Arca Rusa) aunque no sea así. Es un trabajo emocionalmente sobrio, sin la pretensión de sus otros filmes. Una historia sencilla, pero con muchas texturas. Una de las mejores películas sobre el oficio de actuar, y quizá una de las mejores no sólo del año, sino de la década.

Birdman
Con Michael Keaton, Naomi Watts, Emma Stone, Amy Ryan y Edward Norton
EU 2014

Emma Stone: No quiero perder el lado humano de mi profesión

Miguel Cane.


Aunque es muy joven y tiene una carrera relativamente corta aún, Emma Stone (nacida Emily Jean Stone en Scottsdale Arizona en 1988) ha demostrado tener una versatilidad notable tanto para la comedia —Estúpido y loco amor (2010) y la reciente cinta de Woody Allen Magia a la luz de la Luna— como para el drama y las cintas de acción —encarnó a Gwen Stacy, la trágica novia del Hombre Araña en dos cintas.

Ahora interpreta a Samantha Thomson, hija del personaje protagónico encarnado por Michael Keaton en Birdman, el más reciente filme de Alejandro González Iñárritu, que ya le ha valido algunas de las mejores reseñas de su carrera.



¿Qué significa para ti un filme como Birdman?
Esta película es completamente diferente a todas las que hice antes. Hay muchas escenas en las que mi personaje, que es una adicta en recuperación, tiene que mostrarse vulnerable y eso es interesante para mí. La verdad, es una historia increíblemente emotiva, llena de personajes muy humanos y maravillosos. Tuve suerte de contar con la dirección de Alejandro, que es extraordinario en la manera de acercarse a sus personajes, y de contar con el apoyo de actores que he admirado siempre como Michael Keaton, un actor brillante; Ed Norton, que es divertidísimo y una inspiración, así como de grandes actrices como Amy Ryan, que hace de mi mamá; Naomi Watts y Andrea Riseborough, que son tan maravillosas que solo verlas trabajar es aprender. El rodaje estuvo lleno de anécdotas, incluso si comparo la experiencia de hacer esta película con respecto a las primeras que hice, no se parecen en nada. Rodamos todo en Nueva York y fue maravilloso. Para mí es una película de la que me siento totalmente orgullosa.

¿Cómo es la relación de Sam con su padre Riggan?
La fama de él y luego el olvido, han afectado a Sam, que busca en las drogas un consuelo que no tenía en su casa. Ahora quiere ser una adulta responsable aunque le cuesta mucho: su padre es excéntrico hasta el punto de la irresponsabilidad y ella muchas veces tiene que ser la persona que tenga una actitud distinta, más adulta, más madura en la relación entre ambos, además de que el trato con Sylvia, su madre, tampoco es fácil. Sam es alguien que ha perdido la inocencia de una chica de su edad, y eso es algo natural cuando pierdes el respeto a alguien cercano a ti. Sam es una mujer muy lógica, pese a ser inestable, que quiere ayudar a su padre a rescatar su vida de un naufragio a través de una obra de teatro, y aunque es alguien que no sabe perfectamente lo que quiere en la vida, sabe que su lugar es con su padre y el amor que siente por él los ayudará a ambos a descubrir cosas realmente sorprendentes.



¿Te enamoró el personaje?
Sí, totalmente. Amé profundamente meterme en los zapatos de Sam. No había hecho un personaje así antes, alguien con tantas facetas, con humor y con patetismo y con un carácter que la lleva a confrontar a su padre y a no aceptar las cosas como son. Siento que crecí al interpretar este papel y al trabajar en la película, y durante el rodaje, desde el proceso de ensayos hasta que terminamos de rodar, sentí que cada vez la entendía mejor mi personaje.

¿Cuál fue la escena que para ti resultó más difícil de rodar?
Me temo que no puedo hablar de ella, porque es un elemento importante de la historia, una sorpresa, pero hubo muchas muy divertidas, como cuando Sam y su padre tienen discusiones durante el montaje de la obra en la que ella lo asiste, mientras tratan de reparar su vínculo padre-hija. Cada escena que hice con Michael Keaton fue un momento de alegría, de amor, de humanidad, de esperanza. Es un guión hermoso y fue un placer actuarlo.



¿Qué podrías decir que tienes en común con Sam?
Ella es una mujer muy compleja, que ha pasado por cosas muy duras, pero que quiere algo mejor de su vida y quiere entender a su padre; al principio le pierde la paciencia, porque no comprende su obsesión por querer ser relevante de nuevo, y eso yo lo vivo a diario. De algún modo me parezco a ella porque ambas tratamos de separar las emociones de las decisiones lógicas que uno debe tomar en la vida. Digamos que durante el rodaje entendí que Sam es más pragmática de lo que ella misma cree, a veces tiene que ser el padre de Riggan y no está en condiciones de serlo. Además es muy valiente, su lucha para dejar atrás la droga es algo muy emocionante para mí. En la película ella se convierte en un adulto responsable. Eso lo tenemos en común también.

¿Cómo te sentiste trabajando con Alejandro González Iñárritu, conocías sus películas?
Fue una gran experiencia; soy muy afortunada de haber trabajado con excelentes directores: Woody Allen, Cameron Crowe y ahora Alejandro. Es un cineasta muy sensible y muy sensato; sabe cómo establecer una atmósfera de compañerismo en el set, conoce perfectamente la vida interior de sus personajes y se involucra en todos los detalles para que tú como actor puedas interpretarlos y aportes cosas. Ya había visto 21 gramos y Babel y me encantaron. Antes de rodar vi Amores perros y pensé: “¡Qué impresión! ¡Voy a trabajar con un director que hace una película así!”, y fue maravilloso. Volvería a trabajar con él de inmediato.

Mencionaste el ser relevante, ¿echas de menos algo de tu vida anterior, cuando no eras famosa?
La verdad es que no me siento tan famosa. Nadie me persigue por la calle y si alguien viene a pedirme un autógrafo, o se sorprende de mi cambio de pelo, trato de actuar de una forma relajada, porque entiendo que me reconocen por mi trabajo. Tampoco soy Oprah Winfrey, ¿verdad?, hasta ahora todo lo que me ha ocurrido es fácil de digerir. Lo tomo con calma.

¿Para ti es importante la relevancia en medios?
No, no. Para mí es importante ser apreciada en mi profesión, pero no tengo prisa. Sé que si me comporto de forma genuina, tendré una carrera larga. Esa es mi meta. De todas formas quiero dejar claro que aprecio todo lo que estoy consiguiendo, y estoy interesada en seguir subiendo, pero tengo claro que el dinero y la fama no me van a dar mi próxima oportunidad.

Te han llamado la mejor actriz de tu generación…
Oh, Dios, lo leí por ahí. No lo creo (se ríe).

¿Sientes que hay competencia con otras actrices de tu edad?
No, me parece que hay sitio para todas, hay muchos personajes y una actriz no puede hacerlos todos. Yo no compito ni permito escuchar de mi equipo cosas que no necesito oír, porque mi vida no es así. Verás, yo no quiero perder el lado humano de mi profesión, no quiero saber nada de cheques, eso está en manos de mi mánager, que lleva mi carrera desde que tenía 15 años. No hay que perder la cabeza por nada, ni por un personaje ni por nada. El dinero y la fama no mueven mi vida. Mis padres que me han enseñado a apreciar las relaciones por encima de las cosas materiales. No tengo miedo a comunicar mis sentimientos porque así he sido educada. Sentirme bien emocionalmente es más importante para mí que tener un coche, una joya o un vestido de diseñador. Soy una chica como cualquier otra, lo único diferente, tal vez, es lo que hago para ganarme la vida. Pero no cambia en absoluto quien yo soy.