31 oct 2013

Una segunda oportunidad / Enough Said, de Nicole Holofcener

Amor en segunda vuelta

Miguel Cane.



Eva (Julia Louis-Dreyfus),es una madre divorciada sin mucha suerte – o interés – en establecer relaciones románticas, que vive en Los Angeles, donde pasa sus días disfrutando de su trabajo como masajista, pero temerosa del nido vacío que le dejará la inminente partida de su hija, que se va a estudiar a la Universidad.



Casualmente conoce a Albert (James Gandolfini), un hombre jovial, divertido, de gustos afines a ella. Poco a poco empiezan a sentirse muy atraídos el uno por el otro. Al mismo tiempo, se hace amiga de Marianne (Catherine Keener), una poeta que tuvo una muy mala experiencia en su matrimonio.



Cuando Eva descubre que Albert es nada menos que el ex-marido del que Marianne habla pestes, se encuentra en una encrucijada, ¿deber seguir la amistad con Marianne, que no hace más que contar los presuntos horrores que vivió durante su matrimonio, o debe dejarse llevar por las emociones que siente?



Como aguda satirista, Nicole Holofcener (Amigos con dinero, Walking and Talking) hace una radiografía sin concesiones al estilo de vida de sus personajes y cuenta con un reparto de primera, que incluye una de las últimas interpretaciones de Gandolfini., que dejó honda huella en la memoria colectiva por su interpretación de Tony Soprano y aquí hace un trabajo amable. La película no es nada del otro mundo, pero es simpática y se deja ver.

Una segunda oportunidad / Enough Said.
Con Julia Louis-Dreyfuss, James Gandolfini y Catherine Keener
Dirige Nicole Holofcener
EU 2013




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Elisabeth Moss: “Las mujeres de los 60 lucharon por las de hoy”

Miguel Cane.

En relativamente corto tiempo Elisabeth Moss (Los Ángeles, 1982) pasó de ser Zoey, la hija adolescente del presidente Josiah Bartlet en El ala oeste de la Casa Blanca, a lograr uno de los papeles principales en Mad Men. Ambas teleseries, la primera de Aaron Sorkin y la segunda de Matt Weiner, son indispensables en la historia de la ficción televisiva en la última década.



Al concluir en Latinoamérica la sexta temporada de la serie, que cuenta la vida en una agencia publicitaria en el Nueva York de los años sesenta, su personaje, Peggy Olson, ha adquirido una relevancia inusitada, demostrando esta penúltima temporada que no es solo un serial dramático, sino un tratado social, una obra de arte audiovisual y una clase magistral para cualquier guionista.



MAD MEN TAMBIÉN ES UNA SERIE SOBRE MUJERES, SOBRE LO QUE LES COSTÓ Y AÚN LES CUESTA COMPETIR CON LOS HOMBRES EN EL PLANO PROFESIONAL…

Creo que se trata de ambas cosas. La historia de los hombres en los sesenta es justamente tan interesante como la de las mujeres en esa década. Sobre todo al ver cómo esas historias interactúan y cómo se relacionan unas con otras. Es verdad que a las mujeres les costaba más trabajo hacerse un lugar en el mundo, pero si algo he aprendido de mi personaje es que no hay límites si existe una voluntad para crecer.



TU NACISTE EN LOS AÑOS OCHENTA, ¿CÓMO FUE SUMERGIRTE EN UNA ATMÓSFERA DE MACHISMO, ACOSO Y HUMILLACIÓN COMO LA QUE HABÍA EN LOS AÑOS EN QUE TRANSCURRE LA SERIE?

He aprendido mucho sobre ese periodo de la historia, y también sobre lo malo que fue. Siendo honesta, no le había prestado mucha atención a eso antes. Ahora tengo un increíble respeto por lo que las mujeres pasaron, sabiendo que hay oportunidades que literalmente no tendríamos hoy sin los progresos logrados por ellas.

EN LAS SEIS TEMPORADAS, PEGGY OLSON HA EVOLUCIONADO DE INGENUA Y JOVEN SECRETARIA A ATREVIDA Y BRILLANTE CREATIVA.

Bueno, no inventamos nada con el ascenso de la mujer en el trabajo… es el tema que estamos contando, y creo que es importante como lo fueron las mujeres originales que Matt (Weiner, el productor y creador de la serie) ha tomado como modelos. En los sesenta y muchas décadas antes, las mujeres lucharon por los mismos derechos que los hombres y ése es el momento en el que realmente empezaron a conseguir avances. Las cosas todavía hoy no son ideales, pero las mujeres de esos años hicieron mucho por todas las mujeres de hoy. Estoy muy agradecida con ellas y es un honor poder contar esa historia, al menos en parte, una interpretación de ese movimiento.

UN PERSONAJE COMO PEGGY DEBE SER UN LUJO.

Lo es, y tengo muchísima suerte. Tengo el mejor trabajo del mundo. Siento que como actriz todo lo que puedes desear es tener un trabajo del que te sientas orgullosa, y si la gente puede verlo y disfrutarlo, entonces sí que te ha tocado la lotería. Me encanta mi trabajo y me encanta interpretar a este personaje.

NADIE SABE QUIÉN ES DON DRAPER MEJOR QUE PEGGY ¿NO?

Oh, esa es la pregunta del millón de dólares (risas). No sé si yo lo sé, ni si lo sabe él mismo o si alguien lo sabe. Me aventuraría a pensar que es un hombre como cualquiera, que intenta hacer lo correcto aunque a menudo no sea así. Luchando con los confines de lo que se espera de él, pero, y lo que es más importante, luchando con lo que él espera de sí mismo. Creo que ese fue el tema de esta temporada y quedó muy claro al llegar al capítulo final.

¿QUIÉN ES MÁS AMBICIOSO, DON O PEGGY? ¿SE COMPLEMENTAN?

Creo que sí, que en el caso de ambos se trata de la misma ambición. Don y Peggy han trabajado muy duro para llegar adonde están. Don está en la cumbre pero es difícil permanecer en ella. Peggy está buscando su camino hacia la cima como mujer en un mundo de hombres. Ninguno de sus caminos es fácil y los dos tienen sus luchas como individuos. Pero la principal cosa que tienen en común es su ambición y el amor que profesan a lo que hacen.

PEGGY QUEDA AL FRENTE DEL DEPARTAMENTO CREATIVO, ¿NO SERÁ ESTO UNA PREMONICIÓN DEL DESENLACE FINAL DE MAD MEN?

Muchos lo han pensado, sobre todo por esa última toma de Peggy en el lugar de Don, pero la verdad es que no tengo idea. Solo lo sabe Matt y estoy segura de que él tiene una idea incluso mejor que eso.

¿QUÉ TAL TE LLEVAS CON JON HAMM? ES EL MIEMBRO DEL ELENCO CON QUIEN TRABAJAS MÁS DE CERCA.

Es como un hermano mayor. Lo adoro. Es maravilloso trabajar con él, e incluso más conocerlo. Él sabe cómo hacerme reír. Como dices, trabajamos mucho juntos, y las bromas nos ayudan a sobrellevar el peso del rodaje.

TRABAJASTE TAMBIÉN CON JANE CAMPION EN TOP OF THE LAKE, UNA MINISERIE EXITOSA. ¿CÓMO FUE ESA EXPERIENCIA?

Fue extraordinario trabajar para Jane, obviamente una directora y escritora fuera de lo común. Fue un regalo poder trabajar en esa serie y con actores fabulosos, como Holly Hunter. Aprendí muchísimo sobre actuación, porque mi personaje, Robin Griffin, nada tiene qué ver con Peggy; es una detective contemporánea que se ve involucrada en un crimen impactante y tiene que enfrentar un horror muy real, así como ciertos demonios de su pasado. Solo fueron cinco capítulos y todo lo hicimos en locación en Nueva Zelanda. Que Jane me invitara a participar en este proyecto es algo que me honra. Es un ejemplo como profesional y como mujer plena. Fui muy feliz de estar en Top of the lake.

CADA VEZ MÁS ESTRELLAS APUESTAN POR LA TELEVISIÓN. ¿SIENTES QUE HAY UN CAMBIO DE MODELO EN EL ENTRETENIMIENTO?

Absolutamente. Estamos viendo la nueva edad de oro de la televisión. Hasta hace unos 10 o 12 años, poco más, solía haber unas fronteras muy claras entre televisión, cine y teatro. Esas divisiones han desaparecido, y es fantástico para los actores porque significa que hay más trabajo en todas partes y buenas historias qué contar. Los espectadores ahora saben que la televisión es tan inteligente y compleja, tan profunda y brillante como cualquier medio, y cada vez se acercan más a productos de mejor calidad, porque también mejora la oferta. Y no solo hablo de Top of the lake o Mad Men, sino de muchas otras series excelentes que han ido surgiendo, como House of cards o Downton Abbey.

LA PRÓXIMA TEMPORADA TERMINA MAD MEN. ¿HAS PENSADO QUÉ PASARÁ CON PEGGY Y QUE SEGUIRÁ PARA TI?

No lo sé aún. Tengo algunos proyectos en puerta, pero ahora mismo solo estoy enfocada en lo que serán los cinco meses de rodaje de la última temporada. No tengo idea de qué tiene pensado Matt. Este show es su creación, lo ha cuidado mucho a cada detalle y estoy segura de que el viaje de Peggy llegará a una conclusión que estará a la altura de todo lo que ha pasado para hacerla la extraordinaria mujer que es.








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23 oct 2013

Alfonso Cuarón: “Gravedad es una película sobre la mujer”

Miguel Cane.

Desde su debut en 1991 con Sólo con tu pareja, Alfonso Cuarón Orozco (México DF, 1961) dio muestras de ser un cineasta comprometido, con un estilo muy personal. Lo refrendó con cintas notables como Grandes esperanzas, Y tu mamá también, La princesita, Harry Potter y el prisionero de Azkabán, y Niños del hombre, que es considerada una obra maestra. Su nueva cinta Gravedad causó furor en Venecia y Toronto, se convirtió en uno de los filmes mejor recibidos del año y ya se puede ver en México. Cuarón consigue la insólita mezcla de elementos del cine comercial con los del cine de autor para crear un filme sólido y bellamente realizado.



¿QUÉ CAMBIOS TUVISTE QUE HACER EN TU FORMA DE PENSAR PARA RETRATAR LA FÍSICA DEL ESPACIO?

Ese fue el reto más grande desde el principio. Es decir, desde que estábamos concibiendo la coreografía. Pensaba en cosas desde el punto de vista de la gravedad —del horizonte y el peso— y era muy extraño. Fue toda una curva de aprendizaje porque esa física es totalmente contraintuitiva. La forma en que se planean los movimientos se parece mucho a la animación. Los animadores aprendieron cómo dibujar basados en el horizonte y en el peso, y fue una gran curva de aprendizaje, con la participación de expertos que explicaban la física de gravedad cero y lo que ocurriría.



¿CÓMO TRABAJASTE CON SANDRA BULLOCK? ¿FUE UN PROCESO MÁS PERSONAL DE LO HABITUAL?

Se involucró mucho desde el principio. Fue sorprendente verla platicar con los entrenadores, los que manejan los cables, los acróbatas. Su entrenamiento era muy específico. El detalle con que Sandra tomó cada aspecto del personaje lo aplicó hasta a sus respiraciones. Le decía: “Creo que aquí debería haber más pánico”. Y ella contestaba, “No soy una damisela en apuros”. Yo: “No, pero si yo estuviera en esa situación gritaría”. Y ella decía “Sí, pero es que tú eres un llorón” (risas). Eso terminó la discusión. ¡Soy un llorón! No, en serio, creo que como dice Sandra, era un gran riesgo porque la cinta estaba toda sobre sus hombros, y fue impresionante verla cómo involucrar al público en su viaje durante 90 minutos.



¿CÓMO LOGRASTE EL BALANCE ENTRE IMAGEN, SONIDO, DISEÑO VISUAL, ATMÓSFERA E HISTORIA?

Bueno, todas son herramientas para plasmar el viaje emocional. Cada una, por sí misma, no tiene sentido. Es decir, son atractivas, pero no comunican las emociones. Así que todas trabajan para lograr el objetivo. Creo que el guión era sólido en términos de estructura. Desde el momento que terminamos el primer boceto, muy pocas cosas cambiaron. Pero lo que cambió mucho fue el viaje emocional, gracias a Sandra y George. Y de muchas maneras, fue el gran crisol en el que todos los otros elementos se fusionaron. Aunque la película suena muy tecnológica, al final fue una gran colaboración entre artistas, Emmanuel Lubezki es un artista por derecho propio. Y con su hermoso trabajo ayudó a encontrar la esencia que es ese núcleo humano que ocurre con los actores. Fue un proceso muy armónico.



¿CÓMO FUE TU EXPERIENCIA CON LOS ASTRONAUTAS DE LA NASA? ¿TE AYUDARON A LOGRAR LO QUE DESEABAS?

Bueno, para mí fue una lección de humildad, porque puedes escribir toda una ficción, pero de repente ahí estás hablando con personas que lo han hecho en la vida real. Obviamente, hay cosas que enriquecieron el guión. En nuestro primer tratamiento teníamos ciertas escenas, y al comenzar a platicar con un astronauta nos dimos cuenta de varias equivocaciones. Había cosas que jamás podrían pasar. Y aunque esta película no es un documental —es ficción—, quisimos que en el marco de esa ficción todo fuera plausible. En definitiva, con la física del espacio tratamos de ser superexactos. Pero en otras cosas, hay tantos aspectos técnicos en términos de órbitas y trayectorias y tanta física relacionada con el viaje al espacio, que tuvimos que ejecutar algunos saltos en términos de ficción. Pero la verdad es que si hablas con ellos por mucho tiempo, ya no te importa la película. Lo que quieres oír es lo que han vivido, quieres el detalle, y es sorprendente. En la vida real, tienen cientos de procedimientos para cada cosa que sucede. En 40 años de exploración solo ha ocurrido un puñado de incidentes. Hay misiones todo el tiempo y van al lugar más hostil en que haya estado un humano. Lo logran porque están muy bien entrenados y no solo para hacer lo que se supone deben hacer. Son personas notables, gente muy calificada. Frente a ellas te sientes estúpido, te sientes como un director de cine (risas).

TE INSPIRASTE PARA ESCRIBIR GRAVEDAD LUEGO DE LEER EL GUIÓN DESIERTO, DE TU HIJO, SOBRE DOS INMIGRANTES PERDIDOS EN EL DESIERTO.

Sí. Jonás me dio Desierto para que le hiciera observaciones, lo leí y me dije, “Bueno, no tengo tantos comentarios, pero quiero que me ayudes a escribir algo así”. Lo que quería era escribir algo que te mantuviera al borde del asiento, que fuera muy tenso, un viaje de mucho suspenso. Pero, al mismo tiempo, un viaje profundo, intenso, emocional, con muchos elementos temáticos que se contaran con metáforas visuales, así que le pedí que me ayudara a hacer algo así y fue una gran experiencia.

EN LA PELÍCULA MUESTRAS A LA GENTE DEL ESPACIO Y NO LA DE TIERRA. ¿FUE UNA DECISIÓN CONSCIENTE?

Sí. Eso rompería con la relación casi existencial que tienes como espectador con el personaje de Sandra. Puedes ver la película como una gran metáfora. Es una película sobre la mujer. Olvídate que es del espacio, es sobre una mujer que confronta todas estas adversidades que la apartan cada vez más del contacto humano y de cualquier sentido de vivir. Aun cuando pierde la esperanza, hay una parte de su cerebro que dice “me estoy rindiendo”. Y hay algo que hace que la especie siga adelante. La vida sigue. Esa es el ansia de vida. De muchas formas puedes ver que hay una metáfora que se usa como el viaje interior de una mujer, pero en lugar de que el viaje suceda en una ciudad, en un apartamento, sucede en el espacio.

HAY ALGUNOS TEMAS COMUNES ENTRE GRAVEDAD Y NIÑOS DEL HOMBRE. ¿PIENSAS QUE PODRÍAS HABER HECHO ESTA CINTA SIN REALIZAR LA ANTERIOR?

Buena pregunta. Es medio difícil de contestar. Mira, ambas son una especie de road movies. Una es en el espacio y la otra en la Tierra. El proceso de Niños del hombre también me llevó a un viaje de adversidades personales. El punto de partida, cuando comenzamos a trabajar en este guión, fue uno de esos periodos en tu vida donde todo es difícil. Y cuando empecé a trabajar con Jonás y decidimos hacer esta película sobre el espacio, hablamos sobre el tema de un conjunto de adversidades y la posibilidad de renacer. En otras palabras, quizás me apegué a la película con la esperanza de que lo habría, lo que significa un nuevo conocimiento. Así que, en ese sentido, creo que hubiera sido imposible solo con base a la experiencia.




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El quinto poder / The fifth estate, de Bill Condon

Miguel Cane.



La interpretación que de Julian Assange hace Benedict Cumberbatch en El quinto poder, la cinta sobre el nacimiento de WikiLeaks que dirige Bill Condon, es uno de los pocos aspectos pasables de una película que por lo demás, es floja, fácil y que no alcanza el potencial que pudo tener, al basarse en una de las historias reales más polémicas de la actualidad. Y aunque es el pretexto para ver la cinta lo cierto es que el que le roba la película es el brillante hispano-alemán Daniel Brühl como Daniel Domscheit-Berg , ex portavoz y mano derecha de Assange.





Dejando de lado el debate sobre la veracidad de esta visión sesgada de los hechos -el propio Condon insiste en que nunca pretendieron rodar un documental-, la película se queda en el intento de revelar la historia de WikiLeaks desde su nacimiento hasta la gran filtración en 2010 con datos sensibles sobre las operaciones estadounidenses en Irak o Afganistán.



Aunque el resultado sea bastante decepcionante, la pareja protagonista se defiende en un dizque thriller frío, falto de ritmo y en el que trama, interesante, queda casi totalmente sepultada por una letanía interminable e explicaciones informáticas y una pedantería que la hunde.



Aunque la película mejora en su última parte, cuando el denso Assange da paso a una intriga más fluida, con elementos del cine de espías con un enorme dilema moral. Pero ni siquiera ahí Condon aprovecha y vuelve a quedarse a medias, ambiguo y en tierra de nadie.

Es increíble que el director de Dioses y Monstruos y Kinsey, dos grandes películas, haya hecho de esta trama arrancada de los encabezados internacionales una cinta gris y sintética, como la peluca platino que le ponen a Cumberbatch a para hacer de Assage, reduciendo el escándalo de WikiLeaks a un pretexto cinematográficamente insufrible y larguísima.

El quinto poder / The fifth estate
Con Benedict Cumberbatch, Daniel Brühl, Carice Van Houten y Laura Linney
Dirige Bill Condon
EU 2013


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16 oct 2013

Gravedad / Gravity, de Alfonso Cuarón

Perdida en el espacio

Miguel Cane.



Un transbordador espacial orbita a 600 km sobre la tierra: su misión es instalar un sistema renovado en el observador Hubble. Algo que para el equipo de astronautas es casi rutinario. Al menos para el coronel Matt Kowalski (George Clooney), veterano en su última visita al espacio. Su compañera es Ryan Stone (Sandra Bullock), civil, dedicada a la ciencia, y cuyo entrenamiento como astronauta es muy básico. La destrucción de un satélite será lo que provocará una onda de choque que la dejará, en un parpadeo, flotando en gravedad cero, desprotegida y en total estado de pánico.



Como en todos los filmes de Cuarón, el trabajo en iluminación y fotografía de Emmanuel Lubezki es formidable. Convierte el manto estelar en un lienzo donde plasma imágenes hermosas y sobrecogedoras. Por momentos uno siente que está a la deriva como ella y esto contribuye a un efecto más impresionante: nuestro propio miedo a lo desconocido.


Técnicamente la película es impecable, aunque más allá de su proeza visual es un viaje no sólo al espacio exterior sino al interior. Como la Doctora Stone, Sandra Bullock tiene la responsabilidad de llevar prácticamente todo el peso de la trama, demuestra que no tiene miedo a nada y se deja llevar, arrastrándonos con ella: las emociones son crudas y directas, del mismo modo que lo es el viaje interno para descubrirse a sí misma, y quizá incluso a algo más profundo.


El guión es sencillo, aunque también está abierto a interpretaciones y .no se molesta en dar explicaciones, ni en “tener un mensaje”. Cuarón aprovecha el carisma de la actriz para hacer que el espectador se identifique con ella, con todo el horror y el asombro formidable que conlleva su aventura.


Como cine en estado puro (contar historias mediante imágenes) y entretenimiento, así como reflexión de la naturaleza humana diminuta ante el espacio infinito, Alfonso Cuarón y Emmanuel Lubezki, han ido más allá del deber. Gravedad es una obra de arte.

Gravedad/Gravity
Con Sandra Bullock, George Clooney y Ed Harris
Dirige: Alfonso Cuarón
EU/Reino Unido/México 2013



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Sandra Bullock. Gravity es una película revolucionaria

Miguel Cane.



En los últimas 20 años Sandra Bullock (Arlington, Virginia, 1964) se ha consolidado como una de las grandes estrellas del cine. Notables éxitos de taquilla en comedias románticas y cintas de acción, así como participaciones en filmes de prestigio, le han dado reconocimiento internacional. Sin embargo, como protagonista de Gravity, la más reciente película de Alfonso Cuarón, rompe con su imagen establecida para interpretar a una mujer que por accidente queda suspendida en el espacio exterior y cuya lucha por sobrevivir en el Cosmos la lleva en un viaje de descubrimiento. El papel de Sandra al lado de George Clooney ha hecho del filme uno de los más aclamados por la crítica este año.



HAS INTERPRETADO MUCHOS PAPELES, PERO ESTO ES ALGO MUY DIFERENTE. ¿CUÁL FUE TU REACCIÓN CUANDO TE OFRECIERON EL PERSONAJE PARA LA PELÍCULA?
Sí, es verdad que no se trata de algo que te ofrecen todos los días. Siempre tuve deseos de hacer emocional y físicamente lo que hacen mis contrapartes masculinos. Siento mucha envidia cada vez que veo una película que me sorprende, y como casi siempre el papel protagónico es de un hombre, pienso: “¿Por qué no hay un papel así para mujeres como yo?”. No se están escribiendo esos papeles en Hollywood, así que, fuera que buscaras algo y lo transformaras en un personaje femenino o lo desarrollaran para ti por encargo, no veías aparecer esos personajes. Pero últimamente las cosas han cambiado. Jonás y Alfonso escribieron este personaje específicamente como mujer —no fue una decisión posterior, ni un cambio. Por ejemplo, en Alien, ¿sabías que originalmente el personaje de Ripley iba a ser un hombre, y Ridley Scott lo cambió cuando conoció a Sigourney Weaver? En Gravedad no fue así, el personaje fue creado como mujer y que se llame Ryan, un nombre masculino, curiosamente contribuye a que tenga un enfoque más claro en su femineidad. Es mujer, pero no está indefensa. Por eso creo que la película es revolucionaria, y el hecho de que un estudio como Warner Bros. la financiara —con fe ciega, siendo algo tan desconocido y con una mujer que llevara el peso de toda la película— es revolucionario.



¿CÓMO TE SENTISTE AL ESTAR SOLA ANTE LA CÁMARA LA MAYOR PARTE DEL TIEMPO?
Nunca pensé “soy la única persona en pantalla”. Tenía la historia, los elementos que Jonás y Alfonso escribieron. La tecnología era un personaje que estaba constantemente a tu alrededor. Además estaba George, que es una parte vital de la película y representa la vida y la forma positiva de mirarla. Si no tienes eso, el filme no podría existir. En realidad nunca estuve sola, todo fue un proceso de colaboración creativa y tuve apoyo todo el tiempo en cada una de las escenas. Aunque no se vea en pantalla, no soy yo sola. Hay un gran equipo detrás.



¿TUVISTE ALGÚNA ASESORÍA SOBRE LAS CONDICIONES EN QUE SE ENCUENTRA TU PERSONAJE Y POR LO QUE PASA?
Tuvimos muchos técnicos que nos ayudaban, literalmente, para saber en dónde estaba tal o cual botón en el Transportador Espacial y el Soyuz, que es la cápsula de escape. Todos eran personal capacitado por la NASA. Cuando preparábamos la toma, yo podía hacer las preguntas necesarias. Lo cierto es que estaba mucho más preocupada por el trabajo corporal y cómo se comporta el cuerpo en gravedad cero. Tuvimos otros asesores que me lo explicaron. Además, sucedió algo muy curioso, porque el marido de mi hermana estaba cenando con un amigo suyo y el amigo le dijo: “Sabes, mi hermana es astronauta”. Imagínate qué suerte. Una cosa llevó a otra y solicité comunicarme con Katie (la astronautra Catherine Coleman, que en 2011, cuando se rodó la película, estaba en órbita en la Estación Espacial Internacional). Así pude hablar con ella y preguntarle a una persona que ha experimentado las cosas que yo trataba de aprender físicamente. Me contó cómo funciona el cuerpo en gravedad cero y qué hacer en el espacio exterior. Era lo que necesitaba para reenseñar físicamente a mi cuerpo sobre lo que no puede pasar en la Tierra. Alfonso dice que pensamos de una manera en la Tierra y deberíamos pensar de otra manera en el espacio. Así que fue una coincidencia fortuita lo que me dio la mejor pieza de información que necesitaba. Un punto muy importante es que Ryan no es astronauta. Ella está en el espacio para ejecutar una misión y después regresar a casa, nada más. Lo que le sucede es algo extraordinario. Al hablar con Katie aprendí algo, que para quienes viajan al espacio con convicción, la experiencia es increíble. Creo que es bellísimo poder soñar con ser astronauta y llevarlo a cabo. El entrenamiento es muy, muy difícil, y que ella me hablara desde algún punto en las estrellas fue algo fantástico. Me hizo sentir maravillada.

¿HUBO COSAS QUE APRENDISTE DE TI MISMA A PARTIR DE ESTA FUERTE EXPERIENCIA EMOCIONAL?
Claro. Aunque en realidad no sabes qué tipo de cambio te ha sucedido hasta que un día te levantas y te sientes distinta. Siempre he dicho que la experiencia de conocer a un artista que admiras casi siempre es decepcionante, porque lo has puesto en un pedestal y de pronto descubres que no es tan genial como creías (risas). Pasó exactamente lo contrario con Alfonso; encontré a un ser humano cuya evolución como persona es brillante. Supe que de alguna forma éramos parecidos en la manera como vemos las cosas y lo desconocido. Luego conocí a Jonás y vi que entre ellos hay un sentimiento de amor, de calma y entendimiento, y eso vuelve siempre a la emoción de la historia. Ellos habían estado con esta película más tiempo y yo tenía que alcanzarlos. Lo más importante para mí es que no podía distraerme; tengo un hijo pequeño que estuvo conmigo en el rodaje siendo bebé todavía. Les dije: “Si logran que esta sea una experiencia maravillosa para él, y lo hacen de tal manera que yo no me distraiga pensando que estoy preocupada por mi bebé, será perfecto”. Así que Alfonso y su equipo convirtieron una parte de un estudio en Londres en un país de las maravillas para un niño de año y medio. Que un director haga eso por ti, para que puedas concentrarte en crear, es increíble. Es maravilloso. Hubo en todo el rodaje un ambiente de colaboración, de amistad, que nos unió a todos en el nivel humano.

DESPUÉS DE TRABAJAR EN LA OSCURIDAD DURANTE TANTOS MESES, ¿QUÉ SENTISTE AL VER LA PELÍCULA TERMINADA?
La primera vez que la vi terminada fue en el Festival de Venecia. Siempre digo que un actor, cuando se ve por primera vez en pantalla, se pasa todo el tiempo criticando y odiando su actuación y piensa que se ve horrible. En mi caso no tuve tiempo de analizar mi actuación, porque me inundó la extrema belleza y emoción que Alfonso y el fotógrafo Emmanuel Lubezki crearon visualmente. No me gusta usar la palabra “tecnológicamente” porque suena a que la película es un objeto inanimado, y si como instrumento la tecnología resulta embriagadora, aquí no se volvió un obstáculo; la proeza visual no interfiere con lo que el personaje vive, con lo que se quiere contar. Me quedé estupefacta al ver lo hermoso del trabajo finalizado. Tuvimos la misma reacción George y yo. Seguíamos sorprendidos y solo decíamos “¡guau!”. Es decir, no puedes hablar después de que la película termina. Sales de la sala con muchas preguntas en la cabeza. Tuve mucha suerte en mi carrera al participar en una película y verla por fin como se supone que debe ser vista; quedé completamente impresionada por su belleza, como si yo no hubiera tenido nada qué ver y eso es un reconocimiento al talento de Alfonso como director. Estoy muy feliz y muy orgullosa de haber participado en esta película.




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9 oct 2013

Jane Fonda: Jane Fonda: “Sí al sexo en la tercera edad... me conviene”

Miguel Cane.



Es un personaje que no necesita presentación. Es leyenda viva de su tiempo. Sin embargo, Jane Fonda (Nueva York, 1937) no va por la vida como una diva; es una actriz consumada, fue una notable activista política y ahora, además de haber tenido una conversión espiritual, es una autora reconocida —su autobiografía Prime Time se convirtió en best-seller en 2005— y una mujer vivaz. Así lo demuestra en ¿Y si vivimos todos juntos?, su más reciente trabajo cinematográfico, realizado en Francia por Stéphane Robelin, en el que comparte créditos con Geraldine Chaplin, Guy Bedos, Claude Rich y el joven actor hispano-alemán Daniel Brühl. Interpreta a Jeanne, parte de un grupo de amigos que al llegar a la tercera edad deciden convivir juntos en una misma residencia, con el mismo espíritu que tenían cuando eran jóvenes. La cinta, aclamada por la crítica europea, es insólita por el hecho de mostrar a actores de edad madura protagonizando una comedia optimista y vital, que trata sobre la sexualidad, un tema que la propia actriz, que también conforma el elenco de la teleserie de HBO The Newsroom, valora demasiado.



EN LA CINTA INTERPRETA A UNA MUJER DE SU EDAD. TIENE SETENTA Y CINCO AÑOS, ¿DIRÍA QUE HA VIVIDO Y VIVE EN PLENITUD?

Hacerlo es el mínimo compromiso que tenemos con Dios, quien nos dio este regalo que es vivir. He sido una luchadora y cuando llegas a esta edad necesitas de aplomo y energía para aprovechar lo que te queda; es muy fácil caer en depresiones. Soy muy feliz en este momento de mi vida, con mi trabajo, mi familia, mis amores. Todo lo que me pasa es obra y gracia del Señor, soy su sierva y estoy agradecida.

¿FUE UNA EPIFANÍA ESTE ENCUENTRO CON DIOS?

Pienso que los humanos tenemos un proceso con el Señor; a veces es lento, otras veces nace con la persona. En mi juventud, pensaba que todo lo que pasaba en la Tierra se debía a la política, a la corrupción del poder y sus múltiples facetas. No era creyente y mi vida y mi percepción eran diferentes. Pero al paso del tiempo descubrí que hay una corriente divina que también influye, y que el poder de la oración puede llegar a ser tan grande como el de un gobernante. No podría precisar una fecha, pero nos encontramos Dios y yo.



EN ESTE FILME, Y EN SUS MEMORIAS, HABLA ABIERTAMENTE DE LA VIDA SEXUAL EN LA TERCERA EDAD. ES UN TEMA QUE PARECE INTERESARLE.

No soy ninguna ninfómana, pero ¡desde luego que me interesa! Que me ofrecieran este papel fue una grata coincidencia; de hecho, esa fue la razón por la cual lo acepté, porque era perfecto para mí. Verás, el sexo es una expresión natural de los seres humanos, lo vengo diciendo desde que tenía quince años y lo descubrí por primera vez. Y es preciso que la gente entienda que aún al llegar a los 70, 80, 90, es posible tener una vida sexual plena y satisfactoria. Lejos de ser pecado, la masturbación puede ser una maravilla. Todas las fantasías son válidas, siempre y cuando no causen dolor a tu pareja. Me tomó muchos años llegar a disfrutar de mi vida sexual. En una época, en los años sesenta, yo suponía que el cine era una máscara, y que yo no era la mujer deseable que aparecía en la pantalla.

¿A QUÉ SE DEBÍA ESA INSEGURIDAD?

Para cualquier persona es importante admitir sus debilidades. Yo traduje mi inseguridad en dependencia. Para una persona pública como yo, esta desmitificación es muy positiva pues cumple el propósito de estar en paz. Lo cuento en el libro que escribí, tal como fue: de muy niña, pensaba que era poco para mis padres, tan aristocráticos y profesionales. En particular, mi dominante padre, Henry Fonda, me hacía sentir inferior. Yo hacía todo lo que él hacía para lograr su aprobación. Pero siempre sentí que no era suficiente. Ni siquiera cuando triunfé como actriz.



¿DE SU BELLEZA TAMPOCO ESTABA SEGURA?

Era una triste chica muy alta para su edad. Tenía el cuello muy largo, la boca muy grande. Además, desde el suicidio de mi madre, por décadas estuve enferma de bulimia; eso no es un secreto. Y un buen día me descubrí convertida en una actriz de cine. Veía en el espejo a una mujer que se parecía a mí, pero no era yo... Pensaba que el cine estaba engañando al público, y pronto descubrí que Hollywood había hecho de mí un arquetipo. Por eso acepté el rol de Klute en 1970: por primera vez me vi como la verdadera Jane Fonda en la pantalla, interpretando a una prostituta de Nueva York. Esa película, además del Oscar, marcó mi vida. Supe que había que luchar por las causas sociales, que ser famosa podía servir para algo más que solo verme bonita en una pantalla.

A PROPÓSITO DE SUS CAUSAS POLÍTICAS, ¿CONSIDERA QUE VALIERON LA PENA?

Siguen valiendo la pena. Es parte de tu vida expresar una opinión y ser solidario. Debes tener un papel en el mundo; en mi caso, no sólo hacer películas. En un momento me llené de arrojo para defender el movimiento anti-Vietnam, era lógico que hiciéramos algo mientras nuestro país cometía semejante barbarie. Pero también he apoyado la causa feminista, indígena y hasta ecológica, los movimientos anti-racistas e incluso los aeróbicos, otra forma de libertad. Ahora, apoyo el sexo en la tercera edad porque me conviene... (risas).

DESDE ESOS GRANDES ROLES —BARBARELLA, KLUTE, JULIA— HASTA JEANNE, ¿CÓMO RESUME SU CARRERA?

La veo como una elipsis, así como el cine. A los 26 años fui a Francia para hacer cine y ahora, cincuenta años después, volví para hacer esta hermosa película con estos actores magníficos, con los que nunca había tenido la oportunidad de trabajar. Geraldine es maravillosa, una actriz formidable, y trabajar con ella fue una delicia. Los actores franceses con los que hicimos equipo son estupendos, y Daniel (Brühl) me resultó una revelación. Ese chico tiene un futuro deslumbrante. Todos los que sienten el natural temor a envejecer deberían ver este filme, ya que habla acerca de que siempre hay algo bueno para recordar y vivir. Por eso resumo la oportunidad de transmitir emociones como un regalo sagrado y me siento satisfecha con mi carrera, no solo como actriz, sino como mujer.

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¡Y lo disfruto mucho! Nunca había hecho televisión, pero el formato de Aaron Sorkin me resultó irresistible. Me dije, ¿por qué no? Filmar estas temporadas ha sido una experiencia fascinante y también muy divertida.

PARA CONCLUIR, ¿COMPARTIRÍA CON AMIGOS DE SU EDAD LA CONVIVENCIA COMO SE MUESTRA EN LA PELÍCULA?

No lo sé, no puedo decir qué pasará mañana. Un día dije que dejaría de hacer cine y luego cambié de idea. Ahora estoy más activa que nunca, así que no me veo aún en una vida de retiro. Pero algo que me hace feliz es saber que no pasaré estos años sola. Tengo mucha gente que me quiere. Tengo tres hijos, tengo nietos, estoy rodeada del amor de mi familia, de mis amigos y de Dios. Nada me falta.




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Una noche en el fin del mundo / The World's End, de Edgar Wright

Juerga apocalíptica

Miguel Cane.



Sumido en la crisis de los cuarenta, el británico Gary King (Simon Pegg) está convencido de que el mejor momento de su vida fue una ruta de borracheras por 12 pubs de su pueblo natal en compañía de sus amigos de la adolescencia, un suceso que ocurrió hace más de 20 años. Ahora está decidido a revivirlo a toda costa, razón por la cual se vuelve a contactar con sus antiguos amigotes, aunque todos ellos están asentados y llevan vidas más o menos monótonas, con lo cual ven a la eterna adolescencia de King como un disparate.



A regañadientes, terminan por unírsele y pronto salen a relucir sus dramas personales... aunque la cosa cambia, cuando a medio camino, comienzan a notar actitudes extrañas en la gente que los rodea. Lo que al principio parece una actitud paranoide de King pronto termina por confirmarse cuando, en medio de una gresca provocada por su borrachera, termina por descubrir algo sorprendente (¡y escalofriante!) en si pueblo.



Ahora King y sus amigos se percatan que toda la gente que los rodea - y que los conocían desde hace tiempo - han sido reemplazados por androides alienígenas que esperan la ocasión perfecta para terminar de conquistar el planeta. Pero en vez de huir y alertar a las autoridades, King se ha empeñado en terminar la ruta de los 12 pubs - bebiendo una cerveza en cada uno -, algo que atenta contra la lógica.



Y grande será su sorpresa cuando descubran que, en el último de los bares – llamado, adecuadamente, El Fin del Mundo - se esconde la clave de toda la invasión. En una peculiar mezcla de slapstick, humor negro, catársis emocional, desaforada ingestión de cerveza, decisiones más que cuestionables, peleas cuerpo a cuerpo y sorpresas literalmente explosivas, Una noche en el fin del mundo reúne al director Edgar Wright con los actores Simon Pegg y Nick Frost, después de El desesperar de los muertos (2004) y Super policías (2007), cintas en las que parodiaban con estilo peculiar las cintas de acción, de horror, zombies y las comedias románticas.

Aquí hacen lo propio, con el género de la ciencia ficción y les funciona bastante bien: la comedia es cumplidora, el elenco estupendo, y si se pasan por alto algunos defectos del guión, que pueden ser irritantes, el resultado es una película simpática, con buenos efectos y actuaciones, muy idónea para un sábado por la noche, pero que no será memorable, a menos de que sea el espectador muy aficionado al género, que le entretendrá más con las referencias a diversos filmes.

Una noche en el fin del mundo / The World's End
Con Simon Pegg, Nick Frost, Rosamund Pike y Martin Freeman
Dirige Edgar Wright
Gran Bretaña 2013





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3 oct 2013

¿Y si vivimos todos juntos? / Et si on vivait tous ensemble?, de Stéphane Robelin

La edad de oro

Miguel Cane.



Al descubrir que la vida no se facilita en absoluto al llegar a cierta edad, Annie, Jean, Claude, Albert y Jeanne, cinco amigos de más de setenta años (dos matrimonios y un amigo en común) tienen la idea de ayudarse viviendo todos en una misma casa. A esta pequeña comuna se sumará Dirk (Daniel Brühl), un estudiante de etnología cuya tesis de maestría gira en torno a la ancianidad en Europa, y que también oficiará de ayudante y confidente de todos ellos.



A partir de esta anécdota se teje la trama de ¿Y si vivimos todos juntos?, donde cada personaje tiene un carácter particular, no exento de humor, alegría de vivir, solidaridad. Encabezado el elenco por Jeanne (una radiante Jane Fonda), se desarrolla una comedia simpática, empática e inteligente, que retrata a sus personajes sin condescendencia; es decir, no aparecen representados como caricaturas. Cada uno tiene su personalidad, su sexualidad.



De hecho, el tema de la vida sexual de la tercera edad es muy importante, igual que otros temas: el paso del tiempo, la muerte, las enfermedades, la amistad, el amor.




Lo que propone Stéphane Robelin es una auténtica rebelión en una sociedad marcada por lazos confusos, y con escasos indicios de solidaridad y la película evita los lugares comunes para mostrarnos a sus personajes de un modo profundamente humano, con humor y piedad, y sobre todo, con esperanza para los que llegarán a esa edad, con un mensaje que entrega con sutileza, y con claridad.

¿Y si vivimos todos juntos? / Et si on vivait tous ensemble?
Con Jane Fonda, Geraldine Chaplin, Guy Bedos y Daniel Brühl
Dirige Stéphane Robelin
Francia/Alemania 2012





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Ron Howard: "Rush es un trabajo que hice por amor. Eso es lo que importa. Amar lo que haces".

Miguel Cane.



El caso de Ron Howard (Duncan, Oklahoma, 1954) es un auténtico fenómeno en el mundo del cine: lleva más de cinco décadas en el negocio, sin tener un solo escándalo, con una sólida vida familiar – se casó en 1975 con su novia del bachillerato y tienen tres hijas adultas, dos de ellas actrices – y una filmografía notable. Hizo su debut a los cinco años con Deborah Kerr y Yul Brynner en el drama de Anatole Litvak Rojo atardecer (1959) y alcanzó la fama de niño como el coprotagonista de El Show de Andy Griffith, donde apareció varios años. En los 70, el sitcom Happy Days fue un éxito de audiencia por diez temporadas y le permitió irse fogueando.



Con tres décadas y media como director y algunos filmes realmente clásicos en la cultura pop como la comedia de 1984, Splash o la célebre Apolo 13, así como proyectos de prestigio como Frost vs Nixon, Howard incursiona por primera vez en uno de los más emocionantes subgéneros del cine de acción: las películas de carreras de autos, mezclándola finamente con elementos de la vida real de dos mitos de la Fórmula 1 en Rush, que llega a pantallas de México, precedida por elogios de la crítica internacional para la cinta y las interpretaciones centrales, especialmente la de Daniel Brühl como el legendario corredor Niki Lauda.



Rush es un filme que requiere un espectador particular y así está hecho ¿Es usted admirador de las carreras de autos o de la F-1?
No especialmente. Me gusta de un modo muy periférico. No soy un fan devoto, ni sigo todos los circuitos anuales. Pero si hay algo que siempre me ha interesado, es el drama humano. En ese deporte, en todos ellos, de hecho, éste abunda. Es una realidad aumentada. Extrapolada. Esta es una historia fresca y original en ese sentido. Peter Morgan la escribió así. Los personajes son poderosos como dioses modernos del siglo XX y tienen, sorprendentemente, mucha sustancia bajo la adrenalina. Aunque Rush también es acción y yo tenía muchas ganas de hacer una película de acción. Precisamente por eso, la Fórmula 1 es un deporte muy cinematográfico; hay grandes filmes, de grandes cineastas como John Frankenheimer, por ejemplo. El vértigo está ahí. Curiosamente, como señalas, está hecha para un espectador especial, para el que hacía mucho no se hacía algo así. Ahora mismo no hay un filme que se parezca a Rush.



Decía usted “dioses modernos” y es verdad. Aunque la cinta no sólo gira en torno a la rivalidad entre Lauda y Hunt, también recrea con sumo cuidado la atmósfera de los 70.
Así es. Peter y yo ya habíamos colaborado en un tema y tiempo parecidos, en Frost vs. Nixon. La época me fascina por razones personales. Para mí es importante. Y también lo era hacerla de un modo que no pareciera un facsímil, como pasa muchas veces. Buscamos autenticidad. Por suerte hay mucho documental de aquella década, así que eso me ayudó muchísimo. Toda esa estética tan especial es la que transporta al público de Rush en el tiempo. No estamos ante una película de carreras nada más. Lo que he intentado ha sido entrar en la psicología de los personajes y mostrarlos tal como son. Cada uno tiene una perspectiva de vida diferente. Su propio destino en la pista. Eran dioses para sus seguidores y también hombres muy humanos en todo, excepto cuando estaban detrás del volante.

Un detalle importante en la cinta, es el enfoque que se da a las mujeres en la vida de los corredores, cosa que usualmente sólo es adorno en las cintas de este tipo y aquí aporta sustancia al desarrollo.
Eso me interesaba mucho. Las escenas con Suzy Miller (Olivia Wilde), la novia de Jim Hunt, y Marlene Knaus, la esposa de Niki Lauda, y madre de sus hijos (Alexandra Maria Lara), son fundamentales para la trama, porque revelan aspectos íntimos de ellos que nunca habríamos podido explorar, si solo los viéramos en la pista. Con ellas se quitan la máscara y vemos cómo son en realidad; James es un hombre inseguro y Lauda es un hombre familiar, con sentimientos. Nadie lo habría creído con sus imágenes de dioses de la velocidad. La angustia de ellas, su incertidumbre, da el interés humano al filme. Ellas están estupendas y son una parte indispensable de la película.

Ese interés humano hace que atraiga tanto a fans de la F-1 como a quienes no saben nada de carreras.
Exacto. Esa era la idea de Peter y mía. Aquí lo que hay es una combinación arriesgada: dos personajes insólitos, con velocidad, drama, glamour, conflicto... es entretenimiento. Creo que Rush puede gustar a un público muy variado. Aunque cada uno se fijará más en alguno de los aspectos de la historia que más le atraiga.

Algunas figuras de la Fórmula 1 la vieron ya terminada con usted. ¿Qué tal lo tomaron?
Fue un gran alivio la buena recepción por parte de todos ellos. Me dijeron que las carreras se sentían auténticas y que había captado la psicología de la competición. Eso es algo que descubrí al hacer películas basadas en hechos reales. Hablé con matemáticos para Una mente brillante y con astronautas para Apolo 13 y bomberos para Backdraft. Pero ellos nunca me podían explicar bien lo que hacían o cómo lo hacían. Lo mismo con la Fórmula 1. Como director de cine, mi trabajo siempre ha consistido expresar a través de imágenes lo que a otros les cuesta poner en palabras.

Daniel Brühl trabajó con Tarantino pero no es conocido en América. Hemsworth es muy popular por sus películas de cómics. ¿Cómo surgió la elección del binomio?
Chris firmó para hacer esta película antes de hacer The Avengers. Tuvimos suerte de tenerlo. Nos garantizó la luz verde para financiar sin problemas. Es profesional y dio un buen papel como Hunt. Sobre Daniel, fue idea de Peter Morgan. Me lo recordó. Había visto una película con él, alemana. Peter dijo que era versátil y podía ser perfecto para el papel. Nos reunimos en Londres y al verlo no tuve duda. Daniel es generoso, creativo y valiente y un actor de gran corazón y futuro. Con sencillez y pies en el suelo. Además, hay algo que quiero dejar claro: aunque Rush parece película de Hollywood, es totalmente una producción europea independiente. Eso me parece importante destacarlo.

¿Tuvieron ayuda o colaboración por parte de los ejecutivos de la F-1?
En realidad no... es más, te puedo decir que no recibimos ninguna ayuda. Pero los que sí colaboraron con nosotros y dieron mucho de sí, fueron algunos pilotos históricos. No nos regalaron nada, pero tampoco nos cobraron y hablaron mucho, nos facilitaron algunos coches. La verdad es que todo el dinero que teníamos fue a la parte de producción. Los creativos no tuvieron tantas facilidades económicas. Lo hicimos por muy poco dinero. Por eso te digo, es mi película indie europea de carreras y me encantó hacerla. Lo trabajamos muy de cerca todo. Fue sensacional trabajar así.

En estos treinta años de carrera, casi siempre ha hecho películas de presupuestos modestos que generan buena taquilla, aún si a veces la crítica no es hospitalaria, y algunos proyectos de prestigio o algún blockbuster. ¿Qué opina usted del discurso de Spielberg acerca de que en un futuro los cines solo programarán películas de ese tipo, blockbusters de gran presupuesto?
Es la realidad. Aunque no nos guste. Y tendremos que acoplarnos. Los que quieran ganar dinero haciendo cine, harán filmes de efectos especiales vistosos y escasa trama. Y los demás, pondrán, pondremos, su corazón en sus trabajos. Lo digo, porque hasta hoy, es lo que he tratado de hacer. Lo bueno es que hay público para todos tipos de cine y aunque no puedan ir a las salas, buscarán formas de ver cine que les hable. También hay que gente a la que le gusta el riesgo cuando entra en una sala. Aunque, no sé, a veces me pregunto si habrá espectadores para Rush, porque ni es una secuela o precuela de algo, ni está basada en un cómic de superhéroes, que es lo que más gusta. Pero, vamos, que no quiero sonar cínico o cruel. Hay realizadores que hacen películas de efectos especiales y que no lo hacen sólo por dinero. James Cameron, por ejemplo. Puede hacer una película muy personal, con un presupuesto desmesurado y ese tipo de cine. Creo que el público no es estúpido y si se da cuenta cuando el director ha puesto su corazón en su trabajo, tenga o no efectos especiales, lo apreciará más. Rush es un trabajo que hice por amor. Eso es lo que importa. Amar lo que haces.



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