15 nov 2012

Ben Affleck: “Quise hacer 'Argo' por ser una sátira de Hollywood"

Miguel Cane.



En los últimos cinco años Benjamin Geza Affleck (Boston, 1972) demostró ser mucho más que una apuesta estrella de Hollywood. Alcanzó fama como guionista, ganador de un Oscar junto con su amigo Matt Damon por Mente indomable en 1997 y realizó numerosas películas de éxito, pero al incursionar en la dirección con Gone Baby Gone y The Town, demostró tener un talento especial para el oficio. Casado con la actriz Jennifer Garner y padre de tres pequeños, ha recibido los mejores comentarios de su carrera con el estreno del filme Argo, el cual actúa y dirige, basado en la historia de los seis funcionarios consulares estadunidenses que en la realidad escaparon de la toma de la embajada en Teherán, el 4 de noviembre de 1979, durante la revolución islámica en Irán, así como en la arriesgada operación clandestina conjunta de la CIA y el gobierno canadiense para ayudarlos a escapar con vida del país. Todo contado en clave de thriller de suspenso, por lo que se perfila como uno de los filmes del año.



¿CUÁLES SON LAS COSAS MÁS IMPORTANTES QUE HAS APRENDIDO SOBRE REALIZACIÓN CINEMATOGRÁFICA EN TUS DOS PELÍCULAS ANTERIORES Y EN ESTA ÚLTIMA?
Bueno, hacer Argo me ha reforzado lo que pensaba. Sé que decir esto es un poco cliché, pero he aprendido que no puedes hacer una película que siquiera funcione, mucho menos que sea buena, sin que tengas un buen guión escrito y buenas actuaciones. Así que ésa es la lección que me ha llevado a no dejarme distraer por otros aspectos de la dirección, y enfocarme en la esencia de la historia, las palabras, los hechos y la forma en que éstos son interpretados. Esa filosofía me ha llevado a este lugar, que realmente me gusta.



¿QUÉ TENÍA EL PERSONAJE QUE SE TE METIÓ EN LA PIEL Y TE LLEVÓ A INTERPRETARLO?
Quise hacerlo porque el guión era muy interesante. Lo que me atrajo de inmediato fue que era un thriller. Y además, en la misma medida, era una sátira de Hollywood, además era un caso real con una trama de verdad intrincada. Parecía una película fantásticamente interesante y quería ser parte de ella, realmente quería dirigirla. Así que la parte del actor de mi cerebro, que todavía estaba en la fase de audicionar para el papel, hacer las conexiones y conseguir el personaje, le pidió trabajo al director de la película (se ríe). El director estaba acorralado y tuvo que decir que sí. Pensé que era interesante subvertir al protagonista tradicional de Hollywood y, a cambio, tener a un tipo en una situación en la cual instintivamente no queiere ser notado. Y que este tipo lograra que la gente hiciera cosas de las que tiene mucho miedo y tratara de salvar la vida de las personas. Fue algo muy interesante, sobre todo porque Tony y yo físicamente no nos parecemos para nada.



ERES DIRECTOR, PRODUCTOR Y ACTOR DE LA PELÍCULA, ¿CUÁLES SON LOS PUNTOS POSITIVOS Y NEGATIVOS DE ESTOS ROLES?
Bueno, creo que no importa lo que estés haciendo; si tratas de hacer una película necesitas trabajar con personas que sean realmente buenas, que te hagan ser mejor. Tengo muchos créditos en esta película, pero creo que funciona, acaso es mejor que las otras en las que me he involucrado gracias al extraordinario reparto de actores y a las cosas que estuvieron dispuestos a hacer, al guión de Chris Terrio y a la sociedad con estos productores. En ese sentido estaba en una posición envidiable. Yo no veo esto roles como necesariamente diferentes. Todo es parte de la realización cinematográfica. Así que me es difícil distinguirlos y poner a cada actividad en una casilla.

¿QUÉ REACCIÓN TUVISTE EN CASA CON ESE LOOK TAN DE LOS SETENTA?
Mi familia odió de forma unánime mi apariencia setentera (risas). Por distintas razones, creo, pero era un frente unido. Mis hijos me decían “¿por qué no te rasuras esas púas, papá?”. Jennifer solo se reía y les contesté que debía tenerla por el trabajo. Entonces mi papá, que estaba ahí, dijo “¿qué clase de trabajo es ése para que te veas así?” (risas).

TODAS LAS SECUENCIAS PARECEN COMPLICADAS, PERO ¿HUBO UNA QUE FUERA REALMENTE DIFÍCIL?
Cuando contratas grandes actores tienes suerte y tratas de generar una atmósfera donde pueden relajarse, tomar riesgos y tener éxito. Esa parte fue divertida. Y el punto de mayor reto fueron las grandes escenas con extras. Para nuestro diseñador de producción y todos los involucrados, lo más difícil era lograr que esas miles de personas en Turquía se presentaran. Hubo mucha ansiedad sobre si lo harían. Tratamos de que todo fuera lo más real posible y eso requería a muchas personas. La toma de la embajada y la secuencia del aeropuerto fueron agotadoras pero muy satisfactorias.

INTERPRETAS A UNA PERSONA REAL, TONY MENDEZ. ¿PASASTE ALGÚN TIEMPO CON ÉL; DE QUÉ PLATICARON?
Nos vimos en un viejo y famoso bar en Georgetown. Allí fue dónde Aldrich Ames le pasaba los nombres de los agentes estadunidenses en Rusia a sus contactos rusos. Cuando me contó eso, de pronto me di cuenta de que era una historia real, sobre una persona y un mundo real, donde hay vidas en juego. No se trataba sólo de deslizarse por el techo, patear la ventana y dispararle a tres tipos, ese tipo de cosas que en Hollywood tendemos a pensar sobre la CIA. Lo que pasa con estas personas es que son como nosotros. Fue muy inspirador reunirme con Tony y saber cómo había participado. Tiene un cameo en la película. Es un gran tipo.

¿PORQUE FINALIZAR CON LA VOZ DEL EX PRESIDENTE JIMMY CARTER?
Yo quería oír su voz hablándole al público, decir que sí, que realmente todo esto ocurrió, y que la mente del espectador fuera consciente de eso. Oyes a la persona que fue presidente, que ordenó la misión. Fue difícil, porque no queríamos politizar la película. Así que por eso usamos sólo la voz, porque pudiera haberlo dicho en una conferencia de prensa o en una entrevista hace 10 o 20 años, o lo que quieras pensar. Así que fuimos a entrevistar a Carter y dio esta declaración, que era directamente sobre nuestra película y nuestra historia. Y resultó sorprendente.

CONSIDERANDO QUE LA SITUACIÓN EN MEDIO ORIENTE INVOLUCRA EMBAJADAS Y CONSULADOS, ¿EXISTÍA PREOCUPACIÓN POR EL TEMA DE LA PELÍCULA?
Siempre fue importante que la película no se politizara. Nos costó mucho que se viera real, basada en hechos; por un lado sabíamos que en Estados Unidos se estrenaría antes de las elecciones presidenciales, cuando todo se politiza. Por otro, cuando filmábamos no podíamos predecir qué tan graves se pondrían las cosas, pero incluso cuando rodamos la cinta vimos algo de resonancia de la Primavera Árabe, de los países que estaban turbulentos. Así que, naturalmente, queríamos ser cuidadosos y juiciosos a la hora de presentar los hechos. Y también ser muy firmes con ese enfoque. Solo porque esta parte del mundo está pasando por convulsiones sociales y turbulencias no quiere decir que dejes de observarla o hablar de ella.

SI NO FUERA UN HECHO REAL SERÍA UNA HISTORIA INCREÍBLE ¿NO CREES?
Cierto, cierto (se ríe). Bueno, no sería tan interesante. Sabes, creo que sería algo como “y entonces llegó Hollywood”. Y no se trata de eso. Creo que hicimos un gran trabajo. Estamos muy orgullosos.

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