1 sept 2012

Sigourney Weaver. La política subversiva llega a la tv

Una de las presencias más notables del cine, protagonista del clásico 'Alien' (1979), toma la pequeña pantalla como figura estelar de la serie 'Animales políticos'.

Miguel Cane.



Aunque quizá se deba a algunos personajes memorables que ha interpretado en cine, su presencia física impone. Sigourney Weaver (nacida Susan Alexandra, Nueva York, 1949) es poseedora de una mirada inteligente y un sentido del humor que revela sin pudor alguno. Sus actuaciones en filmes como Alien y su secuelas —donde interpreta a la legendaria Ellen Ripley—, más Gorilas en la niebla, Secretaria ejecutiva, Los Cazafantasmas, La Tormenta de Hielo o Avatar, le han dado fama y prestigio en el cine. Ahora es la protagonista de la teleserie Animales Políticos, en la que interpreta a la secretaria de Estado Elaine Barrish Hammond, ex primera dama y ex gobernadora de Illinois, que acaba de perder unas elecciones primarias y por ello busca el equilibrio entre su carrera política y una familia en crisis. Si bien es notable el parecido con Hillary Rodham Clinton, Sigourney asegura que hay mucho más. “Algunos detalles son similares a los de la señora Clinton, es evidente, pero si hablas con el creador Greg Berlanti, que ha sido un verdadero adicto a la política la mayor parte de su vida, verás que está fascinado por todas esas familias que han vivido en la Casa Blanca, así que hay detalles de los Bush, los Kennedy y hasta de los Roosevelt. Creo que la gama de matices es mucho más amplia que simplemente hacer una versión de Hillary, cosa que me hubiera dado mucha pereza. Por eso fue que acepté, cuando vi que había mucha más sustancia”.



¿A qué cree que se deba que la serie tenga éxito entre diversos públicos? ¿Son los personajes, la trama?

Supongo que es un poco de todo. En este negocio nunca sabes cuándo una serie va a funcionar o cuándo podría ser cancelada. Parte de ello es obviamente la calidad de los guiones, y creo que, en este caso, además, hay una gran química en el elenco. También añadiría que es una serie para un público un poco más adulto. Pero sobre todo están los personajes que conforman esta historia. Son todos muy diferentes: todos tienen algún detalle que hace al público identificarse con ellos. Todos de un modo u otro le hablan al espectador y éste quiere saber qué pasa.



¿Diría que es usted accesible al público?

¡Por supuesto! Desde el principio de mi carrera trabajo mucho en teatro y es donde más cercano tienes al público, te esperan afuera para comunicarte su cariño o su enojo. Supongo que mucha gente prefiere no tener esa cercanía, o piensa que tengo la imagen de ser fría y dura (sonríe), pero soy una persona como cualquiera. La idea de que un actor está por encima de los demás me parece estúpida. La mejor retroalimentación que recibes proviene del público. Trabajas para ellos. Su calidez es un estímulo.

¿Qué tan grande es la responsabilidad de encabezar el reparto de una serie?

En realidad somos un ensamble. Sí hay un personaje central, Elaine, pero todos los personajes que hay en la serie —su ex marido, Bud; sus hijos, su madre, los periodistas y colaboradores de la Casa Blanca— todos son cruciales para la historia. Tú sabes que en este negocio tienes que ir siempre ligera de equipaje, porque nunca sabes qué es lo que te espera. Sin embargo, no me arrepiento de nada. Es una responsabilidad, pero al final de cuentas todo trabajo lo es.



¿Qué es lo que le gusta más de encarnar a una mujer como Elaine Hammond, tiene algo en común con ella?

Me atrajo mucho su complejidad. Es un personaje riquísimo: es madre, hija, una profesional en un oficio muy delicado. Tiene una carga muy humana, y para todo actor esto es algo valioso, la oportunidad de oro para asomarse a una nueva perspectiva y eso me encanta. Y claro que tenemos cosas en común. Ella es sensible, piensa sobre la vida y sobre el mundo. Creo que se parece un poco a mí en algunos aspectos. Sus hijos le preocupan como a mí los míos, tengo una hija universitaria… es un punto importante. Suelo preferir papeles complejos en su estructura; normalmente no interpreto personajes que sean ‘la hermana de’, ‘la madre de’ o ‘la esposa de’. Eso me gusta mucho.

¿Por qué una teleserie con esta temática?

Creo que es un gran momento para trabajar en televisión. Greg Berlanti está muy al tanto de todos los detalles. El clima político actual en el mundo permite este tipo de observaciones. La serie es limitada, por lo que no absorbe demasiado tiempo en mi agenda, pero es una gran experiencia; habrá mucha gente a la cual no le guste la serie y a otros que sí. Es subversiva, no se simplifica por una objetividad moral. Desde su concepción, es una exploración de personajes y puede tal vez resultar demasiado dura para un público acostumbrado a cosas más predecibles, menos complacientes. Espero que la gente se sienta satisfecha de seguirla.

Hace años, en una entrevista, usted me dijo, y cito: “(Muchas veces) en Hollywood, si eres hombre y dices exactamente lo que piensas, eres un hombre íntegro. Pero si eres mujer y haces lo mismo, entonces eres una perra latosa”. ¿Ha cambiado en algo esta situación?

En cierta forma aún pienso lo mismo. Naturalmente hay excepciones, pero el sexismo sigue siendo una característica muy marcada en la industria del entretenimiento. Siempre lo ha sido, desde los veintes. La mujer, el personaje femenino y quien lo interpreta, tienen que entrar en determinada casilla. De lo contrario, es cada vez más difícil encontrar papeles o proyectos. No puedo lamentarme al respecto, tuve mucha suerte al principio de mi carrera, al hacer Alien y un personaje como Ripley. Pero muchas actrices no tienen tanta suerte. Somos realmente pocas, hoy en día, de mi generación, aún en activo. Está Meryl (Streep), Susan Sarandon, Glenn Close, Dianne Wiest, Diane Keaton... pero hay enormes talentos, Brooke Adams, por ejemplo, o Mia Farrow, que han emigrado a otros ámbitos o se han retirado. Eso me parece muy triste. Un desperdicio. Yo quiero seguir trabajando, como Jane Fonda, Vanessa Redgrave o Jeanne Moreau, que son de la generación anterior a la mía. Pero mientras exista esta mentalidad en algunos círculos, sexista, sectaria, excluyente, será muy dificil para nosotras y para otras actrices que vienen detrás, como Laura Linney, Julianne Moore, Cate Blanchett o Nicole Kidman, son excepcionales, pero llegan a un punto en que encontrarán escasez de roles, como nosotras. Debe haber más y mejores papeles para mujeres; apoyar a guionistas, directoras, productoras. Hay grandes oportunidades para hacerlo. No creo que la mentalidad del público cambie de la noche a la mañana, pero se puede intentar. No importa que nos vean como “perras latosas” (rie). Candice Bergen me dijo una vez, si no lo hacemos nosotras, nadie más lo hará y no es solo por nuestra generación, es por las que vienen, tanto de intérpretes como espectadoras.

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