4 ago 2012

La melancolía de Charlotte Gainsbourg

La actriz y cantante repite un trabajo impecable a las ordenes de Lars von Trier.

Miguel Cane.



Hija del legendario compositor y showman Serge Gainsbourg y la actriz, cantante y modelo, Jane Birkin, a los 12 años, Charlotte Gainsbourg (Londres, 1971) hizo su debut antes de ser actriz, cantando música pop, en un dúo con su padre, "Lemon incest". Y en 1986 lanzó su primer álbum "Charlotte for ever". Muchos pensaron que solo era una “novedad” y que con el tiempo se disiparía; con su trabajo de actriz en filmes como 21 gramos, I´m not there, Lemming, La ciencia del sueño y Anticristo, y dos discos aclamados por el público y la crítica, ha demostrado que es mucho más que sólo su linaje. En Melancolía, el más reciente filme de Lars von Trier, es una de dos hermanas que tienen visiones muy distintas del fin del mundo.



¿Cómo consigues separar tu actuación delante de la cámara y tu actuación encima de un escenario, cuando cantas?
Son cosas completamente diferentes. Hay algo muy íntimo cuando haces una película como ésta. En un escenario, en cambio hay que estar por el público, mientras que cuando ruedas una escena ni siquiera pienso en ello. Cuando canto, no puedo pensar en mí misma como alguien que actúa. Soy yo siendo yo misma.

¿Crees que es más 'auténtico' actuar en un escenario?
Oh, no, no. De hecho, te diré que es hasta más surrealista. De gira tengo que inventarme un alter ego hasta para subir al escenario. En mi vida normal soy tímida y me gusta ser discreta y no hacerme notar demasiado, sabes, pero cuando vas a un escenario a cantar o actuar en un set, tienes que sentirte imbuida de otro tipo de energía. Para mí, es algo completamente extraño. Y al mismo tiempo, estoy mostrando otro lado de mí. No sé si me explico (ríe) pero es así. Ha sido así siempre. Desde niña.



¿Por qué volver a trabajar con Lars?
No pude decir que no, absolutamente. De hecho, habíamos comenzado a hablar de colaborar cuando estábamos rodando Anticristo. Lars me dijo que había un personaje para mí en su siguiente proyecto, siempre y cuando yo lo quisiera. Y mira que el rodaje de Anticristo fue la experiencia más intensa en mi vida como actriz. Pero acepté. Con él sabes que lo que te espera no va a ser en absoluto como te imaginas, y esta vez no fue la excepción.

¿Cómo describirías a Claire, tu personaje? ¿Hay algo de ti en ella, o viceversa?
Claire es la hermana mayor. Es la sensata, centrada, racional. Con la familia que tiene – un padre excéntrico e irresponsable, una madre cruel y una hermana que padece depresión clínica – alguien tiene que ser “normal”, al menos lo hace por su hijo, Leo, ya que su marido, John (Kiefer Sutherland) no es exactamente una persona ordinaria. Cuando se enfrenta con una doble crisis – el colapso mental de Justine después de su boda y la inminencia de la catástrofe con el planeta Melancolía, Claire trata de mantener todo bajo control. Creo que todos hemos conocido a alguien así, que reacciona de esa manera bajo presión, incluso escabulléndose de la realidad para evadir el terror y el caos que la consumen.



¿Cambia la forma con la que te relacionas con el mundo encarnar a un personaje así?
Mientras interpretaba a Claire, veía las desde una perspectiva diferente, usando como referencia un accidente que tuve en 2007 en el que casi me mato, me asusté al revivirlo en mi mente y el personaje salió de ese miedo. Yo siempre había pensado que era una persona muy valiente y que me enfrentaría a la muerte con coraje, pero fue todo lo contrario, así pasa con Claire: el terror la domina, donde Justine mantiene una serenidad plena. La comprendo porque, cuando salí del coma, me di cuenta de lo cerca que había estado de morir, es entonces cuando empecé a asustarme de todo lo malo que podría pasarme. Ella piensa que Justine es la débil, la que no puede seguir con su vida y resulta ser que la que se asume como víctima de sus miedos, es ella y no al revés. Entendí perfectamente lo que Lars quería.

¿Y después del rodaje, cómo te sentiste?
Extrañamente, me sentí muy bien. Como exorcizada de los miedos con los que había trabajado antes. Tanto así, que decidimos, Yvan (Attal, el director de cine franco-israelí, con quien vive desde 1994 y tiene tres hijos) tener un bebé más. Así nació Joe, mi hija pequeña. Pensé que era algo que deseábamos y que reafirmaba nuestro amor a la vida. Suena raro, pero así fue. Quería embarazarme de nuevo.

¿Crees que en ocasiones sufres el peso de las expectativas, por tu linaje?
No, la verdad, no importa. Prefiero que la gente se sorprenda con... no sé. (sonríe) No sé qué espera la gente. Me siento muy afortunada por poder hacer películas que quiero hacer, y por hacer la música que quiero hacer, y por no pensar en lo que tendría que hacer para complacer a la gente. Me alegra que le guste a algunos. No me entristece que a otros no. Es como todo.

Tener éxito no parece ser una prioridad para ti.
Por supuesto que me encanta que mis películas tengan éxito, pero lo planifico. La intención no es hacer algo que disguste a la gente, pero me tiene que complacer a mí ante todo. Por completo. Sólo el hecho de que te cuestiones la forma de entender una escena ya es una lucha y algo que no puedes hacer de forma relajada, pero no importa. Lo importante es no bajar la guardia. Cada vez estoy más cómoda con mis limitaciones, mis defectillos.

Es parte de lo que te hace fuerte.
Al principio de mi carrera, sentía que tenía que ser perfecta y que no tenía mucha voz, que no era suficientemente hermosa, que nada estaba bien; pero lo cierto es que a la gente le gustan las imperfecciones. De verdad, Eso es lo que hace que un concierto o un filme, sea diferente a otro. Eso es lo que busca Lars en sus películas, imperfecciones. Ahí se encuentra la vida de verdad. Mi padre era igual, no quería algo perfecto. Siempre decía que no tomara clases de canto, para él no tenía sentido aprender a cantar de forma perfecta.

Es verdad. Son los errores lo que nos hace diferentes y únicos.
Sí, pero no seguí su consejo. Fui necia y al principio tomaba clases de canto para sentirme segura de algún modo, pero ¿ahora?, bueno, ahora me doy cuenta de que papá sabía de lo que hablaba.

¿Por qué actriz y cantante... y no maestra, o dentista, por ejemplo?
Empecé de muy joven con "Lemon incest", y luego hice mi primera película como hija de Catherine Deneuve, a los doce años. Creí que eso era todo, pero después me pidieron hacer otra película, y luego otra. Y con el tiempo vi que me gustaba mucho. Al principio, estar en un rodaje era como pasar una vacaciones maravillosas; después llegó el placer de actuar. Nunca viví ese momento en el que toda persona joven se pregunta qué hacer con su vida. Conozco muchos actores que habían luchado encarnizadamente para conseguir su primer papel y me sentí poco profesional mucho tiempo. La verdad, todavía siento que no soy una actriz de verdad ni una cantante de verdad... pero lo llevo bien, soy feliz con la idea de aprender de todo lo que hago, aunque sea un poco.


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