4 ago 2012

Carmina o revienta, de Paco León

Por Claudi Etcheverry.

Hay veces que algunas películas dan un giro en un momento y nos sorprenden. Recuerdo ahora mismo “Match point”, de Woody Allen, que transcurría como una comedia ligera hasta que de pronto vira al negro oscuro con el asesinato de aquella vecina. Estábamos en el cine con mi hijo, y me soltó una reflexión muy aguda: “Y ahora, papá... ¿Cómo va a hacer el director para salirse de ésta?”. En “Carmina o revienta” la sorpresa es de otro jaez. Uno puede creer que la cinta sea una exageración folklórica, una mirada sesgada o mordaz sobre algunos rasgos tópicos. O también puede creer que se trata de una película de trama fantástica con personajes que sean solamente figuras del imaginario colectivo.



Sin embargo, “Carmina o revienta” no es ni una cosa ni la otra. Al salir del cine, uno cae en la cuenta de que esa fantasía existe y mucho más profusamente que lo que querríamos todos. Y que además no es una película de ficción sino casi un documental sobre unas personas que viven a trompadas contra el destino que les ha tocado vivir, en unas condiciones económicas y culturales que solamente un trabajo de varias décadas haría que pudiera variar, una evolución que se interrumpió con una fractura de cuatro décadas mientras el resto de Europa seguía un proyecto de modernidad después de una guerra atroz. Es el documental sobre el divorcio de la España oficial y la España real, una fractura enorme entre el esfuerzo modernizador de la movida madrileña y los años enquistados de la España rural –dicho sin el menor desdén ni menosprecio– porque todos ellos mueven a una ternura enorme por la candidez con que viven sus miserias. Podemos pensar que es una comedia del ridículo y el sainete, o dejarnos preocupar muy sinceramente por un mensaje que se manifiesta incisivo en la línea de Torrente, pero sin ninguna bufonada.

Carmina es un tractor. Un mujerón que le echa cara, ovarios y juramentos a quien se le plante delante porque sabe que el sistema que la encorseta es tan absurdo, rígido y arbitrario como ella misma. Entonces, se planta mirando a la realidad a los ojos para ver quién es más feroz, no por chulería sino por supervivencia, la eterna picaresca española que comporta tantos y tantos recortes a la agudeza real frenando a las personas en ser únicamente listas sin permitirles llegar a ser realmente inteligentes.



Pero están ahí, y son el único capital humano de grandes áreas del territorio español, un sitio que hubiera sido otro si no se hubiera dado la amputación franquista del desarrollo europeo al sur de los Pirineos cuando dejar de pensar podía significar simplemente salvar la vida. La España rural, con todo lo que supone de atávico y de primitivo es un gesto de la desesperación, y por supuesto no de desarrollo. Una realidad kitsch y poblada de creencias y superposiciones, aseguradoras y delitos, alcohol y abandono, suciedad y esperanza. Porque si en algo somos iguales todos, absolutamente todos los seres humanos es en el deseo genuino de querer vivir mejor, aunque a algunos el medio no los deje más que medio ahogados, sumidos en un sueño insistente cuajado de esperanzas perdidas.

Carmina o revienta (nombre original).
España, 2012.
Director: Paco León.
Con Carmina Barrios, María León, Paco Casaus.

Opiniones y pareceres a c.etcheverry@coac.es

© 2012 Claudi Etcheverry, Sant Cugat del Vallès, Catalunya, Espanya-España.

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