21 jul 2012

Christopher Nolan: El Hombre detrás de Batman

El cineasta británico habla acerca del cierre de su exitosa saga basada en el Hombre Murciélago.

Miguel Cane



Christopher Nolan (Londres, 1970) es uno de los directores más particulares y polémicos del Hollywood actual. Es uno de esos hombres inescrutables y duros del cine, en la vena de Kubrick o Ford, que – a su manera – ha hecho de su trabajo una auténtica religión para millones de espectadores. Desde el inicio de su carrera, en 1997, es un obsesivo de su trabajo que disfruta siendo así. Su intensidad no sigue una línea recta, sino que sabe ser temperamental en filmes que no se parecen en nada y sin embargo tienen un sello. Admite que desde niño estuvo obsesionado con el cine y ahora, literalmente, vive de su obsesión: su debut, sin casi presupuesto, Following, es un filme redondo e inquietante. Memento lo puso en el mapa como uno de los grandes de su generación; pero la consagración le llegó con la saga de Batman, que inauguró con Batman Begins en 2005. En un respiro creó El Origen (2010), que muchos consideran su obra maestra y ahora llega con la última entrega de la saga del Hombre Murciélago; una historia oscura y estremecedora donde el superhéroe renace de su depresión.



¿Con esta película te despides definitivamente de Batman?
“Sí. Es una despedida dulce y amarga al mismo tiempo. No estaba seguro de que fuera a hacer una tercera película. Cuando me decidí a rodar la tercera parte, fue principlamente porque esta trilogía ha significado mucho para mí como realizador y con el equipo que ha estado conmigo desde el principio, hemos tratado de decir adiós de la mejor forma posible.”

La película comienza ocho años después de la anterior. Y Batman no pasa por sus mejores momentos.
“No. Se encuentra en un estado muy difícil, debilitado mental y físicamente. Cuando se encuentra por primera vez con Selina Kyle (Anne Hathaway) y descubre que le está robando, no le importa. Le da igual. Pero ella consigue reactivarlo, al hurtar las perlas de su madre. Es algo que lo sacude. Lo hace reír, lo inspira y obliga a regresar. A Bruce todos lo tratan como un fantasma y como a una especie de príncipe, sin embargo Selina lo desafía y es la horma de su zapato. Ella es su fuerza para regresar. Esa es la prncipal espina dorsal de la trama.



Habías dicho hace unos años, que quisiste contar la historia de Batman porque era un personaje emblemático, icónico. ¿Qué es un icono, según tú?
“Para mí es algo instintivo más que analítico. No se trata de tener una lista de cualidades que se le puedan encontrar. Un personaje icónico, que es la palabra que usé, deber tener debilidades, fallos, igual que los seres humanos, una falla trágica; como Hamlet, como Odiseo. Los eruditos son los críticos, como ustedes. Son quienes escriben, a quienes les toca articular las características de un buen personaje. A mí siempre me resultó fascinante y decidí que era el personaje que necesitaba para explorar ciertos aspectos del lenguaje cinematográfico que me interesaban. Te lo pongo de esta manera: sentí una responsabilidad. No es muy frecuente que tengas éxito comercial y que luego tengas algo que quieras hacer que puede entusiasmar a la gente, así que es una gran oportunidad, y la responsabilidad que sentimos en hacer lo que creímos que es la mejor película posible. Esas oportunidades para los cineastas son muy raras, y sentí mucha responsabilidad para tratar de hacer algo realmente memorable en esta ocasión.”



Llevas a tu equipo y a ti mismo al extremo para realizar tus películas. ¿Por qué correr tantos riesgos por tu arte?
“Primero tengo que decir que no sé si esto que yo hago puede ser llamado arte. A mí no me corresponde decirlo. Yo solo hago lo que sé hacer, lo que amo más profundamente. No podría hacer otra cosa, pero me sentiría muy pinche arrogante si dijera que esto es arte. Segundo, creo firmemente en la idea de exigirte tanto como puedas. ¿Por qué no? Lo único sobre lo que tengo control es sobre mi trabajo. Yo no decido las secuencias que desaparecen de una película hasta que estoy en la sala de edición con mi editor. Por eso trabajo igual con cada escena. A mí me da una enorme satisfacción construir la película desde ceros.”

Has hecho un trabajo fantástico al mantener El Caballero Oscuro Asciende en el misterio durante todo el año pasado. Todos sabíamos que se estaba filmando, quienes actúaban y que se iba a estrenar en Julio, pero nada más. ¿Cómo equilibras ese secreto con la necesidad de darle a la audiencia información suficiente para que quiera comprar un boleto?
Bueno, en verdad es difícil equilibrar el mercadeo de una película y mantenerla fresca para el público. Mis experiencias más placenteras como espectador siempre han sido el ir al cine, sentarme, que las luces se apaguen y la película se proyecte en pantalla y no sepas absolutamente nada de ella, que no conozcas cada vuelta de la trama y cada movimiento de los personajes ni lo que va a ocurrir. Quiero que una película me sorprenda y me entretenga, así que eso estamos tratando de hacer con el público. Obviamente, también tenemos que vender la película. Es un equilibrio que, creo, Warner Brothers está manejando muy bien. Supongo que en algún momento, el mantener algo en secreto conduce a su propio grado de exageración, pero no pienso en ello como un exceso de confidencialidad o clandestinidad. Creo que es algo apropiado si se hace con medida. Ya sabes, invitamos al público a que venga y nos basamos en algunas imágenes e ideas de la historia y su premisa, pero no queremos contarla toda. Creo que hoy, con mucha frecuencia, se revela demasiado de una película en su mercadeo.

¿En algún momento consideraste realizar la película en 3D?
Sí, claro, evaluamos filmarla en distintos formatos, incluyendo la tecnología 3D. Pero decidí que no teníamos el tiempo suficiente para obtener el nivel de calidad que deseaba. Pienso que la cuestión de la 3D realmente pertenece al público. Según las pruebas que hemos visto, es perfectamente posible post-convertir muy bien un filme, pero a mí no me gusta tener lentes cuando veo una película, y me gusta ver una imagen muy brillante en la que pueda sumergirme. Así que, al final, estoy muy contento de distribuir y exhibir la película en copias que se proyectarán con mucha brillantez y con la más alta calidad posible de imagen en pantalla IMAX. Eso es lo que realmente me entusiasma.

El cierre que das a la película es sorprendente, considerando toda la oscuridad de la trama: casi podríamos decir que es un desenlace esperanzador, un happy end. ¿Cómo llegaste a esa conclusión?
“A ver, había un número limitado de opciones hacia donde ir, ¿sabes? Y al mismo tiempo, una gran gama de subterfugios. Es algo que viene del cómic. El final, final, esto lo sabes, es que los personajes, ya sean héroes o antagonistas, se mueren. Mueren por alguna razón. Hamlet muere. Vito Corleone muere. Darth Vader. Ellen Ripley. Pero... también tenemos en cuenta una cosa y es que Batman es una leyenda. Es más grande incluso que Bruce Wayne. El pasar la estafeta me parece mucho más justo y sólido y creíble. Es una tradición, un legado. Y esa escena a la que aludes con Alfred, lo que profetiza... es una manera de dar al público un respiro. Durante estos ocho años le han dado su cariño a una encarnación de Batman, que es la que hace Christian Bale. La química entre él y Anne garantiza que ambos pueden ofrecerle al público eso que desean, pero que no esperan en una película de este tono. Es un poco ir a contracorriente, y también de compensar todos los aspectos. Quedamos muy satisfechos todos.”

¿Cómo ha cambiado el cine desde que empezaste a trabajar en Hollywood hace 12 años?
En cuanto a lo que se refiere a mi trabajo como director, lo que siempre digo –que puede ser muy difícil que la gente entienda- es que para mí el proceso cinematográfico siempre ha sido el mismo. Cuando estaba haciendo Following, que se rodó con mis amigos un día a la semana durante un año, conjunté la película de esa manera. Para mí, lo que hago en el estudio es ver cómo ocurren las cosas como si fuera un miembro del público, y tratar de ver “qué es la imagen que estamos fotografiando, cómo hará que avance la historia, y cuál será la siguiente imagen”. Ese es el proceso que, para mí, no ha cambiado; extrañamente siempre es similar no importa que tan grande sea la película.


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