13 nov 2010

Emma Watson y Daniel Ratcliffe ya son adultos

Estos dos jóvenes actores ingleses crecieron frente a las cámaras y han alcanzado la edad adulta, en la última entrega (partida en dos) de la saga de Harry Potter.

Miguel Cane


Daniel Radcliffe and Emma Watson in Warner Bros. Pictures' Harry Potter and the Half-Blood Prince


Aunque parece que fue ayer cuando Daniel Radcliffe (Londres, 1989) y Emma Watson (París, 1990) eran unos niñitos que aparecían por primera vez en los roles que les han dado fama internacional, lo cierto es que han transcurrido casi diez años y de las caritas infantiles ya nada queda; al estrenarse la muy anticipada primera parte de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, cinta final de la saga de las aventuras del mago adolescente y sus inseparables compañeros de clase en Hogwarts, la escuela de magia más famosa del mundo, gracias a las novelas de J.K. Rowling y las películas, que han logrado cientos de millones de dólares en taquilla y han catapultado a sus jóvenes protagonistas a un estrellato internacional, si bien ambos han conseguido mantenerse al margen de los peligros de la fama, buscando más bien llevar vidas ordinarias cuando no están dedicados a su profesión.


Emma Watson at the Hollywood premiere of Warner Brothers' Harry Potter and the Order of the Phoenix


Daniel ahora es un hombre alto y apuesto, completamente distinto a la imagen vulnerable de un principio en la serie, mientras que Emma, que ostenta un flamante corte de pelo muy radical (“estaba loca por un cambio”, comenta “siempre tuve el cabello largo, hasta hace poco”), se ha convertido en un icono de la moda, y ha sido contratada para ser la imagen juvenil de la legendaria casa Chanel.


Daniel Radcliffe at the NY premiere of Warner Bros. Pictures' Harry Potter and the Goblet of Fire


¿Qué piensan acerca de la división que se ha hecho del libro en dos películas?
Daniel: Creo que funciona, porque la primera parte es muy diferente de la segunda. La primera parte es una exploración de los personajes. Están en un ambiente totalmente distinto a lo que hemos visto antes. Cuando Jo [Rowling] estaba escribiendo el séptimo libro, me escribió, y me dijo, “estoy escribiendo las Reliquias de la Muerte y en este momento es como un viaje muy extraño,” y eso esa fue la forma que siempre pensé que sería. La segunda parte empieza como una película de acción y luego se convierte en una película de guerra, así que hay muchas fases diferentes en el libro, creo que es realmente lo que hace que la película sea aun más emocionante y diferente de las otras.

Emma ¿qué pasó por tu mente en el último día de rodaje?
Emma: Oh, fue como, “¡Dios! ¿Ya? No puedo creer que esto sea todo. No puedo creer que este día finalmente ha llegado” Es decir, empecé a filmar Harry Potter y la piedra filosofal, cuando tenía diez años de edad, así que en cierta forma, no pensaba en cuándo terminaría, ¿sabes? Pensé que no habría terminado. Simplemente, me parecía muy extraño, así que tuve que pellizcarme. Fue muy raro. Me sentí triste por un largo rato.




En todas las películas de la serie, hay secuencias de acción increíbles. ¿Qué fue lo más temerario que tuvieron que hacer en esta?
Emma: Hay una escena en la que estamos atrapados en el Banco Gringott's y Hermione tiene esta loca idea de saltar sobre el lomo de un dragón. Ella está en un balcón del segundo piso y salta por el balcón a la espalda del dragón; hacer ese truco era realmente aterrador, porque básicamente tenía que saltar- claro, que había algo en qué caer-, pero con sólo pensar en hacer el salto desde una altura así y todo eso, fue bastante aterrador ¡y emocionante!

Daniel: Para ser honesto, he olvidado un montón de escenas por completo, porque filmamos por 18 meses, y si hay algo en el trailer del primer mes del rodaje, es como, “Oh Dios me olvidé totalmente de esa escena. Supongo que ser golpeado por Ralph Fiennes [quien interpreta a Lord Voldemort] en la segunda parte fue muy exigente físicamente. Lo que me encanta de esa escena es que, es el momento que he estado esperando que ocurra durante años. Siempre he querido un momento en que la magia no sea suficiente, como intentar matar a Harry físicamente golpeándolo. Esa fue una escena difícil, quiero decir, había una gran cantidad de esfuerzo físico en la película, pero me encanta correr arriba y abajo y caer y golpearme. Todo eso es genial.




Daniel ¿Cómo podrias describir el viaje emocional de Harry y tuyo en la película, ahora que todo acaba?
Daniel: A ver... Dumbledore le deja a Harry una misión, y casi ninguna información, es una especie de trabajo – un tipo de prueba de fe. En última instancia, cada vez que Harry se encuentra en ese momento oscuro en el que piensa que es una búsqueda inútil y ni siquiera sabe por qué lo está haciendo, algo le dice que tiene que seguir adelante. En cuanto la relación con Ron y Hermione, se da cuenta de que no tiene ni idea de qué hacer. Él no tiene un plan -que acaba improvisando, y así a medida que pierden la fe en él, empieza a ser más paranoico y aislado, y supongo que más enojado. En cuanto a mis emociones personales, fue una película muy, muy larga y muy emocionante. Todos lloramos mucho. También estoy muy emocionado de ver la película, ya sabes, el viaje no ha terminado, en el sentido que la gente tiene que ver estas películas, estoy interesado en saber lo que la gente piensa. ¡Ha sido una buena parte de mi vida!
Emma: ¡Y de la mía también! ¡A mí me pasa lo mismo!




¿Hay alguna anécdota en el set que les gustaría compartir?
Emma: ¡Ay! ¡Yo tuve que besar a los dos! Pero se sintió como besar a mis hermanos. (se ríe) Quiero decir, que fue bastante malo. Definitivamente, ninguno de los dos besa mal, digo, ese no es el punto, pero sin duda fue bastante incómodo.




¿Cómo se ven después de estos 10 años, como actores y como personas?
Daniel: Nunca seré capaz de ver una escena en cualquiera de estas películas sin necesidad de conectarme a la memoria de ese día en el set, o el recuerdo de lo que estaba sucediendo en mi vida. Me voy con una riqueza de experiencia. He podido trabajar y ver y aprender, de los actores. Y el grupo más sorprendente de amigos que alguien podría desear, y no estoy solo hablando sobre el reparto. Así que muchos de mis mejores amigos están en el equipo de filmación, y éstas son las personas que veré por siempre. Me siento muy, muy afortunado.

Emma: Todo comenzó un poco como un juego y se convirtió en algo mucho más grande e importante. Creo que he aprendido muchísimo y estoy muy orgullosa.

¿Hay algún souvenir que tomaran del set?

Emma: ¡Sí!, yo tomé mi varita, y también el giratiempo, y una capa. Sólo eso. Por razones sentimentales, supongo

Daniel: Lo único que quería era las gafas. Yo no quería la varita, tampoco la escoba. En realidad terminé tomando dos pares de gafas. Tengo unas sin vidrio, fue con los que trabajé mas a menudo, debido a la cámara, así que fueron los que utilice mas, y pedí las versiones con cristales que utilicé desde la primera película. Los dos están en su lugar de honor en casa de mi madre.

Si J.K. Rowling los llamara el día de mañana y dijera: “estoy escribiendo otro libro. Me decidí a salir de mi retiro y escribir más de Harry Potter, ¿te gustaría ser la estrella de la próxima película?”, ¿qué le dirían?

Emma: ¡Oh!. No, yo no lo haría. Me siento tan satisfecha con lo que hemos hecho, que no tiene sentido. Simplemente sería raro. No sería lo mismo. Definitivamente, no.

Daniel: No, probablemente yo le diría lo mismo, ya que 10 años de nuestras vidas como Harry y Hermione, son suficientes. Creo que las películas han llegado a una conclusión perfecta y estupenda, y no hace falta más. Además, tenemos garantías de que Jo no hará eso. Nos quedamos con un gran recuerdo, pero ha llegado el momento de hacer otra cosas. De crecer por fin.


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Eraserhead / Cabeza borradora, de David Lynch

Paxton Hernández

El onirismo filicida




En Cabeza borradora (Eraserhead, EUA, 1977), impetuoso debut en largometraje de David Lynch (El alfabeto 68), el impresor industrial Henry Spencer (Jack Nance introvertido archigenial y alter ego de Lynch) asiste a una cena con los padres de su novia Mary X (Charlotte Stewart) pero apenas cortando el pollo todavía vivaracho, confesiones brotan y le encaretan al niño que ya espera desde hace 3 meses Mary X, que no es otro que el engendro chillón que anulará su libertad como soltero y su existencia.

El onirismo filicida es el delirio surrealista que invoca los miedos más profundos de un joven recién casado, a saber: el miedo a la paternidad, el miedo a la fidelidad conyugal especialmente con la amenaza de la atractiva y cachonda vecinita, y el miedo a la pérdida de aspiraciones, sueños y de la juventud, jamás recuperada (y tres divorcios más tarde del mismo Lynch lo confirman).




El onirismo filicida configura fundacionalmente las constantes narrativas y estéticas de gran parte del universo lyncheano en una ópera prima explosiva, personalísima, oblicua, a pesar de todo profundamente conmovedora y humana: en los pasillos oscuros que representan laberintos psicológicos y personalidades bifurcadas, en el escenario de teatro con la Dama en el Radiador (Laurel Near) que sólo existe en la mente, en lo grotesco como única posibilidad de acceder al goce y al éxtasis estético, en el metalenguaje narrativo aquí mismo casi biográfico que alcanzaría niveles críticos en Mulholland Dr. (Lynch, 01) e Inland Empire (Lynch, 06), en las siniestras luces de lámparas que se prenden y apagan solas, en el alucinante diseño de sonido adelantado casi 3 décadas a la invención del Home Theater, las galería de personajes fuera de serie, monstruosos.

Y desesperadamente el onirismo filicida devora los traumas propios y ajenos, a manera de un sacrificio ritual antiguo, para devolver una magna colección de imágenes aterradoras, duras, pero siempre poéticas, fascinantes y tercamente indelebles, en pos de alcanzar el delirante limbo de una pesadilla que nunca termina.


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Harry Potter y las reliquias de la muerte (Parte 1) / Harry Potter and The Deathly Hallows (Part 1), de David Yeats

Crónica de un desastre anunciado

Miguel Cane



Por fin, después de un año de anticipación y especulaciones, se estrena a nivel mundial lo que constituye la primera parte de la última entrega de la saga de Harry Potter, basada en el último libro de JK Rowling, y sin que realmente sorprenda, la película es, en su contexto, una pieza fallida dentro del universo fantástico que plantea la historia. Harry Potter y las reliquias de la muerte (Parte1) resulta agobiante, con una estructura narrativa inconsistente plagada de fallas que no hacen más que alargar, de manera innecesaria, un final anunciado y cansino.




La historia continúa con Harry y sus amigos ya bastantes creciditos y con las hormonas en ebullición. Como siempre deberán luchar contra los malos que cada vez vienen más malos. En medio de esto surgirán todo tipo de problemas que tienen los adolescentes sin importar la magia. Amores, rechazos, besos y caricias, histeria y hasta una onírica escena de sexo tiñen a Harry Potter de algunas otras temáticas que sirven para entretener a aquellos niños que se iniciaron en la saga y hoy son tan adolescentes como los propios Daniel Radcliffe o Emma Watson.




El tibio realizador David Yates nos ofrece una versión bastante deslucida y con grandes baches narrativosde lo que es, en sí, un libro indigesto. Queda claro que la necesidad de marketing concebida por los productores de estirar el final para convertirlo en dos películas le jugó completamente en contra, haciendo que -más allá de la fantasía que la historia propone- un producto final bastante disparejo, plagado de escenas recurrentes, diálogos banales y escenas injustificadas.




El penúltimo capitulo cinematográfico de Harry Potter se tiñe de un aire sexual implícito que los productores aprovecharon para explotar la juventud y la fama de Daniel Radcliffe, luego de su polémico desnudo en la obra teatral "Equus", quitándole la camisa en más de una escena y hasta en un desnudo total –aunque fuera de foco- junto a Emma Watson en una alucinada escena que nada tiene que ver con la realidad (no se aceleren, Harry no hace eso. Esta es una película “familiar”).



Visualmente, Las reliquias de la muerte (parte I) es un film sugestivo y sugerente, ya sea desde el efectismo estético como desde su construcción y atmósfera. Yates, director de batalla, sin imaginación y bastante mediocre, se pone atento y presenta los diferentes espacios y épocas históricas de manera simple y sin demasiadas explicaciones. Todo fluye rapidito y de buen modo para evitar que su público “se aburra” aunque a veces el bostezo es inevitable debido al tedio del planteamiento argumental, que demuestra ser más de lo mismo pero peor: una trama larga, rebuscada y aburrida que se podría haber contado en mucho menos tiempo y en una sola versión.




Pero como a los productores sólo les importa recaudar dinero y a los consabidos fans que la historia prosiga hasta la eternidad, la historia continuará, haciendo un desperdicio de excelentes actores ingleses en insípidos e ingratos papeles de soporte. Así que esperamos no tener sorpresas y que por fin en julio de 2011 se dé por concluida una saga que con el tiempo fue siendo cada vez más decadente, repetitiva y desastrosa. Pero la verdad que eso a quién le importa si los fans de Harry Potter van a ir a verla igual y de eso es de lo que se trata, ¿no? Estrictamente para obsesos de la saga; demás espectadores, absténganse o busquen alternativas en cartelera. Esto es sólo para los que ya vieron las otras seis y quieren más.

Harry Potter y las reliquias de la muerte (Parte 1)/Harry Potter and The Deathly Hallows (Part 1)
Con Daniel Radcliffe, Emma Watson, Rupert Grint, Ralph Fiennes, Helena Bonham-Carter, Alan Rickman, Robbie Coltrane, Jim Broadbent y Maggie Smith.
Dirige: David Yeats
Estados Unidos/Reino Unido 2010.


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Expiación, deseo y pecado / Atonement, de Joe Wright

Miguel Cane




Es el sofocante verano de 1935 en una casa palaciega en las cercanías de Londres. Briony Tallis (Saoirse Ronan), al borde de la pubertad, descubre en una tarde, de manera devastadora, cómo florece la pasión carnal en el mundo adulto y halla en sí misma el fuego incontrolable de la noción errónea de justicia, que se convierte en pecado de ira, aún en la mayor inocencia.


Saoirse Ronan in Focus Features' Atonement


Es 1940, el fragor de la Segunda Guerra Mundial se deja sentir en la capital británica, que se desmorona ante los bombardeos, los heridos que llegan del frente, el desastre de Dunquerque y el terror de un futuro que se evapora: Briony Tallis (Romola Garai) da tumbos, deslumbrada por el horror y la piedad, en busca de corregir su error de infancia.


Romola Garai , Keira Knightley and James McAvoy in Focus Features' Atonement


Es 1999: en el ocaso de su vida, la célebre escritora Briony Tallis (Vanessa Redgrave), hace su último acto de contrición por los pecados cometidos, de palabra, obra y omisión. Por su gran culpa, aún derivada de un arrebato inocente y genuino, las vidas de muchos serán trastornadas de manera irrevocable. Una palabra suya bastará para romper el frágil equilibrio, como jarrón antiguo, imposible de volver a pegar. Aún así, la expiación se buscará obtener más allá del tiempo y sus trampas, de la guerra, de la muerte y del amor.


Vanessa Redgrave in Focus Features' Atonement


Esta es a grandes rasgos, la trama de la galardonada novela de Ian McEwan Expiación, y también de la adaptación fílmica realizada por el escritor Christopher Hampton (Relaciones peligrosas) y el joven cineasta Joe Wright, que ya había dado muestra de su talento con la más reciente versión cinematográfica del clásico perenne de Jane Austen Orgullo y prejuicio.


Focus Features' Atonement


La cinta, es fiel a su origen y muestra, con una mirada aguda, subjetiva y sin cortapisas, las consecuencias del acto cometido por la pequeña, y cómo éstas afectan a su hermana mayor, la aristocrática y sensual Cecilia (Keira Knightley, muy lograda en su primer rol adulto) y a Robbie Turner (James McAvoy, que se establece como un estupendo intérprete después de su trabajo en El Último Rey de Escocia), el hijo del ama de llaves de la familia. Las circunstancias que llevan a estos personajes a confrontar tanto el amor como la infamia, se embonan cuidadosamente, como piezas de un rompecabezas de muchas perspectivas, que va atrapando al espectador.

El trabajo de las tres actrices que encarnan a Briony, es la razón principal para que esto se logre: la pequeña Ronan lleva sobre sí el peso de casi todo el primer acto y lo hace con una fuerza sorprendente para alguien tan joven, donde la Redgrave, con sólo siete minutos cruciales en pantalla, consigue, con serenidad, trascender la historia y hacer partícipe al espectador de un momento imborrable en la condición humana de su personaje.


Saoirse Ronan and director Joe Wright on the set of Focus Features' Atonement


Wright hace un trabajo notable al dirigir a su elenco y al retratar casi de manera alucinante, los mundos ficticios y reales en los que habitan – esta es la principal reflexión que hace la cinta sobre lo tangible y lo aparente-; también, en complicidad con el cinefotógrafo Seamus McGarvey, deja su rúbrica con una secuencia impresionante en una toma sostenida por casi cinco minutos, que muestra la infernal visión de la evacuación de la ciudad francesa de Dunquerque, en la derrota más grave para las tropas británicas durante la Guerra. La película es por turnos brutal, demoledora y tierna, con una belleza inescapable, música ideal (Dario Marianelli incorpora sonidos clave y los convierte en atmósfera) y un guión muy bien elaborado, que sin dejar de lado su linaje literario, da pie a una obra adulta y emotiva, que no es – en este caso- hipérbole calificar de admirable, con un sitio ganado en la cinematografía, más allá de los convencionalismos, fiel a las emociones, que no quedan indemnes, al salir de la sala.


Keira Knightley in Focus Features' Atonement


Expiación/Atonement
Con Keira Knightley, James McAvoy, Saoirse Ronan, Romola Garai, Brenda Blethyn y Vanessa Redgrave.
Dirige: Joe Wright
Reino Unido 2007


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Las curvas de esa chica: Christina Hendricks

Saltó del proverbial anonimato a la celebridad gracias a un rol en la exitosa serie de TV Mad Men, sin embargo, esta pelirroja tentación es, más allá de una belleza abrumadora, algo insólito en Hollywood: una mujer de verdad.

Miguel Cane




Es sorprendente que, en estos tiempos en que las actrices parecieran estar obsesionadas casi exclusivamente por menguar su talla y arrancarle gramos a la báscula todos los días, la alta pelirroja Christina Hendricks (Knoxville, Tennessee, 1975), haya sido nombrada la mujer más sexy del mundo, según la prestigiosa revista norteamericana Esquire. Christina, que revela sin tapujos ser una talla grande, se empeña en desmontar el canon imperante de la sílfide muerta de hambre y lo va consiguiendo. Es una de las protagonistas de la serie Mad Men, que desde su debut en 2007 se ha convertido en una de las favoritas para la crítica especializada y que también ha calado hondo entre el público de todo el mundo. En México ha estado disponible por cable desde hace tiempo y hará su debut en señal abierta por Once TV.




Sin embargo, no todo ha sido fácil para esta intérprete, que empezó literalmente desde abajo “como extra y haciendo comerciales en los que doblaban mi voz”, eventualmente el productor Joss Whedon le dio una oportunidad en sus series Angel y Firefly y desde entonces, ha tenido trabajo constante en la pantalla pequeña, hasta que su papel de Joan Holloway Harris, la manipuladora, soberbia, pero a la vez compasiva y vulnerable administradora de la agencia publicitaria Sterling Cooper, la convirtió en la chica de la que todo el mundo habla.




Desde tu punto de vista personal, ¿cómo describirías a Joan?
Creo que Joan es una mujer ambiciosa que quiere triunfar en su carrera y también obtener lo mejor posible de su vida, casarse, tener una familia, etcétera. La veo muy perfeccionista, orgullosa, tratando de mejorar día a día. Pero eso también la ha llevado a cometer terribles errores de juicio, de los que no se da el lujo de arrepentirse.

¿Dirías que Joan es una mujer adelantada a su tiempo?
Oh, yo creo que esa es una de sus mejores cualidades. Mi personaje es fuerte, inteligente, sabe de política y se mueve en su ambiente como un camaleón. Con algunos círculos es de cierta forma, especialmente con los hombres, porque sabe que puede obtener algo si hace eso. Con otras mujeres, como las secretarias, es una especie de Reina Abeja. Con Peggy, su relación es distinta. Primero la trata con rigor, como una maestra, pero ahora ya se ven una a la otra como iguales. Eso para Joan es un gran logro, porque no trata a ninguna otra figura femenina así a lo largo de la serie. Muchos opinan que Joan utiliza su sex-appeal como un arma, yo no creo que Joan sea excesivamente agresiva con ella. Tiene confianza en sí misma y los hombres responden ante su seguridad, eso es todo.




Mad Men se sitúa en los años sesenta, ¿Cómo sientes la comparación entre ambas épocas?
Aunque los '60 me parecen glamorosos y muy importantes, personalmente pienso que estamos mejor en el 2010. Dicho esto quisiera ver el regreso de ciertas formalidades sociales, como que los hombres se levanten cuando una mujer entra en una habitación. Afortunadamente mi marido (el actor Geoffrey Arend) se comporta así conmigo, es profundamente caballeroso.

Las mujeres en los años sesenta tenían curvas y una figura completa. ¿Es un alivio para ti que Joan represente esa idea?
Es un placer no ser esclava de la dieta, si no comer sanamente. La ropa que me toca vestir realza mi figura de forma sugerente y eso hace que reciba muchísima atención positiva por mi voluptuosidad. Me siento muy orgullosa de mi cuerpo y sobre todo, de que esto sirva para dar un enfoque diferente a ser una talla 14 en vez de una talla 0. ¡Ya está bien de esqueletos chic! De hecho, Matt Weiner, el creador de la serie, nos ha prohibido hacer demasiado ejercicio porque en esa época, el músculo no estaba definido y no quiere que tengamos cuerpos esculturales. Por otra parte, me ha influido de muchas otras maneras, por ejemplo, antes de empezar a grabar la serie, jamás habría pensado en ponerme una falda de tubo. Ahora disfruto mucho más con mis curvas, he crecido como mujer gracias a este personaje.




¿Cuando niña soñabas con actuar?
La actuación fue en lo que siempre soñé. Mis padres no eran ricos, aunque trabajaban mucho y yo siempre era la niña que crecía con ideas raras. Mi madre me hacía mi ropa en lugar de comprarme nueva. Me sentía diferente y en ocasiones muy sola. Me gustaba la actuación como un escape. Cuando no tienes muchos amigos, los inventas. Luego estuve en un grupo de teatro escolar. Y en otro de teatro comunitario y fue una revelación: Ahora bien, sé cómo me veo, el espejo me lo dice y eso de algún modo ayuda, Aunque a nadie le gustas por ser vanidosa, tampoco te hace popular.

¿Y ahora que eres la mujer más sexy del mundo?
¡Creo que es una exageración! La verdad eso de ser bonita es una espada de doble filo: todas querían ser diferentes y yo quería ser como ellas, no como soy. Los 90 no fueron de chicas bonitas. Si ves a las actrices que se volvieron populares en esos años eran de una belleza extraña. Creo que soy más convencional… y es algo con lo que he tenido que aprender a trabajar. Y mira, para la serie me sirvió. Supongo que es una moda que hay que agradecer y aprovechar mientras dura, pero no me obsesiona mi fisico ni mi aspecto. Me gusta ir con cara lavada si no estoy trabajando.

A la recepción del público y la crítica se suma este año una nominación al Emmy en categoría de mejor actriz dramática de la televisión. ¿Cómo ha cambiado eso tu vida?
En todos los aspectos. Sobre todo en el campo profesional. Por primera vez en mi carrera voy a reuniones con directores, con productores, con gente que está interesada en trabajar conmigo y que yo he admirado desde siempre. Es tremendo el cambio. Sobre todo porque tengo la seguridad de tener trabajo el próximo año. Mad Men ha sido un regalo.




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6 nov 2010

Anthony Hopkins y la carrera de sus sueños

Es uno de los grandes de la actuación y por fin ha logrado trabajar con Woody Allen, pero además del cine y el teatro, tiene otra gran pasión: la música.

Miguel Cane




Cuando se mencionan las palabras “primer actor” es natural que uno piense en Sir Anthony Hopkins (Port Talbot, Gales, 1937), que ha dado vida a personajes inolvidables como el monstruoso dictor Hannibal Lecter, el ex presidente estadounidense Richard M. Nixon o Mr. Stevens, el inolvidable mayordomo de Lo que queda del día, filme en el que actuó al lado de la formidable Emma Thompson. Ahora, el histrión se ha puesto en manos del legendario Woody Allen para ser uno de los protagonistas de su más reciente filme: Conocerás al hombre de tu sueños, en la que interpreta a Alfie, un londinense recién divorciado sumido en una grave crisis existencial, a la cual decide hacer frente involucrándose en una descabellada relación con una explosiva mujerzuela, interpretada por Lucy Punch.




Si bien el actor es el primero en señalar que su personaje poco o nada tiene qué ver con él, el propio Hopkins superó una crisis personal que le llevó a anunciar una retirada del cine que realmente nunca se materializó. Y aunque ha participado con ilusión esta aventura con Allen –con quien deseaba colaborar, dice, desde hace más de veinte años, “pero no conseguíamos coincidir”-, es consciente de que el mundo, y en concreto la industria que le rodea, no le entusiasma: “no me gusta Hollywood, no me gustan las fiestas y el glamour y esas cosas. ¡Basura! Cada vez es menos atractivo hacer películas por eso, ser actor hoy en día, no significa absolutamente lo mismo que cuando yo empecé en esta carrera. Hay una búsqueda de la celebridad, pero no hay casi un respeto por el esfuerzo.”




Sin embargo, hacer una película con Woody Allen es algo muy diferente, ¿cierto?
Claro. Pero es otra cosa. Es Woody Allen. Él es parte fundamental de la cultura americana, cuando Woody entra en una habitación todo el mundo se calla y se le queda mirando. Es esa figura legendaria, enfrascada en un tipo pequeño pero extremadamente divertido. Muy inteligente. No le gusta estar en la primera plana, y a mí tampoco. Pero es alguien único Cuando él me mandó el guión con una carta y tras leerlo no lo dudé en aceptar. Ya habíamos querido trabajar juntos hac años en Poderosa Afrodita, pero no pudimos coincidir. Ahora, nada iba a impedirme trabajar con él.




Ha trabajado con algunos de los más formidables directores, Robert Wise, Jonathan Demme, Steven Spielberg, Ridley Scott, Oliver Stone... ¿cómo ha sido su relación con ellos?
Te diré que nunca he soportado a los directores duros, a los que gritan. Stone es muy duro, pero nunca se pasa. Nunca te falta al respeto. Lo mismo ocurre con Spielberg. Es una cuestión de disciplina. Quisiera contar una anécdota. Un célebre director de orquesta inglés, sir Thomas Beecham, tenía fama de dictador. Pero en una charla dijo: "Nunca hay que decir a los músicos cómo deben tocar sus instrumentos; hay que dejarles hacer su trabajo". Lo fundamental es respetar la individualidad del artista. Woody hace eso. Solo tomamos cuatro tomas y ya. No te presiona, te sugiere y espera que tú, como actor, participes le des ideas. En esta película eso era algo importante porque se trataba de una comedia. Hay que tener un ritmo muy especial para hacer comedia, sabes, y es algo que habitualmente no me ofrecen, así que esa fue otra razón para aceptar.




Usted también ha dirigido un par de películas, ¿qué es lo que prefiere, dirección o actuación?
Dirigir es mucho más difícil que actuar. De hecho, actuar no representa casi un desafío para mí, salvo cuando hace poco me propusieron un papel que me pedía engordar muchos kilos. Y no quise perder la línea que tanto me cuesta guardar, mi mujer me mataría (risas). Lo cierto es que es un esfuerzo muy grade el dirigir y algo que aprendí dirigiendo es que comienzas planificando cada cosa, pero luego te das cuenta de que tienes que confiar en la capacidad de los profesionales que están a tu lado e improvisar con lo que tienes a la mano muchas veces.




¿Prefiere el cine o el teatro? ¿Qué encuentra en uno que no le da el otro?
Mira, lo cierto es que en mi profesión yo no establezco categorías. Yo no puedo explicarle a la gente cómo actúo. Simplemente, lo hago y ya. Yo no soy el público, y no trabajo pensando si lo que hago le gusta o no. La verdad es que es algo que no me importa mientras estoy trabajando. No puedes tratar de complacer a un público todo el tiempo. Eso hace que el trabajo no tenga sentido. La verdad es que si yo no actúo nunca más, el mundo va a seguir andando y no le va a importar en absoluto si trabajo o no. Si nunca más compongo una melodía, lo mismo. Ésa es la exacta medida del valor del trabajo de nosotros, los actores. Lo mismo en teatro que en cine. Da igual.

¿Prefiere su carrera como compositor y pianista?
Sí, aunque no la llamaría una carrera, porque no lo hago profesionalmente, aunque es algo con lo que he soñado alguna vez y es una de mis pasiones en la vida, hacer música. ¿Sabes? He recibido una formación musical muy extensa, y mi memoria está llena de recuerdos de melodías que escuchaba en mi niñez, en plena posguerra. En mis películas he preferido crear mi propia música a acudir a Chopin o Mozart, ¿me entiendes?. Yo soy un compositor tanto como soy actor, aunque no me dedique a ello. Componer no es parte de un ego trip delirante, sino que nace como una necesidad creativa que surgió a lo largo del proceso de mi educación profesional y sentimental.

Usted es muy celoso de su vida privada y la mantiene al margen de lo sensacionalista
Por suerte. Tengo suerte de que, como soy un viejo, a nadie le importa lo que hago con mi vida privada, no tengo basura qué airear en los tabloides y en esos blogs repelentes de chismes. Es la maledicencia, el virus de estos tiempos. Es preocupante que el mayor interés de la prensa sea la relación entre Brad [Pitt] y Angelina [Jolie]. Demasiada gente quiere pan y circo. Cuando pienso en los sacrificios de quienes como actores o como obreros tienen que luchar para sobrevivir cada día, soy consciente de lo privilegiado de mi situación. Hay que apartarse del cinismo, pues no hay mayor mediocre que el cínico y el petulante que se cree el juego de la fama y olvida de donde viene. Te diré algo, me siento muy apegado a mis orígenes. Me siento profundamente galés, con permanente nostalgia de Port Talbot. Para mi último cumpleaños quise estar con mis amigos. Vuelvo a Gales siempre que puedo. Eso es lo que representa la vida real para mí, no esas alfombras rojas que a la larga no te dejan nada.


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Conocerás al hombre de tus sueños / You'll meet a tall dark stranger, de Woody Allen

Sueños y bostezos

Miguel Cane





Algo pasa, que Woody Allen nada más no la hace desde cinco años, cuando estrenó Match Point, su última gran obra. Es como si hubiera perdido el interés y ahora sus grandes guiones ya no existieran. Su entrega anual ha sido, por decir lo menos, irregular: Si la cosa funciona, Vicky Cristina Barcelona y Scoop son pretenciosas y mediocres y sólo Cassandra´s dream se salva, si bien resultaba agobiante. Las últimas cintas del neoyorquino son francamente decepcionantes. A este grupo de cintas fallidas hay que añadir Conocerás al hombre de tus sueños.


you will meet a tall dark stranger dc Se estrena la última de Woody Allen en España


La trama gira en torno a dos matrimonios afincados en Londres: Alfie y Helena (Anthony Hopkins y Gemma Jones), que han envejecido aburriénose juntos y su hija,Sally (Naomi Watts) una treintañera licenciada en Bellas Artes, y el esposo de ésta, Roy (Josh Brolin) un escritor que pasa por una mala racha. Ambas parejas están en crisis: la primera, porque el marido ha decido darse una nueva oportunidad como si fuera un jovencito, enredándose con una explosiva mujerzuela llamada Charmaine, y la segunda, a causa de los problemas económicos y de convivencia entre los dos artistas frustrados. Todos ellos buscan solución a sus frustraciones fuera de casa, a través de relaciones extramatrimoniales que les hacen creer que su vida verdaderamente cambiará, aunque no sea del todo así. Incluso, como Helena, que al verse abandonada por su marido, encuentra consuelo en los adivinos y las predicciones más o menos fantasiosas.




Allen desarrolla está historia con un tono a medio camino entre el drama y la comedia, aunque no termine de cuajar en ninguno de los dos géneros. Los dramas de sus personajes no consiguen conmover, quizá porque en esta ocasión nos ha dibujado a un grupo humano demasiado egoísta y antipático. Asimismo, la comedia, aunque se pretenda inteligente, sólo termina siendo indiferente y sin mucha gracia. No hay apenas socarronería y las risas son escasas y aisladas. Por otra parte, la reflexión sobre los caminos de la vida que ofrece Allen resulta superficial y manida. Incluso, por si no nos hemos dado cuenta de ello, el cineasta lo verbaliza a través de un pretencioso diálogo pronunciado por Antonio Banderas, que sesea de lo lindo como “Greg Clemente” u marchante de arte que podría ser el presunto hombre 'soñado' del título.




No obstante, pese a la aburrición general y lo mecánico del desarrollo y lo banal de los diálogos, cabe destacar la excelente fotografía del grandísimo Vilmos Zsigmond y la estupenda labor de los intérpretes, donde sobresale una imparable Gemma Jones, como esa cándida abandonada que se traga el anzuelo de las predicciones de una estrafalaria vidente. Por lo demás, Conocerás al hombre de tus sueños es una decepcionante cinta que no logrará satisfacer a nadie, posiblemente ni a los fans más devotos del director norteamericano, que esta vez parecía sonámbulo.

You'll meet a tall dark stranger/Conocerás al hombre de tus sueños
Con Anthony Hopkins, Antonio Banderas, Naomi Watts, Freida Pinto, Josh Brolin, Lucy Punch y Gemma Jones.
Dirige: Woody Allen
Estados Unidos/Reino Unido 2010

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Y se hizo el Cineclub...

David Guzmán

La idea surgió casi al acercarse el final de la Maestría, cuando la mayoría externó que serían cada vez menos las ocasiones que nos encontraríamos. Sugerí entonces que nos reuniéramos a ver películas al menos una vez a la semana y estuvieron de acuerdo. Así nació uno de los proyectos que me tiene entretenido todos los miércoles seleccionando un film que considere importante deban ver, cuidando sólo una condición: que nadie lo haya visto (sólo quien esto les narra). Así, el miércoles 24 de marzo de 2010 inició la odisea de tratar de acercar a mis amigos (una media de 7 personas) al cine interesante, al cine alejado de la taquilla y con más valores artísticos que de dinero; pero sobre todo al Cine de Autor. He enfatizado esa máxima de “El Director es la Estrella” armando pósters-invitación que ante todo llevan el nombre del realizador remarcado.

Pero… ¿por dónde empezar? Estaba claro que tenía un grupo heterogéneo enfrente y al menos uno de ellos traía un bagaje interesante de películas. Los demás estaban más interesados en ‘la reunión’ que en ver ‘qué se le va a ocurrir proyectarnos a David Guzmán?’. Pero eso no causó mella en mí y me propuse ser riguroso, llevándolos de la mano de films accesibles primero para después ir incrementando el nivel con temáticas u obsesiones más complicadas de asimilar y con ello conseguir que los nombres de los Directores empezaran a retumbar en sus cabecitas creando una referencia de calidad, de temas o estilos de ver la vida y sus obsesiones.

¡Vaya labor! A la par de ser el organizador principal, de seleccionar entre el montón de películas que tengo tratando –en un inicio- de agradar a todos y que no huyeran despavoridos ante las rarezas que podría seleccionar, de enviar invitaciones por correo, de cazarlos vía telefónica solicitando confirmación, ahora también -por cuestiones técnicas- me encargo de llevar la pantalla, el proyector y hasta el reproductor a la casa elegida…

Mi pequeño público está formado por profesionales de la Ingeniería, de la Administración, Mercadólogos, Contadores y Financieros; uno de ellos viaja todos los miércoles desde Playa del Carmen a Cancún exclusivamente al Cineclub; un Cineclub que ahora puedo decir, me llena de satisfacción y aunque los pasos que estoy dando con ellos son pequeños (salvo en una ocasión hasta ahorita, soy yo quién provee los títulos), comienzan a aparecer tímidas conversaciones al final de la proyección alrededor de la cinta que se convierten en el postrecito que corona la noche.
A veces somos pocos, a veces muchos los reunidos; no ha faltado quién dice ‘No quiero pelis de terror, eh?’ u ‘Oye, para la otra tráete una romántica’ o ‘Por qué no vemos alguna de Jennifer Aniston?´ (gulp!) o mi obsesivo amigo de Playa del Carmen que sólo desea ver cosas retorcidas, complejas u obscuras que puedan escandalizar al respetable. A todos he complacido de alguna forma y en su momento, atendiendo lo que piden (a veces bajando el nivel, como lo verán más adelante, también hay que descansar de tanta rigurosidad) pero siempre llevando películas que sé no olvidarán fácilmente y que tienen un mínimo de calidad que provoque una experiencia distinta a la comercial.

Con este breve antecedente quiero iniciar una serie de posts (etiqueta nueva incluida) que les mostrarán lo que hemos visto, les contaré lo que recuerdo generó el film en su momento y echaré mano de la memoria para rescatar alguna anécdota que haya surgido a propósito de esas proyecciones.

El primer director elegido fue el británico Mike Leigh, regreso y les cuento.


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3 nov 2010

Los Cronocrímenes / Rewind, de Ignacio Vigalondo

David Guzmán

8 ideas sueltas sobre Los Cronocrímenes.

¿Cómo criticar una película que a todas luces está hecha con más amor al arte que con dinero? Tarea difícil, porque si parto de las buenas intenciones con las que está realizada, la película es casi perfecta y bajo este esquema no hay mucho que señalar o criticar.





Alabar lo original de su argumento no tendría nada de novedoso dado los premios que el film alcanzó en su corrida por el mundo y posiblemente me metería en problemas con los adeptos a la película de Nacho Vigalondo si señalara sus defectos.

Pero una charla con Miguel Cane me dio la pauta para intentar al menos comentar lo que podría mejorarse (desde mi humilde punto de vista) de contar con un mayor presupuesto; situación que ya es una realidad derivado del interés de Tom Cruise y Steven Zaillian de hollywoodizar el film español en una nueva versión cuyo estreno se espera para el 2012.

Así que, si el dinero para producirla sobra, ojalá los nuevos realizadores consideren (claro! seguramente me están leyendo) los siguientes detalles nimios susceptibles de revisar:

1. Los Cronocrímenes (2007) tiene todos los elementos para lograr algo que se llama atmósfera. Sí, esa ‘atmósfera’ que puede marcar la diferencia entre un film y otro aun partiendo de la misma historia. Las tomas en el bosque, ganarían más si la profundidad de campo fuese más amplia. Las imágenes fuera de foco que se observan a través del binocular de Héctor enchinan la piel pero es notorio que el trabajo fotográfico no es precisamente el fuerte de la película, esto supongo derivado ‘del presupuesto’.




2. El personaje principal, tiene pinta de poder colocarse en la galería de personajes oscuros más icónicos del séptimo arte. Su sola presencia y motivos son el principal gancho del film, después por supuesto, los viajes en el tiempo que siempre resultan atractivos a los seguidores de la ciencia ficción. La degradación del rostro del protagonista proyecta perfectamente la transformación y la ansiedad que experimenta Héctor por “desaparecer” al doble que ocupa su lugar. Hay sin embargo cierta ambigüedad en la emoción del espectador, pues el miedo que genera el ‘enmascarado’ en las secuencias iniciales se diluye cuando nos enteramos de quién es; sin embargo, si partimos de esa evolución de desesperación de la que está siendo presa, podrían conseguir proyectarlo más inquietante.




3. La selección de actores. Es obvio que ante la falta de recursos el director tuvo que entrarle a la actuación y Vigalondo podrá ser un talento comprobado como creador/realizador pero ‘actor’ no es. Su actuación es acartonada, sin matices y uno siente que se está viendo un trabajo de tésis. A la par de esto, siento que le hace falta una afinada al guión, hay ciertas incongruencias en la actitud de los personajes; por ejemplo: el exceso de confianza de la chica en bicicleta (Bárbara Goenaga) ante los “extraños” con los que se topa, no suena lógica. Mayores elementos narrativos tendrían que contemplarse para lograr que ella ‘haga’ lo que debe en la historia sin que pensemos: “¿quién hace eso en su sano juicio?”




4. Parte de los méritos que los fans del film le encuentran es que con poco dinero y mucho ingenio, la máquina del tiempo que vemos en pantalla cumple su cometido. Yo en cambio, desearía que en el remake que ya se prepara, la composición sea más sofisticada y las instalaciones científicas menos accesibles o con mayor misterio; todo con miras a que no se sienta una peli de serie B como en ciertos momentos percibí.

5. Todos los hilos, acertijos, bucles y misterios de la historia de alguna forma nos son resueltos, excepto uno: ¿cómo se genera el Héctor del primer viaje en el tiempo que nunca vemos? El film inicia con uno que ya está en el bosque atemorizando a una chica y otro que lo observa. Esta suerte de círculo sin fin, debe tener un inicio y no es precisamente con el que lo hace el film.




6. Más lana para reclutar a un buen compositor que elabore una banda sonora ad hoc y no se note lo precario que sí escuché en algunas secuencias. Consiguiendo al idóneo, la película puede tomar un aire de superioridad que marque la diferencia.

7. Que Tom Cruise no tome el papel principal y que se quede atrás poniendo el dinero. Ya antes desgració Abre los Ojos de Alejandro Amenábar cuando Cameron Crowe la refriteó con el título de Vanilla Sky. Está claro que al ex de la Kidman le gusta el cine español pero hay cosas que se deben enaltecer y una es el inteligente guión de Vigalondo.




8. Que Los Cronocrímenes conserve su título original o Timecrimes, que a mi me encanta. Algún día un ser superior juzgará al osado que en México tituló esta obra como “Rewind” (en clara alusión a REC de Jaumé Balagueró), que no hace más que entorpecer su identificación en las tiendas y videoclubes.

Sea pues, que Los Cronocrímenes alcance un nivel superior en la re-hechura; la historia se lo merece y estoy seguro que los fans de esta obra, así como Héctor -el protagonista de esta insólita película-, se multiplicarán.

...soñar no cuesta nada.


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