29 jul 2009

Terminator: la salvación / Terminator Salvation, de McG

Cinema chatarra

Miguel Cane




Para quienes tienen devoción por el cine, es claro que Hollywood tiene un problema. La meca del cine ya no sabe crear un cine que atrape la imaginación. Esto no es nuevo, ha quedado patente que la mayoría de nuevas franquicias o se estrellan antes de despegar (como La Brújula Dorada), o terminan echando a perder un comienzo digno (Harry Potter)

Esto se ha visto empeorado por una nueva tendencia. Como ya no se crean sagas de éxito, se echa mano de otras que sí lo tuvieron y se arruinan sin remedio. Es así que títulos casi legendarios, cuya fama es tal que incluso décadas después de su estreno, se les puede seguir sacando rendimiento económico, se convierten en pasto del cinema chatarra: he ahí las vergonzosas continuaciones de series memorables como Indiana Jones, La Guerra de las Galaxias, o Alien. Se les altera y reconstruye, sin ningún respeto, a la exigencia del mercado, dirigido al adolescente estadounidense, por lo regular de atención deficiente y sin gusto aparente.

El turno este año ha sido para Terminator. He aquí la gran oportunidad de explorar lo que Cameron insinuaba en sus películas. Un futuro oscuro, siniestro y abominable, en el que una humanidad intenta sobrevivir al dominio de las máquinas. Pero esta cuarta parte, además de no cumplir con las expectativas creadas y no estar ni de lejos a la altura de las dos primeras partes, desperdicia a su elenco (encabezado por el siempre capaz Christian Bale, que aquí se ve confuso y molesto, donde Helena Bonham-Carter y Bryce Dallas Howard lucen desesperadas) esto, junto con la total carencia de estilo en la dirección de McG, termina por demostrar que Terminator Salvation no cuenta nada. Absolutamente nada. Es un mero viaje en montaña rusa.




¿Es divertido? Sin duda. ¿Es atractivo? Claro. ¿Es interesante? ¡Para nada! Si el cine de acción es mero derroche de pirotecnia en efectos sin ninguna sustancia, entonces Terminator Salvation merece todos los halagos. Si el cine realmente se trata de narrar historias que envuelvan al espectador y lo estremezcan tanto como lo entretienen, y tal vez algo más, entonces estamos ante un problema grave. ¿Será, acaso, que los guionistas no sirven para nada? ¿Será que nadie con ideas frescas está listo para sustituirlos?





Mucho se critica la falta de ideas en Hollywood y el nulo talento de sus guionistas, pero seamos más objetivos: no son malos (todos) los guiones que se escriben. Son (en el caso de numerosas superproducciones) espantosamente malos los guiones que se producen. Esos que las grandes (y no tan grandes) compañías alteran y confeccionan con base en una misma fórmula, ante el terror absoluto de no gustar, de no caer bien al público encabezado por el teenager que quiere explosiones, sexo y chistoretes baratos (¡y chicas con atributos!), y por lo mismo no poder venderse. Eso es lo que nos está llevando a las carteleras películas chatarra.

¿Es malo que el cine venda? Obviamente, no. Todo lo contrario. Pero lo que se está probando como contraproducente a largo plazo, es que el cine se venda a cualquier precio. Lo que inquieta, es que tal vez tenga razón James Cameron en lo profetizado hace algunos años, con esta misma serie: el futuro siempre es peor.

Terminador Salvation
Con Christian Bale, Bryce Dallas Howard, Blood Moongood y Helena Bonham Carter
Dirige: McG
Estados Unidos 2009.

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28 jul 2009

El garabato, de Adolfo Martínez Solares & Adolfo Martínez Orzynski

Paxton Hernández

La farsa metapolítica
Basada en una formidable adaptación del ya legendario Vicente Leñero, sobre la novela homónima suya, El garabato (México, 2008) del director de cine popular ochentero de la vieja guardia Adolfo Martínez Solares & su hijo Adolfo Martínez Orzynski, es todo lo que Sultanes del sur no es. Un entretenido, vertiginoso, ligero, ridículo, divertido y hasta sexy thriller fársico pos-hitchcockiano, que incluso se permite el lujo de disparar ciertos metacomentarios sobre la política nacional, pasada, presente y futura.

De trama inenarrable, todo comienza cuando el joven provinciano babas Rodolfo (Juan Pablo Medina aguantando con dignidad su primer protagónico) se liga en olímpico acostón a la gringa fronteriza con depto de lujo en Santa Fe Frida (Tania Robledo buenérrima y ultrasexy), quien está siendo perseguida por políticos tijuanenses de la peor calaña. Al involucrarse con ella, Rodolfo queda en el centro de la intriga política.

Lo sorprendente de una cinta así es que, a pesar de su trama irresumible, el espectador nunca es dejado a la deriva ni en confusión, gracias a la puesta en escena 100% eficaz, 100% de la Vieja Guardia pero por ello más humilde, de padre e hijo Martínez. Mucho ayuda también la excelente factura técnica con la que fue realizada, ajena a esas tendencias estéticas acomplejadas de retratar todo en la oscuridad más pinche y con el menor número de colores.

Padre & hijo hacen gala de una dirección visual y de actores, firme, contundente con algunas exquisitices formales como esos planos sostenidos o aquel plano-secuencia en la oficina de campaña del góber carita y casado con millonaria hija de papi-dueño de Latinoamérica, que va por la Presidencia de la República.


El cocktail intriga política + sexo ultraliberal aquí resulta explosivo, y es visto sin mojigaterías ni hipocresía. Como en pocas cintas mexicanas esos fajes y acostones son gozadores, febriles, nada recatados ni tímidos, hasta liberadores, como el de Rodolfo con Frida, Rodolfo con la novia-que-se-estaba-guardando-para-la-boda o el del góber con su "asistente" que planea el chantaje videograbando esas "horas extra" en "capacitación intensiva".

El garabato o la rocambolesca y fascinante "farsa política para un país de farsa" como lo es México.


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27 jul 2009

Bryce Dallas Howard: talento por herencia

Es hija de un cineasta, nieta de actores, y ha demostrado su talento en una breve pero notable carrera, que alterna con una maternidad nuevecita, recién descubierta.

Miguel Cane

Bryce Dallas Howard 2005 Toronto Film Festival


Pelirroja natural, vivaz, sonriente, la primogénita del cineasta Ron Howard (Frost vs. Nixon, Ángeles y Demonios), se incorpora a la escena de películas veraniegas en el rol clave de Kate, la esposa de John Connor (Christian Bale), el líder rebelde contra las máquinas en la cuarta película de la saga Terminator. Pese a su juventud (26 años) Bryce ya fue nominada a un Globo de Oro por As You Like It, y ha aparecido en filmes como The Loss of a Teardrop Diamond – basado en una obra de Tennessee Williams-, Spider-Man 3 (como la trágica Gwen Stacy), La dama en el agua y La Aldea (ambas para M. Night Shyamalan) y Manderlay, a las órdenes de Lars Von Trier. Y como lo que se hereda, no se hurta, hizo su debut como directora en 2006 con el corto Orchids.

¿Cómo te acercaste a este personaje?
Fue interesante. Kate es una hija de la Armada. Su padre estuvo en el ejército y por esta razón me parece que ella puede entender la carga que lleva a cuestas una persona que ocupa un puesto semejante. Por ello, ella es la compañera ideal para John Connor. Ella comprende lo que significa sacrificarse. Asimismo es muy inteligente y práctica, y tiene una gran capacidad para manejar la pérdida. Ella es doctora; es la segunda de abordo en la Resistencia y tiene siete meses de embarazo – una auténtica metáfora del esfuerzo realizado a fin de crear un futuro.

Bryce Dallas Howard 2005 Toronto Film Festival


¿Qué tan sombrío es el mundo en el que estos personajes viven?
Es muy oscuro y sombrío. Ésta es en realidad una historia acerca de la guerra. En las tres últimas películas, pudimos atestiguar el alto grado de devastación que un solo Terminator puede ocasionar, así que ya te imaginarás lo que puede pasar con millones de ellos dispersos por todo el planeta. Por esa razón esta nueva cinta requiere de semejante intensidad y de semejante lobreguez. Mi personaje está involucrado en la acción, a pesar del embarazo. Todos querían que mostrara una cierta responsabilidad, aunque Kate está embarazada y lleva un arma de fuego, pero así es el mundo que habitan. Tenemos que ir armados, tenemos que proteger nuestra propia integridad. En la cinta aparece una niña de siete años y en su primera escena ella también porta un arma.

Esta fue una producción maratónica. ¿Cómo podrías describir el ambiente en el set?
Todo mundo colaboró por igual. McG sabía muy bien qué clase de historia quería contar, así que decidió comunicarnos sus propósitos desde el principio. Él tiene los pies en la tierra, y su claridad espoleó la colaboración del resto del equipo. McG sabe lo que quiere, pero no por ello se rehúsa a escuchar las opiniones de los demás. Todos nos divertimos mucho, y el ambiente era realmente festivo. Estoy orgullosa de la cinta, y muy emocionada, aunque aún no he visto la edición final. Obtuve esta maravillosa oportunidad en el momento menos esperado y por ello me ilusioné muchísimo con mi papel.

¿Cuál es, según tú, el tema principal de la cinta?
Me parece que gira en torno de la capacidad de elección y de la responsabilidad. Hay algunos giros psicológicos aquí y allá, y los personajes deben encarar sus decisiones - buenas o malas – en todo momento, pero su libertad es poco clara, así que la elección correcta es muy difícil de ver. Me parece que, temáticamente, esto gira en torno al hecho de que todo mundo debe tomar una decisión en la que se pone en juego la existencia misma, aunque la manera de proceder no resulte ni obvia ni clara. La pregunta que debemos responder es la siguiente: ¿Qué es lo que está en juego? ¿Qué pasa cuando elegimos equivocadamente? Todo esto tiene que ver con cómo creamos nuestro propio futuro.

Bryce Dallas Howard at the Hollywood premiere of Universal Pictures' Friday Night Lights


¿Se te dan las escenas de acción?
Hay algunas escenas realmente grandiosas. Los saltos desde helicópteros, la ayuda proporcionada para la salvación de la gente, cosas por el estilo. (Ríe) No quiero describir las circunstancias reales pero algunas de mis escenas de acción involucran a una humanidad que peligra. Mi personaje tiene un puesto muy importante y su trabajo es esencial para asegurar la supervivencia de la humanidad. Eso lo garantizo.

Supongo que ya estabas familiarizada con la saga de Terminator…
Por supuesto. Desde muy chica era fanática acérrima. Asimismo, siempre me ha fascinado la noción del Apocalipsis. Puede que suene raro, pero he leído todas las predicciones mayas, que me parecen interesantes y terroríficas al mismo tiempo. Creo que esta filmación me sirvió para elaborar y exorcizar todas estas ansiedades. Los personajes tienen hijos; están inmersos en una guerra, pero a pesar de todo esto, se aferran a su humanidad. Este proceso ha sido muy saludable y positivo para mí. Ser parte de esta franquicia me parece realmente extraño porque siempre he adorado las cintas anteriores. Recuerdo que al final de la tercera parte me pregunté si cabría la posibilidad de un cuarto episodio e intentaba imaginar lo que podría ocurrir en la historia. Me parece extraordinario poder ser parte de esta asombrosa serie que tanto amo, pero me asombra aún más el hecho de haber compartido el set con Christian Bale, un profesional consumado. Él es un actor brillante que, como todo mundo sabe, se toma muy en serio su trabajo.

A lo largo de la cinta interpretas a una mujer embarazada. ¿Dirías que el hecho de que tú misma seas madre ayudó a dar realismo a tu papel?
Definitivamente, porque lo más grandioso fue poder comprender tanto a Kate como a los procesos de su embarazo. Resultó muy cómodo para mí - incluso la barriga hinchada. Tras bambalinas solía acariciar mi barriga y preguntarme, ‘¿Acaso esto es real?’, porque hace tan solo un año que pasé por lo mismo. (Sonríe) Y entre tomas, pasaba tiempo con mi bebé.

Bryce Dallas Howard at the Hollywood premiere of Warner Bros. Pictures' Constantine


¿Cómo fue tu experiencia al trabajar con Christian Bale?
Christian es increíble. Durante la filmación siempre estuvo ahí, proporcionando ayuda. Y yo podía ir y tocar a su puerta si lo que deseaba era un poco de apoyo. Yo le decía, ‘Oye, no entiendo esta parte. ¿Tú qué opinas? ¿Podrías explicármela?’ Él se lo tomaba todo muy en serio y así podíamos ponernos a discutir el guión. Trabajar con él es bastante sencillo. Repasamos las partes una y otra vez, porque sólo así lograba sentirme más cómoda. Al final, cuando las cámaras comenzaron a rodar, el desempeño de Christian se tornó eléctrico y maravilloso. Siempre estuvo conmigo, dándolo todo. Su presencia masiva me compelió a no flaquear un instante y a estar siempre ahí. Sentí realmente que con esta cinta mi deber estribaba en estar a la altura de las circunstancias. Sólo espero haberlo logrado.

¿Le has pedido consejo a tu padre a la hora de escoger sus papeles?
No, ya no. Ahora simplemente les dije: Trabajaré en la filmación de Terminator y él me dijo, ‘Oh, qué bien, cariño’. Le pareció genial. Mi padre me pide que le cuente todo, para no tener que enterarse a través de la revistas. Me encanta hablar acerca de cine con mi familia, pero no necesariamente acerca de nuestras carreras. En realidad, las charlas siempre giran en torno a nuestro amor por la cinematografía.

¿Dirías que el amor por el cine y la interpretación, te vienen en herencia genética?
Creo que de alguna manera, sé lo que estar en un set implica, pero también conozco los detalles de este negocio. De esta forma logré colarme en algunas audiciones para las que jamás hubiera sido llamada. Quiero decir que la gente sentía curiosidad por mí. Pero la familia que tengo no se traduce necesariamente en trabajo seguro. Si yo me encargara de la selección de elencos, jamás llamaría a una persona tan solo porque es el hijo o la hija de alguien famoso o talentoso. Pero me parece que, en general, mi condición sí ha sido ventajosa. Muchos de mis amigos son brillantes, y les va de maravilla, pero para algunos, sus primeras veces en el set constituyeron un auténtico desafío, porque en realidad no contaban con ninguna clase de entrenamiento. Me siento muy afortunada porque en el set me siento como en casa.

Dirigiste un cortometraje hace unos años. ¿Consideras esto una posibilidad en el futuro de tu carrera?
Me gustaría mucho poder escribir y dirigir mis propias películas algún día, pero siempre me ha parecido que todas esas actividades deberían ser orgánicas y espontáneas. Por ahora sólo puedo hacer un gran esfuerzo y prepararme lo mejor que pueda. Y así, si un buen día alguien se muere de ganas de que yo dirija un proyecto que me parezca bueno y apropiado, lo haré. Si esto no ocurre, no forzaré las cosas. No tengo que hacer algo que no me parezca natural. Ya veremos qué sucede más adelante.


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23 jul 2009

Rescate del tren 123 / The Taking of Pelhalm 123, de Tony Scott

Tren perdido

Miguel Cane




El retorno de John Travolta al género de la acción, se da en un remake de la que dirigiera Joseph Sargent 1974 y que no aporta nada nuevo al género, por desgracia. Walter Garber (Denzel Washington) es un controlador de líneas de metro de la ciudad de Nueva York, que lucha contra un despiadado secuestrador, Ryder (Travolta, de malo, con mostacho de Charles Bronson, para que se la crean) por mantener a salvo a los pasajeros que este último ha tomado como rehenes. James Gandolfini y John Turturro completan este reparto plagado de incondicionales de la acción y de los contratos millonarios. 100 millones de presupuesto para que Tony Scott cumpla con una misión: obtener éxito comercial.

Lástima que para hacerlo, recurra a efectos aburridos y sin gracia que no aportan nada significativo a la película. ¿Por qué no le dice nada su hermano Ridley? Este director siempre se ha caracterizado por fomentar la forma olvidándose del contenido (su debut de 1983, el melodrama vampírico-gótico El Ansia / The Hunger, con la Deneuve como el monstruo más bello del mundo, es un glorioso ejemplo de esto y le funcionó muy bien). Lo malo de esto, es que aun siendo cine “palomero” no presenta la calidad de otras grandes producciones.

Además, mediante esa obsesión por lo pintoresco detrás de la pantalla, las escenas pierden sincronía y dejan de envolver al espectador pues el elemento que debe desaparecer durante la experiencia cinematográfica, la cámara, aparece una y otra vez, recordando de esta manera al espectador, que sí, que estamos viendo una película, que nada de esta angustiosa situación es real y así es imposible creer en lo que estás viendo, no puede uno “meterse” en una historia donde se rompe una y otra vez el espacio escénico, esa atmósfera que se consigue al intercalar los primeros planos con los planos generales.


La cámara debe ser protagonista invisible de la película, debe desaparecer si lo que se pretende es realizar un producto para entretener. Los actores son buenos y competentes, pero no dan más de lo ya dado: Travolta mantiene el estilo adquirido en la Pulp fiction de Tarantino, estructura de villano frio e inteligente, que no transmite nada, mientras que el siempre confiable Washington en su línea de héroe no presenta demasiados cambios con respecto a papeles ya desempeñados en este tipo de rol. Es cierto que entre ambos generan cierta tensión cinematográfica, ya que aunque no se ven las caras, sí que podemos decir, que de alguna manera hay una especie de duelo interpretativo.


A lo dicho podemos sumarle detalles fotográficos relacionados con el color. Los contrastes establecidos en las escenas de dentro del túnel y las que se desarrollan en el exterior aumentan considerablemente la sensación de claustrofobia y agonía en el entorno donde se produce la acción. En suma, los elementos funcionan, pero la realización no; será acaso la sensación de estar ante un producto mecánico, sin pasión ni interés, lo que deviene en la sensación de entrar al cine, desconectarse durante hora y media y salir como al principio, sólo que habiendo tirado el precio de un boleto a la basura, lo cuál, considerando al talento involucrado, es una verdadera lástima.

Rescate del tren 123 / The Taking of Pelhalm 123
Con Denzel Washington, John Travolta y James Gandolfini
Dirige: Tony Scott
Estados Unidos 2009



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21 jul 2009

Denzel Washington, de carne y hueso

Es uno de los más célebres intérpretes de su generación. No obstante, para él la fama no tiene ninguna importancia, permitiéndole hacer exactamente lo que le gusta.

Miguel Cane



A Denzel Washington, ganador de dos premios de la Academia y reconocido alrededor del mundo, no le gusta la fama. Pese a ser uno de los rostros más célebres de Hollywood, prefiere mantener un perfil más bien bajo, haciendo pocas películas – casi todas ellas con directores con quienes ha trabajado con anterioridad- y dedicándose a hacer cosas que “le interesan más” como dirigir (tiene dos películas en su carrera: Antwone Fisher y The Great Debaters) y estar con su familia. Su encuentro con la prensa para promover Asalto al tren, la nueva cinta de Tony Scott, en la que comparte créditos con John Travolta, es en sí, algo raro. Se muestra cordial, aunque con algunos medios es un poco distante y muy estricto en la regla de no hablar casi de su vida personal “mi vida no tiene nada que le interese a nadie, en realidad y soy respetuoso de la privacidad de los míos.”

Usted suele interpretar a los héroes de las películas. ¿Le gusta sentirse así, o será que poder ser un villano es más divertido?
Lo cierto es que me da igual (risas). No lo pienso mucho, la verdad. Todo depende de tener un buen guión, una buena historia. En Hollywood tienen la tendencia a encasillarte en un determinado papel; por ejemplo, después de Día de Entrenamiento [Oscar en el año 2000] me llegaron un montón de ofertas para interpretar a policías malos y corruptos, y a todas les dije que no.

Muchos colegas suyos sostienen que los papeles de villano son más interesantes.
Lo cual es verdad. Bueno, te permite hacer un poco lo que quieras. Todo el mundo quiere ser malo, todos tenemos ese lado oscuro. Es más divertido. Voy a confesarte algo: el segundo día de rodaje, yo ya quería hacer el papel de John Travolta (risas).

¿Cómo elige sus proyectos? Repite con asiduidad con un puñado de directores. ¿Le dan confianza?
En efecto. Tengo una gran afinidad con ellos, por supuesto. He trabajado cuatro veces con Tony, una con su hermano Ridley, cuatro veces con Spike (Lee), tres con Ed Zwick, dos con Jonathan Demme. Es fundamental estar cómodo mientras trabajas para que el resultado sea bueno, tienes que sentir que estás en buenas manos. ¡Y es Tony el que me llama, no yo a él! Lo cierto es que nos entendemos bien y trabajar juntos es algo estupendo.


Durante prácticamente la mitad de esta película no hay una confrontación entre Walter Garber y su oponente. ¿Resultó esto especialmente complicado a la hora de desarrollar al personaje?
No, porque John y yo hablábamos mucho más. Cuando trabajas mano a mano con otro actor ruedas tu escena y te vas; en este caso, sobre todo cuando yo estaba fuera de plano, me quedaba delante de mi micrófono y charlábamos, cantábamos canciones… Creo que llegué a conocerle incluso mejor que si estuviésemos juntos. Además, John es muy agradable, muy simpático. Un hombre excepcional en muchos aspectos.

Pronto cumplirá tres décadas – se dice fácil- dedicándose a esta profesión. ¿Qué cree que ha cambiado en el Hollywood actual, y hacia dónde supone que se dirige? Creo que cuando grandes compañías compraron los estudios, Sony, AOL, etc, a principios de los 90, la presión aumentó sobre los propios estudios, lo que deriva en que ahora tienen que pensar más en el dinero. Las empresas quieren obtener un rendimiento por compromiso con sus accionistas, y hay ocasiones en las que pretenden más de lo que realmente se puede producir. Pasa lo mismo en tu profesión; en Estados Unidos hay algunos medios como el Washington Post que siguen siendo independientes, pero recuerdo haber leído que cuando comenzó a cotizar en Bolsa sus márgenes de beneficio debían ampliarse. Es una presión tremenda, que genera situaciones imposibles. Imagino que la mayoría de los estudios preferirían ser independientes, claro.



¿Y cómo afecta esta situación su carrera, específicamente?
Principalmente afecta al material que recibes como actor. Ahora, desde que los adolescentes son el barómetro que rige la industria, hay montones de secuelas tipo Transformers 2, Harry Potter 6, American lo que sea parte 97, etcétera. Entiendo la parte de negocio y mi responsabilidad en ese sentido, porque cuanto más cuesta una película más dinero debe generar; pero los personajes no suelen estar ya tan desarrollados como antes, y tienes que volcar tu propia voluntad para hacer cada papel más interesante. A mí me gusta hacer cine para adultos. A Tony le gusta trabajar conmigo, y a mí me encanta ponerme a sus órdenes porque hace películas de acción, pero están basadas en personajes y son para un público con un criterio más amplio, aunque sin desdeñar la acción o el entretenimiento.

Usted es director. En 2007 se presentó su segundo filme, The Great Debaters, basada en una hostoria real. ¿Cómo selecciona qué proyectos le interesan para aventurarse detrás de las cámaras? Es de suponer que en cierta forma es una buena vía de escape y una manera de expresarse.
Desde luego. La primera película que dirigí fue Antwone Fisher y lo hice porque estaba cansado de actuar; mi segunda experiencia como director llegó porque estaba cansado de actuar (risas); y mi tercera experiencia (risas)… En serio, me gusta estar detrás de la cámara, es un desafío, algo muy excitante y que da un poco de miedo. Trabajo más duro, eso sí. La verdad es que yo no me crié pensando que iba a ser actor, quería ser jugador de fútbol. En fútbol trabajas en equipo, y así hago las cosas como actor o director; nunca, incluso ahora, pensé que yo sería la estrella, que centraría la atención de la gente. Disfruto viendo el éxito en los demás, y dirigir me permite ese lujo.

Pero una carrera como la suya, supone un importante grado de presión en el sentido de que cada propuesta tiene que mantenerse en línea con el resto…
Hay presión, claro, pero son dos campos distintos. Como director hago películas pequeñas, con presupuestos más modestos, porque el propio tema marca que el rendimiento comercial va a ser más limitado. Tengo que ser responsable, lógicamente. Si te presto dinero, quiero recuperarlo. Sí, hay una cierta presión, es inevitable. Ya lo dije, esto es un negocio y hay que seguir a veces sus reglas.

¿Está pensado ya en su tercera película?
Sí. Pero no te puedo revelar nada al respecto, sólo que puede que vea la luz a lo largo del próximo año o en 2011.

¿Tendrá algún consejo para quienes empiezan ahora?
Rezar y estudiar. No perder la fe en sí mismos. Especialmente estudiar. Mi hija menor tiene ocho años y quiere ser actriz. Me acompañó a presentar el Premio a la Mejor Película en los MTV Awards; la convencí para que subiera conmigo al escenario, y lo hizo muy bien. Al día siguiente teníamos llamadas de tres representantes que la querían para programas televisivos. Me negué, por supuesto; ahora mismo, la naturaleza de este negocio tiene más que ver con ser conocido que con tener talento. Y yo no creo en eso. Si quieres algo, tienes que luchar por ello. De otro modo, es algo que nunca valorarás.

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15 jul 2009

Harry Potter y el misterio del príncipe / Harry Potter and the half-blood prince, de David Yates

Jovenes magos enamorados

Miguel Cane




Esta es la sexta ocasión en que el mago adolescente vuelve a la pantalla – con el éxito de taquilla asegurado- y ahora se deja ver no solo como un alumno de Hogwarts que se relaciona con sus compañeros; ahora es un adolescente enamorado que, además descubre el sendero a su destino manifiesto.

El misterio del príncipe, sexta de la saga, es una película de transición, que los seguidores de la serie iniciada en 2001 están obligados a ver pero que no pasa nada si esperan a que salga en DVD – que seguramente será en Navidad-. Los más recalcitrantes fans de Miss Rowling y sus buenos muchachos mágicos seguramente se sentirán algo defraudados por la ausencia de muchos pasajes del libro que ciertamente considerarían importantes, pero son dos horas y media de película y tampoco es cuestión de secuestrar a los espectadores durante toda la tarde. El reparto es el tradicional y las actuaciones van en secuencia, por lo que no hay grandes novedades en lo que al tema se refiere: de hecho, la sensación de 'esto ya lo vi antes' permea la película desde su inicio.




No hay ni nuevos y fulminantes encantamientos, ni extrañas criaturas, ni aparatos estrambóticos. Todo en Hogwarts sigue como siempre ha sido: Harry está en el centro de algo (amén de descubrir el amor donde uno menos se imaginaría). Hermione y Ron tienen lo suyito, incluyendo escenas de celos por culpa de una tal Lavender Brown, y por supuesto, hay cosas que nunca cambian: la voz de Maggie Smith como Minerva MacGonagall, el hecho irrefutable de que Draco Marfoy es un tramposo, Snape haciéndole la vida imposible a los chicos y Voldemort está detrás de todo lo malo que pueda pasar incluyendo un ataque al puente Millenium, pero ni aparece ni se hace notar demasiado (como en las entregas anteriores). Todas sus maldades se las deja a sus secuaces, que tampoco son para tanto (Helena Bonham-Carter sobreactúa con total abandono). Sólo hay un nuevo profesor, Horace Slughorn (el gran Jim Broadbent), y mucho recuerdo de lo que el joven Tom Riddle hizo en la escuela. Lo de que nadie lo viera venir como el futuro Lord Voldemort, con esa mirada malévola que tenía ya desde su más tierna infancia, es uno de los varios detalles 'flojos' de este guion, que se enfoca más en escenas muy divertidas -fruto de diversas pociones que dan resultados inesperados- y, sobre todo, vuelve el quidditch, aunque esta vez la estrella del equipo no será Harry.



Lo mejor de esta película es que sabemos que después llegará el final en dos partes (sí, es cruel pero tienen que hacer taquilla, qué se le va a hacer) y es de esperar que haya guardado toda la dinamita para un final apoteósico. A ver si es cierto; ya que en esta ocasión, Harry y compañía aprueban el curso, pero sin nota sobresaliente que reportar.

Harry Potter y el misterio del príncipe / Harry Potter and the half-blood prince
Con: Daniel Radcliffe, Michael Gambon, Emma Watson, Jim Broadbent y Helena Bonham-Carter
Reino Unido/Estados Unidos 2009.


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13 jul 2009

Daniel Radcliffe: retrato del mago adolescente

Harry Potter lo convirtió en una superestrella pero este joven es mucho más que una promesa, es ya una realidad.

Miguel Cane



Este verano es muy importante en la vida de Daniel Radcliffe. Se estrena Harry Potter y el Misterio del Príncipe, la sexta de las ocho películas planeadas sobre el mago más famoso de la historia (¡olvídense de Merlín, ya no está en onda!). Y, además, también cumple 20 años, con las consiguientes ganas de poder salir de noche ya como adulto. Simpático y vivaz, de 1.75 y muy educado, Daniel prácticamente se ha ido haciendo adulto en las pantallas y ante los ojos del mundo entero: poco o más bien nada queda de ese pequeño niño que apareció en 2001 en la primera cinta de lo que es hoy la saga más éxito que hay en la historia del cine.

Aunque Potter es lo que le da de comer, Radcliffe no se toma su trabajo con excesiva seriedad, y no espera que todo el mundo conozca cada detalle de los libros o las películas de Harry Potter. “Yo mismo acabo por mezclarlas todas” (ríe) “Hay gente que se me ha acercado para decirme que lo sienten, pero que no les gustan los libros. Bueno, el caso es que yo no los escribí, y estoy convencido de que a Jo (la autora J.K. Rowling) le da igual. Hay mucha gente a la que sí le gustan.”

Lo que sí se toma Radcliffe en serio es la música. Es fan de The Killers y comenta que Radiohead, Björk y Morrissey también son sus preferidos, igual que Belle & Sebastian, y St. Vincent (cuyo nuevo álbum Actor suena constantemente en su iPod). Sus gustos musicales no marcan el único contraste con el personaje al que le debe su fama. Hace un par de años causó controversia al aparecer desnudo en la obra Equus, de Peter Shaffer, rompiendo el molde de su imagen de maguito dulce y gentil.


¿Fue un parteaguas haber hecho un personaje tan controversial al lanzarte como actor de teatro?
Sí, creo que fue muy bueno poder hacer eso. Un papel así te abre muchas posibilidades de demostrar que puedes hacer mucho más que sólo ser un personaje. Me gustó mucho hacerlo.

¿Te sentiste como adulto, profesionalmente hablando?
Y personalmente también. Ya soy un adulto. No me malinterpreten, me encanta Harry, pero es muy satisfactorio hacer otros personajes y probar mis propios límites.

¿Qué dirías que es lo que hace de Harry un personaje tan popular?
La verdad es que no lo sé, es algo que todavia hoy me sorprende. Yo comencé a hacer de Harry a los 11 años, que es la edad promedio de los fans que se acercan a la serie por primera vez. En ese entonces pensaba que era por la magia y por el saber que eres un niño especial. Ahora pienso que es por que puedes crecer, que puedes aprender de tu poder interior. No lo sé. Creo que Harry es un personaje que inspira ilusiones y eso es algo que importa mucho, y eso hace que le guste a la gente.

¿La gente te llama Harry sin querer?
¿Sin querer? No, a propósito. Dios, me pasaba siempre en el colegio. Cuando pasa en la calle y no me hablan a mí si no a un Harry de verdad, no puedo evitar responder un poco, lo cual es bastante embarazoso. Pero nunca en un momento privado. Sólo con los fans (Ríe).

Tienes tres A-levels (equivalente británico a la preparatoria), en Filosofía, Literatura Inglesa e Historia. ¿Vas a seguir estudiando, buscar un título académico?
Creo que si no lo hago, me sentiría como un estúpido. Yo sigo estudiando. Escribo poesía, leo clásicos. Soy un estudiante bastante convencional, hasta eso. Creo que es importante separar ambas vertientes de mi vida y claro que quiero un título. Aunque sea solo para enmarcarlo... (ríe)


¿Cómo son las groupies de Harry Potter? ¿Hay muchas chicas que buscan acercarse a ti? Supongo que es un poco inevitable.
Pues sí, podrias decirlo así (risas). Las groupies de Harry Potter… No las llamaría eso, en realidad, porque son muy dulces y muchas de ellas son bastante inocentes y muy jóvenes. En realidad no tengo groupies en el sentido estricto. Estoy muy agradecido de que las chicas sean tan atentas y tan amables y hasta la fecha, no he tenido ninguna queja. (Ríe)

¿Qué tal es tu relación con JK Rowling? ¿Han llegado a ser amigos?
La verdad es que sí. Ha sido una de las cosas más divertidas de hacer las películas. La otra noche fuimos a cenar con ella. Es fantástica; es muy fácil hablar con ella y me cae muy bien. Es una persona increíblemente inteligente, y ha escrito los libros más exitosos de su época, sin duda. Y ha sido increíblemente generosa con Emma, con Rupert y conmigo. Nos ha dado una gran confianza para hacer estos personajes que ella ama tanto y los ha hecho tan nuestros como suyos. Puedes decir que somos amigos.

Das más entrevistas que cualquier persona de tu edad, ¿a qué pregunta te gustaría no tener que responder nunca más?
Probablemente la de: “Si pudieses hacer magia en la vida real, ¿qué harías y por qué?”. Para cuando empecé a trabajar en la tercera película, ya había tenido dos años de conferencias de prensa, en la que todos lo entrevistadores me preguntaban eso. Cuando tienes 14 años no puedes contestar: “Oh, me gustaría tener la capa de invisibilidad, para que nadie pudiese verme” sin quedar como un tonto. Creo que eso es lo que más me cansa. Por lo demás, lo paso muy bien.

¿Sientes que es una responsabilidad ser una figura tan reconocida?
No lo sé. Algunas veces pienso que me guistaría tener un perfil más bajo, pero la verdad es que esto no lo veo como algo permanente. El año próximo termina la serie, y no sé qué pasará. No me presiono. Habrá algo para mí, y espero que sea grandioso, como todo lo que me ha pasado hasta ahora.




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9 jul 2009

Suegra al ataque / Smother, de Vince Di Meglio

Espantosa madre de celuloide

Miguel Cane




Con sus participaciones en cintas como El Padrino, la inolvidable Dos extraños amantes (titulo con el que algunos aún recuerdan a Annie Hall, obra maestra de Woody Allen, en la que da vida al personaje titular), Buscando a Mister Goodbar (cuya brutal escena final es indeleble en la memoria), Interiores (también de Allen), o más recientemente en la estupenda comedia de Nancy Meyers Alguien tiene que ceder, Diane Keaton se ganó un sitio en la historia del cine como una actriz de enorme talento y presencia en pantalla.

Es por lo mismo que, el que en los últimos años su participación en filmes se vea reducida a interpretar a madres neuróticas en diversas pseudocomedias románticas de irregular calidad, sea un motivo de desencanto para sus admiradores – que no son pocos-. Y eso se refrenda en su más reciente incursión en las salas, la inexplicablemente mediocre (que es peor que decir que es mala) Suegra al ataque, misma en la que la Keaton es ofrecida como principal atracción y que se promueve como una 'comedia', cuando ostensiblemente se trata de un desastre sin remedio, y una vergüenza profesional para todos los involucrados.

La trama, pobre excusa para arrancar las risas del público, gira en torno a la pareja conformada por Clare (la bellísima Liv Tyler, que aquí está completamente desperdiciada como una especie de robot obsesionado con tener prole) y Noah (Dax Shepard), quien es un dizque terapeuta que al perder su trabajo, encuentra que le crecen los problemas al mudarse a vivir con ellos la madre de él, Marilyn (la Keaton, mal dirigida, sobreactuada hasta el abandono e instalada en el estereotipo) una vieja neurasténica con cinco perros malcriados y empecinada en tratarlo como si fuera un bebé. Ustedes podrán prever, claro, desde el primer momento, todo lo que sucederá a lo largo de la insoportable hora y media que dura la película, hasta llegar a un desenlace feliz, pero forzado y predecible.





La película en sí, que ostenta dos guionistas y que – con sobrada razón- en su país de origen no se estrenó en salas, sino que fue directamente al submercado del DVD, abismo al que van a parar cosas semejantes, es en todo aspecto rutinaria, estúpida y ultra-anacrónica: parece surgida de mediados de los 80, y su humor huele a rancio nauseabundo, tan así, que justifica el juego de palabras que le da el título original en inglés 'Smother', que podría traducirse como 'ahogamiento', precisamente lo que elicita esta cinta en el espectador: una sensación de asfixia, más aún si se tiene conciencia de que ese esperpento en pantalla es también la legendaria figura que hizo las delicias de una generación de cinéfilos hace tres décadas. Si quieren ver a Diane Keaton como debe ser, en toda su merecida gloria, renten El Padrino o cualquiera de las películas antes mencionadas. Habrán aprovechado mejor su dinero que gastándolo en esta historia sobre una madre espantosa, que como producto hollywoodense es exactamente eso mismo.

Suegra al ataque/Smother
Con Diane Keaton, Liv Tyler, Dax Shepard y Mike White
Dirige: Vince Di Meglio
Estados Unidos 2008


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8 jul 2009

Johnny Depp: Leyenda al estilo americano

Ha sido pirata, genio incomprendido, monstruo y ahora, figura heróica de un tiempo ya perdido. Todo eso sin perder jamas su verdadero estatus como una de las más grandes estrellas de su tiempo.

Miguel Cane


Johnny Depp 62nd Annual Golden Globe Awards


A los 21 años de edad debutó en la cinta de Wes Craven Pesadilla en la calle del Infierno (era uno de los adolescentes brutalmente asesinados por el legendario Freddie Kruger) y posteriormente, se lanzó a la fama en la pantalla chica como uno de los protagonistas de la exitosa serie de TV Comando especial (21 Jump Street) desde entonces y hasta la fecha, Johnny Depp ha demostrado tener auténtica madera de ídolo. Pocos son los actores que han trascendido las décadas como lo ha logrado él, manteniéndose en estatus de superestrella por casi veinte años.

Johnny Depp Best Actor Nominee Pirates of the Caribbean: The Curse of the Black Pearl 76th Academy Awards


Naturalmente, esa aceptación tan amplia tiene su precio, pero Depp, padre de dos niños y compañero de la actriz-modelo y cantante Vanessa Paradis, con quien vive en Francia, no se intimida en lo absoluto acerca de las trampas de la fama: como actor siempre busca proyectos que le permitan explorar distintas facetas y un ejemplo de ello es Enemigos públicos, una revisión de la clásica historia del célebre asaltabancos John Dillinger y su notable escaramuza con el FBI, encabezado por el agente Melvin Purvis (Christian Bale), bajo las órdenes del legendario J. Edgar Hoover, dirigida por Michael Mann, especialista en hacer filmes desbordantes de adrenalina.

Johnny Depp Once Upon A Time In Mexico Venice Film Festival


Aquí, Depp interpreta a Dillinger, un personaje complejo, virtualmente un héroe para muchos y muy vilipendiado por otros; lo aborda con naturalidad, sin la exuberancia entrañable del capitán Jack Sparrow, o sin la fragilidad sobrecogedora de Edward Scissorhands, convirtiéndolo en una figura más inmediata y no por ello, ajena a la leyenda que desde los años 30, se tejió en torno suyo. Filmada en locaciones de Chicago, la cinta es un viaje a otra era, donde Depp lleva casi totalmente el peso de la trama y lo hace con aplomo y carisma, algo que es parte ya imprescindible de su trabajo.


¿Cómo definirías la imagen de John Dillinger en la memoria colectiva estadounidense?
Era un personaje que vivía fuera de la ley en el mismo estilo y tradición que Jesse James, alguien que accidentalmente era su héroe de pequeño y curiosamente, también un personaje que a mí me atrajo mucho, aún desde niño. Como se plantea aquí, Dillinger es alguien que ha perdido 10 años de su vida en prisión, creo que fue consciente de su decisión cuando salió para hacer lo que quería y que había pensado porque el reloj estaba corriendo en contra y el sabía que –haciendo lo que hacía-, tendría mucho más tiempo para ser recordado.

¿Supones que tenía algún tipo de deseo de morir violentamente?
Honestamente no lo creo, porque estoy convencido de que si él no hubiera sido literalmente vendido por Anna Sage, seguro habría realizado uno o dos golpes más para irse luego a México o Sudamérica para esperar a Billie Frechette y llevar una vida más relajada a su lado. Creo que Dillinger siempre deseo a una mujer especial en su vida y Billie se convirtió en su principal amor. Eran el uno para el otro; ambos eran completos extraños que se encontraron como si fueran un par de cometas.

¿Qué opinas de la actuación de Marion Cotillard como Billie Frechette?
Marion es una profesional en toda la extensión de la palabra; es muy talentosa, muy interesante y tiene mucho más debajo de esos lindos ojos o su rostro. Cada momento con ella era diferente, estuve muy impresionado con su dedicación, además creo que su acento inglés era fabuloso, no se notaba que es un idioma que no habló con fluidez hasta que fue adulta: eso en un actor es algo básico y ella lo hizo de manera magistral. Sabes, hubo ocasiones en que le hablaba en francés, porque habría sido refrescante para ella estar un poco en ambiente de su lenguaje natal, pero la mayor parte del tiempo hablamos inglés porque seguramente sería lo mejor para ella. Marion trabajó muy duro en su acento.

Por otra parte está Christian Bale como el agente federal Melvin Purvis ¡¿Cómo fue trabajar en conjunto a manera de némesis?
Yo creo que Christian es grandioso, uno de los mejores actores en su generación y no exagero al decir que me emocioné mucho cuando me dijeron que él iba a hacer el papel del agente Purvis porque es un gran reto darle réplica a un actor tan notable. Sinceramente lamento mucho que solo hayamos tenido una escena juntos. Christian pudo haber tenido una actitud diferente para representar su papel, pero lo hizo con respeto y lo hizo un personaje agradable. Me impresionó mucho su actuación y estoy viendo la posibilidad de hacer algunas otras cosas con él más adelante.

Dillinger y Purvis tuvieron la rutina del gato y el ratón en diferentes puntos de la historia, una siendo perseguido y otra persiguiendo, ¿crees que la película realmente refleja las cosas como fueron en la vida real?
Si estos personajes hubieran estado juntos en una habitación sin el ansía de querer matarse como animales, probablemente habrían encontrado que eran muy parecidos el uno al otro. Eran dos fuerzas destinadas para encontrarse y para estar conectadas el uno al otro, -tal vez mucho más que Purvis y J. Edgar Hoover. Ellos eran dos tipos del sur muy leales, en una época en la que la rivalidad no estaba muerta, que tenían integridad en sus propios territorios. Años atrás, cuando hice a Donnie Brasco, pasé varios días con agentes del FBI y muchas noches con gente de la mafia para preparar mi papel, al final una de las cosas que encontré fascinante fue que en cierto sentido no eran tan diferentes el uno del otro.

Entonces, a tu modo de ver, ¿era John Dillinger un enemigo público o un héroe?
No creo que fuera un enemigo público, pero si los bancos; creo que él era el público. De hecho, admiro la forma en que un hombre común y corriente se enfrentó al sistema y que luchó por lo que creía. Verás , yo quería estar dentro de la cabeza de Dillinger y tratar de encontrar alguna chispa que encendiera algo. Leí todo lo que pude sobre él y vi mucho del material que existe sobre su vida –aunque no hay audio sobre su voz, esa tuve que imaginármela-, de todas formas lo que más me inspiró fue que él nació cerca de donde yo crecí. Creo que esa fue la primera vez que escuché de él, porque él no era muy diferente de lo que era mi abuelo, que en los años de 1930 también trató de tomar el testigo y correr con él. Todos estos ingredientes me ayudaron a encontrar el John Dillinger que quería representar.

Has declarado que uno de tus grandes sueños profesionales era trabajar con Michael Mann; ¿Cómo fue lograrlo al fin?
Michael es genial, es ante todo un artista que sabe perfectamente bien lo que quiere de una imagen y su gran pasió por el detalle. Ha sido un gran lujo haber hecho la filmación en lugares donde realmente Dillinger estuvo y sin la insistencia de Michael en estos detalles probablemente habríamos terminado filmando en algún estudio genérico en vez de los lugares reales donde todo ocurrió. Fue muy importante estar, por ejemplo, en la cárcel de Crown Point y pasar por las mismas puertas por donde pasó Dillinger o disparar cientos de cartuchos en Little Bohemia. Esto me ayudó a preparar más el personaje y a entender mucho más quien era realmente.

¿Dirías que Chicago es un personaje más de la cinta?
Claro, Chicago juega un papel importante y muy, muy grande. Especialmente el Teatro The Biograph, donde fue asesinado John Dillinger, ese fue otro lugar en el que Michael insistió en llevar en la filmación. Mi cabeza cayó exactamente en el mismo lugar donde cayó la de Dillinger.

Las películas de gangsters y renegados de la ley siempre han sido muy populares en las salas cinematográficas, ¿crees que pase eso con esta cinta?
No estoy seguro, pero tal vez esto es porque la gente disfruta viendo como alguien se sale con la suya con algo que a nosotros también nos gustaría tener, sobre todo si es desafiando a un sistema injusto. Por ejemplo, todos en cierta forma queremos a Robin Hood porque nos gusta ver como el malo -quien realmente es el bueno- gana. En la vida hay muchas cosas que son divertidas de ver, sobre todo alguien que pelea y vence al establishment. Creo que todos tenemos algo de él en alguna forma, todos somos capaces de ponernos a nosotros en posiciones que respalden lo que creemos.

¿Sientes que hubo una enseñanza para ti en esta historia?
Ciertamente creo que aprendí mucho de Dillinger, pero, sobre todo, y habiendo pasado mucho tiempo en todas las ciudades donde estuvo Dillinger y esos lugares, experimenté la tibieza de estar rodeado de mucha gente de todas las edades que fueron increiblemente respetuosas con lo que estábamos haciendo. Sentirse bienvenido por todo ellos y chocar las manos de todos ellos me dejó una gran impresión. Uno trabaja para el público y no debería de olvidarse de ello nunca.

¿Qué más viene a futuro? Se habla de dos colaboraciones con Tim Burton, Alicia en el país de las Maravillas y Dark Shadows...
¡Sí! Pero, ¿sabes? Aún es muy pronto y no puedo hablar de ninguna de ellas, sólo lo que ya saben: dirige Tim, en ambas participan Helena Bonham-Carter y Anne Hathaway... una conjuga animación y actores y la otra es una cinta de acción viva. Pero no puedo revelar más detalles. Solo podría decir que estoy feliz de estar en proyectos nuevos con Tim y que, en su momento, espero que le gusten tanto a los espectadores, como éste.






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Los 300

Jacobo Bautista

En julio de 2001, por razones que algún día se harán públicas, la revista Líderes Mexicanos decidió publicar una lista llamada Los 300 líderes más influyentes de México.


Noción chistosa porque aquí no se trata de un ranking de algo que se pueda medir cuantitativamente. La lista de Forbes, que sin duda es la más importante de este tipo de listas, está hecha de acuerdo a la cantidad de lana que tienen los que ahí aparecen… claro, las cuentas que hacen en Forbes son bastante alegres y sus criterios no sólo son disímiles de un personaje a otro sino que suelen volar feo la nota. Alguna vez Alberto Bailleres (el dueño de El Palacio de Hierro) nos contó que no sabía cómo le hacía la gente de Forbes para calcular su fortuna, porque ni él sabía cuánto tenía.

La otra lista que se me ocurre es la del Billboard sobre los discos más vendidos de Estados Unidos (o el mundo, la neta no sé), pero esa se hace nomás midiendo las ventas.

En México, la revista Expansión –que por algún motivo dicen que es la competencia- hace cada año una lista de 500 empresas, que se hace creo que con el tamaño de las mismas o las ventas. Pero esta lista, la de los 300, es de los ¡más influyentes! ¿Y cómo demonios se mide eso? Bueno,eso no se mide, nomás se tiene una idea…

¿Por qué 300? La neta es que no tengo idea, la idea fue de Eugenia Robleda y habrá que preguntarle algún día.

Aunque comencé a escribir en Líderes Mexicanos precisamente para el ejemplar de 2001, no fue sino que hasta 2003, ya como Editor Adjunto, que me involucré con el proyecto.

Pero hablar de los años pasados qué flojera. Y como hace rato llegó a mis manos el ejemplar de 2009 de la lista de Los 300 Líderes más Influyentes de México, les platico de las experiencias de este año, de las llamadas, mentadas y de lo chida que quedó la revista. “Está mal que yo lo diga, pero quedó de pocamadre”, Alex Lora dixit.

Este fue el primer año que asistí a las reuniones donde se decide la primera parte de los nombres de la lista. Buscamos líderes en diferentes áreas (dividimos a los líderes en 13 categorías) y ellos nos van diciendo quiénes son influyentes, quiénes no, quién está haciendo cosas y a quiénes ya nadie pela. Así, por ejemplo, para hacer la lista de los ochenta y tantos empresarios, nos reunimos con un buen número de empresarios, líderes de opinión y expertos – columnistas de negocios- y ellos nos cuentan qué onda.

La lista que se saca de todas estas reuniones debe ser como de 500, tal vez más.

Obvio, hay nombres que tienen que estar en la lista porque tienen que estar. Nadie puede negar la influencia de un personaje como Carlos Slim o el Presidente de la República, que será lo que quieran pero es el presidente… así hay una serie de líderes que serán unos 70 más o menos, que tienen que estar porque su influencia es innegable.

La lista es interesante porque averiguamos quién está haciendo qué. De repente nos reunimos no sé, con un presidente de alguna asociación de algo y nos cuenta que mengano o sultano, que nunca habíamos escuchado de él, está exportando no sé qué cosa a no sé dónde… y luego otras tres personas lo mencionan y así…

Ya que tenemos la lista de 300 (los nombres los comenzamos a recolectar ahí por marzo), hay que buscar a esta gente, llamar a sus oficinas y preguntar sus datos y luego escribimos una breve semblanza de lo que hacen. Los datos que aparecen son su nombre, su puesto, año de nacimiento, dónde viven, qué estudiaron, su estado civil, un número de teléfono para contactarlos (o dirección de correo electrónico), su página web y todo se publica con su foto.

Y ese es el lío.

Así como hay personas que no nomás tienen una asistente que es pocamadre, que manda toda la información y una foto donde el jefe hasta guapo sale, hay otros que no solamente no mandan nada sino que les da por amenazarnos y decirnos que no tenemos permiso de publicar nada.

Hay personas cuya información es pública, marcarle al Secretario Particular del Presidente, por ejemplo, sería un poco bobo, para pedirle los datos del Presidente (el mismo Secretario Particular es parte de la lista)… pero hay otras personas, casi todos del sector privado, cuya información no es pública, y pues, les pedimos que la hagan pública.

Hay otros a los que les tenemos la confianza suficiente y les podemos hablar directamente y preguntarles. Pero son los menos.

Muchas veces me han dicho que ha de ser muy fácil, porque todos quieren aparecer en esta lista… pero no, hay quienes, como les cuento, hasta nos amenazan, que no, que quién nos dijo, que por qué y uno el año pasado nos dijo que para nuestra revista nunca iba a mandar una foto (que están disponibles en agencias de foto por unos cuantos centavos).

Hasta hablan para ver cómo le hacen para no aparecer.

Quién sabe por qué no quieren aparecer y como el quién sabe por qué se nos hace sospechoso, igual lo publicamos.

Del otro lado también hay casos. Hay quienes en abril están llamando y llamando para que los incluyamos en la lista, que si por favor, que han trabajado harto, que todo el mundo los quiere y algunos incluso preguntan que de a cuánto. Pero así como no funciona para un lado, tampoco funciona para el otro.

La mejor manera de echar a perder la lista sería sacando a la gente que no quiere salir y metiendo a los que quieren estar. Tons no le hacemos caso a nadie, salvo a la gente a quien le pedimos que nos ayude a hacer la lista (incluso algunos de ellos nos piden estar en la lista y pues no, tampoco).

La revista Líderes Mexicanos es como “un faro de luz”, de corte positivo, que cuenta “las historias que merecen ser contadas”, de esas que inspiran y aparecer en sus páginas es generalmente un reconocimiento de un logro. Esto no sucede en los 300, la neta es que muchos de los que aparecen en la lista no los entrevistaríamos en mil años, pero como son influyentes, pues ni modo… la lista habla de influencia, no de buena onda.

Como casi todos en la lista de mis contactos en el Facebook pudieron atestiguar, así como los de la lista de mi Messenger, el asunto estuvo un poco tenso… “Faltan 218 fichas”… decía un día por la mañana y por la tarde el mensaje de “Faltan 216” fichas, atestiguaban un nulo avance y la fecha de cierre se acercaba peligrosamente.

Además, no son exactamente 300 líderes, porque al final de la revista viene una lista de 18 líderes internacionales (extranjeros que inciden en alguna forma en nuestra vida).

Así como mis amigos me animaban, otros me preguntaban de qué trataba el desmadre y otros más –involucrados en el proceso de hacer las fichas- se sentían más presionados… tons lo continué haciendo hasta el final, para que me dieran ánimos y a la vez contagiar mi angustia a quien debía sentirse angustiado.

Los días se me convirtieron en un constante revisar y revisar y revisar, de siete a cinco y media (y un par de veces de siete a diez) en que, cuando me daba cuenta, ya eran las dos de la tarde y yo iba apenas en el primer café… y sólo me escapaba para actualizar mi estado en el Facebook o para imprimir los ‘pegotines’ de este mes.

Pero, curiosamente –porque rara vez sucede- justo el día en que debía tener yo los textos de todas las fichas, los tuve… y antes de eso ya teníamos todas las fotografías… y un par de días después ya estaba todo diseñado, y luego de eso tuvimos las páginas listas y cuando debíamos estar en la imprenta firmando, estuvimos firmando en la imprenta y hoy llegó la revista a la oficina.

Y es un fino ejemplo de lo que es México hoy por hoy. No es exactamente un listado del poder, aunque la gran mayoría de los nombres que aparecen ahí son poderosos, ya sea política o económicamente, lo que sí es que todos son líderes y vale mucho darle una hojeada a la revista para ver quién mueve qué en nuestro país.

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La boda de Rachel / Rachel getting married (02), de Jonathan Demme - David Guzmán

David Guzmán


Siempre es emocionante ver a una actriz cambiar el registro –actoral- con el que ha desarrollado la mayor parte de sus películas. Ayer fue el caso de Anne Hathaway en el más reciente film de Jonathan Demme y debo decir que me emocionó mucho su trabajo. Pensé que Demme lo había logrado nuevamente ya que este cuate tiene una mano muy especial para sacarles lo mejor a los actores con los que trabaja.


Y Rachel Getting Married no es la excepción. Filmada muy al estilo Dogma 95 (y le decía en tono de broma a un amigo que con tintes blairwitchescos), la cámara se adentra en ese mundillo de los preparativos de la boda de Rachel (Rosemarie Dewitt), mientras vemos los festejos, reuniones, música y conversaciones de familiares y amigos, alrededor de la pareja matrimoniable con rituales emotivos de recuerdos y palabras gratas.


Y en ese mundillo ideal irrumpe Kym (Anne Hathaway), que llega de su reclusión en una clínica de rehabilitación por su adicción a las drogas para asistir especialmente al evento de su hermana. Kym es la hija/hermana incómoda, la que uno desea permanezca con bajo perfil mientras se pasea por la casa, pues ante cualquier palabra que externe uno sabe que puede haber consecuencias. Kym es como una bomba de tiempo, la mina oculta en la superficie y ello dota de una tensión exquisita al film y lo que hace brillar especialmente a Anne Hathaway.

Es pues un drama correctamente construido. En lo personal me encanta la dicotomía que supone la tragedia de esa familia -en la que Kym participó activamente algunos años atrás- vs todo el convencionalismo que suponen los preparativos y festejo de una boda en donde la felicidad parece ser el común denominador.

Vemos pues a Kym dando muestras de su carácter rebelde: el acostón inesperado con un invitado a la fiesta, su berrinche por ser la dama de honor en la boda y los enfrentamientos -sublimes, por cierto- con la Rachel del título y posteriormente con su madre (la presencia con tablas de Debra Winger). Kym sin embargo logra redimirse y el perdón viene implícito; este momento lo vemos delicadamente realizado cuando en el cuarto de baño, Rachel lava a su hermana las heridas mientras observa en su piel el nombre que Kym lleva literalmente a cuestas y que no le permite ser feliz.



No hay mucho en contra de la película de Demme. Tal vez un tanto de metraje menos hubiese redondeado al film con acabado perfecto; no sé…menos fiesta tal vez, pues tanto jolgorio amenaza tenuemente con diluir la profundidad del drama detonante de todo.

Por lo demás, se nota el buen gusto musical (no hay película de Demme que no de muestras de ello), el gran trabajo con sus actores y esa cámara nerviosa que capta eficazmente miradas nostálgicas, escurridizas ó insistentes de todos los que participan en la trama; todo con un tono de realismo y cotidianidad al que uno no puede abstraerse y que amenaza en varias ocasiones nuestra tranquilidad de simple espectador.

Siempre he pensado que el trabajo de Demme es muy interesante, pero especialmente lo que logra con sus actores que por lo general terminan siendo ‘Oscareables’. Nada más hay que recordar lo logrado con Jodie Foster, Tom Hanks y Anthony Hopkins que guardan sendos premios logrados por la dirección de la mano mágica de este estupendo realizador y en este caso, Anne Hathaway sinceramente, no debió ser la excepción.


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5 jul 2009

Insomnia, film de Christopher Nolan

David Guzmán

"Necesito dormir, sólo déjame dormir" - Will Dormer

(Texto con spoilers)



Paisajes nevados, niebla, disparos…gritos de dolor y tres actores galardonados con el Oscar dirigidos por el inglés Christopher Nolan, nos transportan a un lugar inhóspito, un pequeño pueblo en las montañas de Alaska habitado por 'aquellos que llegan huyendo de algo'. Semáforos funcionando en avenidas solitarias, viento y un extraño acontecimiento climatológico en el que la noche aparece teniendo todavía la luz del sol iluminando las 24 horas; todos elementos que complementan la inquietante atmósfera de Insomnia.

Hacer una nueva versión de una cinta no siempre es una tarea fácil y menos cuando se trata de una que fue galardonada o exhibida recientemente en algún prestigioso festival de cine. Generalmente los resultados obtenidos en estos ejercicios son pobres o superficiales, llegándose a considerar innecesario en la mayoría de los casos el hacer remakes y es que ya por regla general los resultados son comparados con el original que les da vida y difícilmente se logra superar lo realizado. Es además de todos conocido que se ha vuelto una práctica común en la industria norteamericana ante la evidente falta de guiones que ofrezcan algo interesante o novedoso que contar y no debe sorprendernos encontrar en este caso, nombres importantes interesados en la reelaboración de esta historia: el actor George Clooney y el director Steven Soderbergh en plan de productores ofrecieron esta tarea a Christopher Nolan después de haber visto el magnífico resultado logrado con Memento (2000).

Me atrevo a decir que esta nueva versión de la Insomnia del noruego Erik Skjoldbjærg, logra apenas salvar la mala fama de los remakes, básicamente porque hay un buen director detrás y aunque durante la proyección se tiene la sensación de estar ante algo ya visto, la atractiva trama que se nos plantea (junto con esa cautivante y conmovedora frase final del personaje de Al Pacino) da lo necesario para sentir que valió la pena pagar el boleto.

Y es que Insomnia no está lejos de los temas que obsesionan a Nolan y que hemos podido constatar en su corta filmografía con historias tan peculiares y perturbadoras; la observación –y seguimiento- de extraños en su primera cinta Following en 1998 y los estragos psicológicos provocados por la amnesia en la laureada Memento.

Al Pacino and Robin Williams in Warner Brothers' Insomnia


En Insomnia, el agente Will Dormer es encarnado por un Al Pacino experimentado en personajes policíacos y que domina a la perfección (dando muestras muy logradas como en Prohibida Obsesión/Sea of Love ó Fuego contra Fuego/Heat de Michael Mann). Dormer es enviado a resolver el asesinato de una joven de 17 años a Nightmute, Alaska, mientras es investigado en Los Angeles por el Departamento de Asuntos Internos por irregularidades en las que está envuelto.

Durante una emocionante persecución del sospechoso del crimen en las intrincadas laderas del frío lugar, Dormer dispara y mata por error a un compañero ante la nula visibilidad debida a la espesa niebla que envuelve al sitio en lo alto de las montañas. Pero él sabe que este error le podría costar caro a su carrera y decide alterar el cuadro para hacer parecer que Hap Eckhart, el policía caído (personificado por Martín Donovan), fue herido mortalmente por el asesino perseguido.

La presión psicológica que empieza a padecer Dormer por este hecho, cuyas aristas se le salen de control, es intensificada por la investigación que realizan sus compañeros, por el chantaje que el asesino anónimamente ejerce sobre él y por su nula adaptación al fenómeno llamado 'sol de medianoche' (evento que sólo ocurre en algunos países como Suecia, Noruega, Alaska y en la Antártica) que lo mantiene sin poder dormir.

Es rescatable como el personaje de Pacino que fue introducido como firme y efectivo conforme avanza la trama (al afectarle el detalle de haber sido visto cuando le disparó a su compañero), va suavizando su carácter explosivo pues la culpa y el miedo a perder el prestigio que ha logrado en tantos años lo agobian y lo mantienen insomne. Pero hay alguien más que no duerme: el pasivo pero explosivo escritor Walter Finch, interpretado por Robin Williams.

No creo cometer una indiscreción al mencionar que el personaje de Williams es el asesino que busca Dormer. La película no se centra en tratar de investigar quien es, pues prácticamente nos lo revelan en los inicios de la cinta. La trama rebasa al mero acertijo, centrándose en el complejo comportamiento del agente policíaco y su relación con el asesino, su desgaste físico y emocional y el placer que le provoca a Walter Finch su juego psicológico con Dormer.

Hay que recordar que Williams viene de una extensa carrera interpretando siempre personajes más encaminados a la comedia, tipos bonachones, casi redentores que de alguna forma lo han estereotipado constituyendo un peligro para su carrera que ya no daba visos de tener algo con que sorprendernos. Algo ocurre con su personalidad que por sernos tan familiar resulta poco creíble ubicarlo en el papel de un villano (como éste) aunque la justificación de su presencia que nos dan con la trama, es precisamente la de un escritor común y corriente que accidentalmente asesina a la joven, pudiendo ser esta la causa de su elección para el personaje; pero insisto, aún se sienten frescas en la memoria sus caracterizaciones de Papá por Siempre (Mrs. Doubtfire) y Patch Adams.

Hilary Swank in Warner Brothers' Insomnia


El rol de la aprendiz está bien representado por Hillary Swank, la ganadora del Oscar en 2000 por su actuación en Los muchachos no lloran. Una especie de sumisión o respeto ante el personaje de Pacino que de verdad pareciera que va más allá del mero carácter del personaje. Difícilmente hubiese creído que aquella jovencita que protagonizara la 4ª entrega del Karate Kid, ganaría dos años más tarde el Oscar y protagonizaría en esta ocasión una película dirigida por Christopher Nolan. Ellie Burr, la detective local interpretada por Swank, empieza a descubrir conforme avanza la trama, que su héroe no es tan eficaz e incorruptible como creía, hasta llegar a un punto en el que debe decidir si protegerlo o actuar conforme a la verdad. Bajo este esquema se puede palpar el final de la cinta con una dosis de moral ya muy explotada por el cine norteamericano.

Por otra parte, mucho ojo a una nueva dupla que se está gestando de director-músico. David Julyan colaboró en los tres primeros trabajos realizados por Nolan, creando música de un estilo bien definido e identificable, muy acorde a las obsesiones que está manejando el joven director en sus cintas, siempre sin perder de vista su función básica: el acompañamiento de la imagen. En este caso, la música de Julyan no se subraya como en Memento en la que, en ciertas secuencias tenía una importancia fundamental en la creación de atmósferas. El músico sigue utilizando sintetizadores pero se percibe ya un acompañamiento un tanto más elaborado, con sonido de cuerdas y se logra ese plus ya inseparable de la filmografía de Nolan. Con decirles que hubo una que otra secuencia que me recordó el inicio tan inquietante de El Resplandor, cuando la cámara se pasea por esos imponentes paisajes nevados siguiendo la ruta de Nicholson para llegar al tenebroso hotel de la cinta de Kubrick; esas imágenes son inolvidables y naturalmente la música que las acompaña tiene mucho que ver.

Insomnia no demerita la filmografía de Christopher Nolan ni decepciona al espectador. Creo que podríamos verla como un buen ejemplo de cómo un realizador extranjero puede tratar de no caer en los estándares hollywoodenses aunque sea esta industria la que aporta todo el dinero; ejemplos más recientes lo confirman: Batman Begins y El Gran Truco/The Prestige.

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La Intérprete / The Interpreter, de Sydney Pollack

Miguel Cane

Universal Pictures' The Interpreter


El trabajo como cineasta del estadounidense Sydney Pollack abarca casi cuatro décadas y pese a algunos altibajos, en su obra se pueden encontrar algunas significativas cintas como la portentosa Danzad, danzad malditos/ They Shoot Horses, Don’t They? (1969), tragedia ambientada en los años 30, que mostraba el microcosmos de un maratón de baile con funestas consecuencias para su neurasténica protagonista (Jane Fonda), Los tres días del Cóndor (1975), un ejemplo de cómo realizar cinema de intriga, con Robert Redford y Faye Dunaway, así como la exitosísima comedia Tootsie (1982), misma que le permitió a Dustin Hoffmann explorar su talento como actor y como actriz en una misma historia.

La más reciente adición a su canon, es La Intérprete, recién estrenada alrededor del mundo y que, aún pese a su presentación sofisticada, locaciones en Manhattan y ostentar las actuaciones estelares de dos importantes figuras en Hollywood (Sean Penn y Nicole Kidman, ambos regios), no es un thriller de suspenso tradicional.

Nicole Kidman in Universal Pictures' The Interpreter


De hecho, ese es uno de sus principales logros: se deja ver como tal, tiene al menos tres secuencias de suspenso y acción excelentemente coreografiadas (hay que admitir que el director es un experto en estos menesteres) y desde el principio establece una creciente tensión que logra mantener, amén de contar con el sumamente efectivo trabajo como director de cinematografía de Darius Khondji (mismo que realizó la atmósfera de Se7en para David Fincher; sólo un cinefotógrafo como él podría hacer que Nicole luciera hermosa, sin maquillar y bañada en sangre), pero en realidad su verdadero impacto yace, como el contenido de una muñeca rusa, dentro de la compleja textura de sus personajes principales y cómo éstas se van revelando poco a poco, conforme ellos se ven afectados por los acontecimientos.

Nicole Kidman in Universal Pictures' The Interpreter


Rubia, independiente y solitaria, Silvia Broome (Kidman) es una joven intérprete que trabaja para la asamblea general de la ONU. El suyo es un trabajo delicado: por una mala interpretación, puede suscitarse un conflicto, y es por lo mismo que ella cree en la importancia vital de la palabra. Pese a ser blanca, ella es descendiente de holandeses y oriunda de Matobo, pequeña nación africana del sureste, que se halla desde hace más de veinte en manos de un dictador genocida, cuyas tácticas de “limpieza de etnias” se asemejan terriblemente a los acontecimientos en Ruanda de mediados de los 90.

Este es un punto importante en la trama y de hecho, la cinta abre con una secuencia espeluznante en la que dos personajes clave encuentran violencia al adentrarse en un estadio de futbol, a manos de mercenarios de doce años. El horror está presente ahí, bajo el sol africano, pero también lo está en las elegantes calles de la gran ciudad, en los largos corredores del edificio sede de la organización (a propósito: ésta es la primera cinta que se rueda en tal locación.

En 1959 Hitchcock tuvo que hacer algunas tomas clandestinas con una cámara escondida y reproducir escenarios para Con la muerte en los talones, protagonizada por Cary Grant) y su influencia es palpable en la vida que Silvia ha creado como único baluarte de paz, para ocultar un pasado que desea sepultar, aunque éste se resista a permanecer muerto. Una noche, por accidente, Silvia escucha, en ku, un idioma que sólo ella habla, entre todos los intérpretes, los planes para matar a un dignatario. Lo peor es que se trata del Doctor Zuwanie, el siniestro gobernante de Matobo y si éste muere asesinado en Nueva York, las consecuencias serían terribles a nivel internacional.

Reticente, informa a las autoridades y es entonces que hace su aparición la otra cara de esta historia: el adusto agente del servicio secreto Tobin Keller (Penn), un hombre íntegro que atraviesa por una atroz crisis personal: su reciente separación matrimonial ha tomado un giro inesperado que terminó de raíz con cualquier posibilidad de reconciliación, dejándolo con las emociones descarnadas y la suspicacia a flor de piel. Junto con su socia, la cáustica agente Dot Woods (la sensacional Catherine Keener de ¿Quieres ser John Malkovich?), se ocupan del caso, pero al iniciar las averiguaciones hay algo de información que él siente, la intérprete oculta.

Pronto, ambos personajes (que se sienten, innegablemente atraídos, aunque no de una manera convencional) se embisten de frente – y el encuentro entre dos de los mejores actores de hoy, no decepciona. Hay un fuerte conflicto emocional entre ambos y sus vidas secretas quedan expuestas. Entre tanto, el tiempo corre y el complot avanza, con el espectador atrapado desde el principio, hacia un desenlace que es más catártico que espectacular, revelando la genuina naturaleza del filme como una historia de interés humano, vestida como cinta de suspense.

Sean Penn and Nicole Kidman in Universal Pictures' The Interpreter


Desde sus primeros instantes, la cinta juega con el espectador el elaborad juego de la intriga, desde un punto de vista narrativo. Conforme los misterios se desvelan, el espectador, desde su butaca, descubre que La Intérprete no se trata de una simple historia de malos contra buenos, sino que, bajo su barniz de post-producción cosmopolita, es un intento de mostrar cómo, algunas veces por actos fuera de nuestro control, se conforman nuestras conciencias y lo que éstas nos dictan; la resolución no será del todo satisfactoria para algunos, sin embargo, es coherente con lo que propone desde su inicio y eso es algo ya poco usual en el cine contemporáneo.

Pollack (que, como es habitual, figura momentáneamente en la cinta) dirige a sus actores con intuición y mano firme, donde estos brindan a sus personajes una dimensión de humanidad que usualmente no se deja ver en películas como ésta. Tanto Silvia como Keller cometen errores y tienen creencias que defienden, algunas veces oscilando entre la ira chispeante o una tentativa, adolorida ternura.

Por otra parte, el oficio del cineasta da resultados que altan a la vista lo mismo en escenas esmeradamente confeccionadas para estremecer (un ejemplo es una tensa y estupendamente realizada secuencia a bordo de un autobús en Brooklyn) o en otras que desnudan a los personajes para mostrarlos más humanos de lo que una cinta presuntamente de este género permite.

Aunque si bien hacia el desenlace -- tras un clímax con ritmo creciente- la convención finalmente aparece y se cuela en algunos aspectos, La Intérprete es una cinta inteligente y madura que tiene algo que decir, mas no por ello, resulta inaccesible para el público, que aún sin advertirlo, es invitado a reflexionar sobre los motivos, muchas veces ocultos, detrás de los actos de una persona y si acaso éstos justifican, de algún modo, las consecuencias que pueden atraer, no sólo para ellos, sino también para el destino de una nación, algo que, aún presentado como ficción, tiene su reflejo – algunas veces muy crudo- en la realidad.

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