25 mar 2009

La mujer de mi hermano, de Ricardo de Montreuil

Miguel Cane





Zoe (Bárbara Mori) es una joven que tiene todo lo que, se supone, hace falta para ser feliz: una casa hermosa, dinero a manos llenas, un guardarropas espectacular y belleza clásica que la distingue. Sin embargo, tras casi diez años de matrimonio con Ignacio (Christian Meier) un hombre circunspecto, dedicado a las finanzas, se descubre cada día más asfixiada por la falta de comunicación con su cónyuge.

Esto la llevará, ociosa primero y después cada vez más intoxicada, a coquetear con su cuñado, Gonzalo (Manolo Cardona), un cínico artista gráfico que tiene sus propios motivos para resentir – de hecho, odiar- a su hermano mayor, por lo que acaban involucrados en un affair ardoroso que tendrá consecuencias, revelando secretos familiares que cambiarán las vidas de estos personajes quizá de un modo drástico e irreparable.

Basada en un best-seller de Jaime Bayly (enfant terrible de la letra peruana que goza de exhibir sin tapujos temas considerados “tabú”) esta cinta fue realizada en Santiago de Chile – aunque podría ocurrir en cualquier metrópoli latinoamericana-, con un elenco que incluye a Bruno Bichir como Boris, confidente de Zoe (en una interpretación controlada y no exenta de sentimiento), la venezolana Gabriela Espino y Angélica Aragón, quien pone su rúbrica con un trabajo espléndido y radiante de carisma en un rol de soporte como Cristina, la madre de los hermanos rivales, mujer de buenos sentimientos que no imagina la borrasca de deseos reprimidos a puertas cerradas.

El guión, del propio Bayly – que se dice decepcionado por los “compromisos” que en 1998 Francisco J. Lombardi tuvo que hacer al adaptar al cine su primera novela, la controvertida No se lo digas a nadie- borda a los personajes con plétora de matices, que ayuda a trascender lo banal, ofreciendo una corriente subversiva bajo el melodrama de un decadente matrimonio burgués en escabrosa crisis.

Al dar en definitiva el salto a la pantalla grande (luego de la malograda Inspiración), Bárbara Mori demuestra que además de tener hermosura indiscutible, posee – como dejó ver su trabajo en televisión, donde fue fenómeno de popularidad- la sustancia que le permitirá ser actriz de respeto, sin necesitar realmente la tan anticipada escena de desnudo – algo integral en la trama y manejado con elegancia por el director, Ricardo de Montreuil, que debuta en el largometraje con esta cinta-.


Por otra parte Manolo Cardona luce bastante en un papel difícil –un sujeto antipático a propósito- y mención aparte merece Christian Meier, que interpreta con valentía un papel espinoso; Ignacio es un hombre que se resquebraja lentamente, mantiene una escala de grises en su carácter que sirven para disimular sus múltiples secretos. Él es, a fin de cuentas, la verdadera alma atormentada de la cinta y su trabajo actoral (Meier no es extraño a la ouvre subida de tono de Bayly; fue coprotagnista y se robó cada una de sus escenas en No se lo digas…) resulta persuasivo más que frívolo: es imposible mantenerse indiferente ante todo lo que sucede en su persona, que se descubre gradualmente, aún para su propio horror.

Bien realizada y dinámica en su aspecto visual, La mujer de mi hermano encara un futuro incierto: si ésta fuera una producción hollywoodense ciertamente su taquilla estaría garantizada, pero dado que somos un público prejuicioso con el producto nacional y éste es un intento por hacer cine en habla hispana con temáticas que habitualmente éste no aborda, dependerá del interés y curiosidad del público, mismo que debe atraer y capturar, para obtenga el éxito deseado, algo que en definitiva merece.


La mujer de mi hermano
Con Bárbara Mori, Christian Meier, Manolo Cardona, Bruno Bichir, Gabriela Espino y Angélica Aragón.
Dirige: Ricardo de Montreuil
Distribuye: 20th Century Fox (2005)

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