26 nov 2008

El niño del pijama de rayas / The Boy in the Striped Pajamas, de Mark Herman

Miguel Cane



Miramax Films' The Boy in the Striped Pajamas



Basada en uno de los best-sellers más grandes del año, la nueva cinta de Mark Herman, el cineasta británico que hace una década saltó a la fama con la deliciosa comedia Vocecita (Little voice) es, efectivamente, muy fiel a la novela de John Boyne; parte de un material interesante pero sobreexpuesto en el cine y sin embargo logra mantener el interés gracias al punto de vista a partir del cual se narra la historia: durante la segunda guerra mundial una familia alemana se traslada de Berlín a Auschwitz, donde el padre de familia deberá dirigir el campo de concentración.

El personaje central es Bruno, un niño de 8 años que descubre un nuevo mundo con su llegada a su nuevo hogar, y es a través de sus ojos de inocencia cuyos ojos veremos el sin sentido de la guerra y de la barbarie nazi. Bruno niño a fin, conoce, en una de sus escapadas, a un niño judío que se encuentra al otro lado de la alambrada. A partir de ahí nacerá una amistad entre los dos, marcada por la horripilante situación que les ha tocado vivir.







Podría decirse que El niño del pijama de rayas es el equivalente a La vida es bella pero desde el punto de vista de los alemanes y sin darle la misma importancia a lo cómico. La cinta, al mostrar el horror desde los ojos de Bruno, deja más palpable la atrocidad de la guerra, él ve a todas las personas como iguales, y no entiende la actitud de su padre ni de otros nazis hacia esas personas a los cuáles él llama los granjeros.

La película mantiene algún momento de humor, algunos momentos entrañables y otros forzadamente emotivos que afectan el bien trabajo del director, para apelar a – y acaso manipular- los sentimientos del espectador. Herman muestra una puesta en escena muy clásica, coherente con el momento histórico; no pierde el ritmo, valiéndose en buena parte en la labor de sus intérpretes.





Por un lado está Asa Butterfield, el pequeño protagonista, que trasmite la inocencia e ingenio de un niño que no está envenenado por el contexto de su vida, al igual que Shmuel (Jack Scanlon), como su amiguito; también destaca la notable actuación de Vera Farmiga como una madre y esposa abnegada que poco a poco descubre la monstruosidad oficiosa de su marido (David Thewlis), quien a su vez debe separar sus roles de padre y comandante nazi, mostrando las dos caras de la medalla en una misma persona. Otro factor que realza el ambiente es la música de James Horner, mientras que los diálogos entre los dos niños, dan vida a una trama donde el holocausto no se manifiesta con pesadez ni estridencia, que hubiera sido un camino fácil.

El niño del pijama de rayas tiene una factura técnica admirable, e interpretaciones logradas, aún si deviene en lugares comunes inevitables y tiene un final sensiblero que afecta lo que se construyó con esmero en el deseo de congraciarse con un público al que no se atreve a sacudir del todo, pese a que consigue sacar la lágrima de un modo que si bien no es barato, podría haber sido más digno de lo que realmente es.

El niño del pijama de rayas/The Boy in the Striped Pajamas

Con David Thewlis, Vera Farmiga, Asa Buttefield, Jack Scanlon y Rupert Friend

Dirige: Mark Herman

Estados Unidos/Reino Unido, 2008



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20 nov 2008

007 Quantum / Quantum of Solace, de Marc Forster

Miguel Cane

La vigésima segunda cinta del agente 007 – ahora encarnado por Daniel Craig, revitalizando la serie- es la continuación directa de la muy exitosa Casino Royale; de hecho, la secuencia inicial se enlaza directamente con la cinta anterior, algo que hacía mucho tiempo no ocurría en la serie.


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Así, el espectador que haya visto la cinta anterior se involucrará rápidamente en la búsqueda de James Bond por información y venganza, para saber por qué la mujer de la que se enamoró (Vesper Lynd, interpretada por Eva Green) y que aparentemente lo traicionó, fue asesinada. Esto lo llevará a descubrir que hay algo más complicado en esa aparente traición y que la odisea anterior, es sólo el comienzo.

Así, comienza lo que es la habitual correría del superagente por distintos escenarios internacionales, a todo lujo – recorre así parte de Europa y Sudamérica- persiguiendo a Dominic Greene (Mathieu Amalric) un despiadado traficante de poder (como si existiera otra clase en este género) cuyo plan consiste en derrocar al gobierno legítimo de Bolivia dando una especie de golpe de estado para imponer al gobernante pelele Medrano (el nayarita Joaquin Cossio) y llevar así a cabo su plan siniestro de dominación mundial.

Naturalmente, Bond no va solo en su aventura y cuenta con la ayuda y compañía de la atractiva y enigmática Camille (la bomba sexy ucraniana Olga Kurylenko), que será su musa y némesis en esta lucha, salpicada de espectaculares efectos especiales y sazonada con violentas secuencias de acción que, pese a todo, no resultan tan logradas como las de Casino Royale.


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Sin embargo, Marc Foster y Paul Hagáis, como director y guionista, se las arreglan para revivir a Bond y ahora muestran a un 007 desprovisto de todos los ingeniosos gadgets tecnológicos que lo ayudaban a salir de predicamentos. De hecho, los personajes de Q y Miss Moneypenny no existen en esta nueva continuidad (al menos aún) y Bond tiene que valerse de su propia intuición ingenio y pelear con sus puños para seguir con vida.

La cinta arranca con un disparo de adrenalina, una impresionante secuencia de persecución y si bien las escenas de acción suenan a pretexto (Se nota el peso que el género ejerce sobre el personaje, más que a la inversa) y entre estos picos intensos, se exploran algunas emociones y diálogos, aunque ojo, aquellas personas que no vieron previamente Casino Royale tal vez tengan dificultad para entender bien la trama.


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Como es de costumbre, Craig consigue dar un Bond mucho más humano y logrado, con una relación tensa con M (la espléndida Judi Dench) y Dominic Greene es un enemigo tan temible como Blofeld o Auric Goldfinger (amén de que Amalric, como se vio en La Escafandra y la Mariposa, es un auténtico portento), que le hace ver la suya al hombre del Martini. Quantum es una película amena, trepidante, vistosa. Todo lo que se espera de una cinta de James Bond.

Sin embargo, después de ese revés que fue Casino Royale, que vino a romper los esquemas de una saga que se había vuelto añeja y ya olía a rancio, es muy difícil competir contra su propio mito. Foster es un director aventurero y apuesta fuerte: el resultado no es terrible como algunas de las fofas últimas aventuras de Bond cuando era Pierce Brosnan, pero quizá no sabe tampoco por dónde decantarse: ¿Héroe de acción o agente de inteligencia? Bond puede ser ambas cosas, pero el equilibrio es frágil. Por lo pronto, sale airoso.

Habrá que ver qué otros trucos tienen los nuevos responsables de la serie, pero una cosa es cierta: quien entra a ver una película como esta, sabe a lo que se atiene: un secuestro de casi dos horas que tal vez olvide al salir de la sala, o que tal vez le resulte, inexplicablemente, perdurable.

Quantum of Solace/007 Quantum

Con Daniel Craig, Mathieu Amalric, Olga Kurylenko, Jeffrey Wright, Jesús Ochoa y Judi Dench.

Dirige Marc Forster

Reino Unido/Estados Unidos/Italia 2008

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18 nov 2008

Todas las Fiestas de Mañana se presentó en la Semana Negra de Gijón

Todas las Fiestas de Mañana llegó a Gijón y se presentó en la Semana Negra. Fue un momento de honra, alegría y humildad para Miguel Cane, escritor y crítico principal de Cine Visiones: su primera novela llegó a España y obtuvo una calurosa bienvenida.

Como él mismo afirma: “Que este libro haya llegado hasta aquí me enorgullece y también me enseña una lección que no debo olvidar nunca: para volar no hace falta soltar los pies del suelo”.

El evento fue encabezado por el poeta y escritor Juan Carlos Gea, amigo muy cercano de Miguel quien, al igual que las personas que presentaron el libro en México, sumó el conocimiento íntimo de la personalidad del escritor a una lectura honesta, profunda y objetiva de la novela.

Entre los presentes estaba el escritor estadounidense Peter Straub (Almas perdidas, Julia, Dragón flotante y Mystery, entre otras obras). La empatía entre ambos autores ha sido evidente y deriva en una nueva y fértil amistad entre ambos.

Por este detalle personal y otros semejantes, más que una presentación “formal” el evento derivó en una celebración de la literatura, de la vida del escritor, del oficio de escribir… “Entre gitanos no se leen las barajas…” pero sí se reconoce y aplaude la calidad de la obra de los compañeros de oficio, como en este caso ocurrió con Todas las Fiestas de mañana.

La carpa “A Quemarropa” tuvo muchísima gente y entre ellos estuvieron todos los amigos de Miguel Cane en Gijón y sus amigos de México que acudieron a la Semana Negra. A Miguel le emocionó en especial ver a Ainoha y Gabri, la excepcional María, Javi, Cefe y Nuria --¡con Pablo!-, a Pat y Patsy (que lo ayudaron tanto a escribir este libro, en formas que ni se imaginan) y a Peter y su esposa Susan, que escucharon atentamente toda la charla, con la traducción simultánea con ese prodigio conocido como Diego García Cruz. Y “last, but not the least”: Bef, que tuvo la buena fortuna de ser testigo privilegiado de las dos presentaciones de la novela, tanto en España como en México.

Quienes hemos tenido la oportunidad de leer los escritos de Miguel Cane, sea como escritor o crítico de cine, estamos entusiasmados porque su primera novela ha desembarcado con gran éxito en España.

¡FELICIDADES!


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13 nov 2008

Tomándole el pulso al Cine Uruguayo

Patricia Farías.

Desde hace cierto tiempo los uruguayos nos hemos acostumbrado a ver no sólo uno, sino a veces más de un estreno de películas nacionales en el año, ya sean documentales o de ficción. Para un país de nuestras dimensiones, y donde hacer cine es complicado sobre todo a nivel económico, no deja de ser sorprendente el impulso que ha tenido el cine en estos últimos años. Sin embargo y casi increíblemente, el cine en el Uruguay tiene una trayectoria más larga de lo que se podría suponer: existen datos de una película de ficción de menos de una hora, del año 1919, y de otra que podríamos llamar documental, realizada en una toma en 1898: se trata de una carrera de ciclismo… Es decir que esta historia de idealistas que creen que es posible hacer cine en nuestro país, no es historia reciente.





Las películas uruguayas se llevan numerosos reconocimientos internacionales, tal vez mayor es el reconocimiento fuera de fronteras que dentro. Esto sucede porque el público uruguayo no es fácil: sucede que tendemos a desacralizar todo y podemos ser muy críticos y duros en cuanto a las creaciones nacionales.





Por otro lado, y no por falta de talento, se dio el caso hace tiempo ya de que las películas nacionales compartían casi por defecto una cualidad: tendían todas a la introspección, a la solemnidad, o incluso alguna al surrealismo, llegando a ser impenetrables para el espectador: en 1994 la película El dirigible (de Pablo Dotta) se convirtió en una broma local, porque se decía que se ofrecía un premio a quien lograra comprender qué se había querido decir… Fue la película más costosa de la historia de nuestro cine, pero aún se leen críticas donde se la califica como presuntuosa y confusa. Lo que sucede es que hubo un tiempo en que parecía que, en el empeño de hacer cine de algún modo testimonial o exploratorio de nuestra identidad nacional, la cosa se salía de curso y el resultado era desalentador para el espectador. Como si hacer cine de otra forma no fuera hacer buen cine.





Es cierto que el temperamento uruguayo tiende a la melancolía, y que el arte refleja al artista, pero sin dudas, se tardó en transitar un camino que resultara más atractivo al público sin descuidar el contenido, con lo cual aún hoy muchos dudan en ver películas nacionales ya que están catalogadas como “un bajón” o “aburridas”. Por esto ha costado un poco que el público nuestro acepte las películas nacionales, y vayan a verlas al cine sin ideas preconcebidas.

Sin embargo, poco a poco se empiezan a ver producciones que si bien eligen tratar temas “serios” o incluso dramáticos recurren a un toque de humor para hacerlo. Se exploran nuevas forms de contar las historias, si bien también hemos tenido la oportunidad de ver algún estreno nacional que pese a partir de una idea novedosa para nuestro medio, termina en un resultado mucho menos que satisfactorio: fue el caso de El Noctámbulo, de Gabriel Díaz, que no colmó las expectativas.





Los esforzados cineastas cuentan con el apoyo del FONA (Fondo para el Fomento y Desarrollo de la Producción Nacional Audiovisual) que desde 1995 apoya estos emprendimientos por iniciativa de la Intendencia de Montevideo en conjunto con los canales privados de televisión abierta y por cable, así como la Asociación de Productores y Realizadores de Cine y Video del Uruguay. Los proyectos que se presentan son tanto documentales como ficciones, y cada año se premia a dos documentales y dos ficciones; se firma entonces un contrato de financiación de producción audiovisual, que establece también los plazos para el comienzo de la producción. Por otra parte y como es usual en esta región, las películas son coproducciones con otros países, sobre todo en el aspecto económico.





Whisky (de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll, reseñada para Cine Visiones), El Viaje hacia el Mar (de Guillermo Casanova, basada en un relato de Juan José Morosoli) y la más reciente El Baño del Papa (de Enrique Fernández y César Charlone, quien también fue el director de fotografía, conocido por su trabajo al lado del brasileño Fernando Meirelles) son algunas de los proyectos premiados, y como ya es sabido fueron muy bien recibidas no sólo en el Uruguay sino también en el exterior. Por su parte en el rubro documental se destacaron La Matinée y la más reciente Cachila, ambas de Sebastián Bednarik.











Viendo el recibimiento que han tenido las últimas producciones nacionales (a las ya nombradas hay que agregar La Cáscara , de Carlos Ameglio, estrenada en Uruguay en 2007 al igual que El Baño del Papa), podemos esperar que se siga creyendo en que se puede aunque por momentos sea muy difícil, y que los cineastas sigan ofreciendo más producciones de buen nivel y competitividad internacional.

Los espectadores, como hasta ahora, estaremos agradecidos.

Ciudad de la Costa, febrero de 2008

Sitios de las películas:

El Baño del Papa - http://www.montevideo.com.uy/banodelpapa/

La Cáscara - http://www.lacascara.com.uy/

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Todo sobre las mujeres / The Women, de Diane English

Miguel Cane


Picturehouse's The Women



El clásico filme de George Cukor Las Mujeres, es un hito en el cinema que se realizó en 1939 y ostentaba en su momento un elenco exclusivamente femenino con todas las estrellas de la constelación MGM –excepto Greta Garbo, que protagonizaba sola-: Norma Shearer, Joan Fontaine, Rosalind Russell, Paulette Godard (que era realmente exquisita) y como la villanaza seductora, nada menos que una joven y ardiente Joan Crawford.





Adaptada de la exitosa comedia de Broadway escrita por Clare Boothe Luce (nada menos que la fundadora de la revista Vanity Fair), la película – realizada en blanco y negro con una secuencia en alucinante technicolor- al paso de los años fue adquiriendo un culto muy fiel que aún trasciende: de hecho, el propio Pedro Almodóvar ha señalado, sin tapujos, que es la piedra fundamental de su canon, así como de muchas de las comedias fílmicas contemporáneas.

Cukor era un genio para dirigir actrices y se advierte en el impecable desarrollo: su filme es una comedia melodramática de excepción, con ritmo estupendo (si fuera una pieza musical se podría bailar) y actuaciones de primera: la Shearer cumple, aún si le toma casi toda la película sacar las uñas. Por su parte, la Crawford exuda sex appeal --algo que aún hoy, no todas saben hacer- y Rosalind Russell arranca carcajadas y utiliza todos los recursos a su alcance, desde la mímica hasta el sarcasmo.

Si bien no es un filme universal como Lo que el viento se llevó (del mismo año), se las ha ingeniado para dejar huella en la historia del cinema y resulta aún hoy totalmente adictivo, por lo que hacer un visionado en DVD resultaría casi obligado para los que disfrutan del buen cine y resulta mucho más recomendable que malgastar el dinero en ir a ver el inevitable (e inexcusable) remake hollywoodense que recién se estrena con una Meg Ryan casi irreconocible –¡Era muy bonita! ¿Qué le pasó? ¡quedó espantosa!- que ‘reinterpreta’ a la Shearer, la bomba sexy cubano-estadounidense Eva Mendes, en el rol de la robamaridos creado por la Crawford, y una deslumbrante Annette Bening quien es, por mucho, lo mejor que ofrece esta nueva versión innecesaria, en una variante de la amiga-villana que interpretaba la Russell.

La nueva cinta, realizada por Diane English (creadora de la comedia para TV Murphy Brown) traslada esta historia clásica de féminas revoltosas al siglo XXI, con las adecuaciones pertinentes de tecnología y moralidad new age, pero sin ese fino aire satírico que ayudó a convertir a la otra en leyenda. Esta es una película artificiosa y vacua, sin sustancia ni estilo y se queda, pese al talento involucrado (la aún muy bella Candice Bergen como la madre de Meg y voz de la experiencia, por ejemplo) a muchos años luz del original.


Meg Ryan and Annette Bening in Picturehouse's The Women



Esto viene a demostrar que un clásico lo es por alguna razón específica y que no importa la necia intención de “reinventarlos para un nuevo público”. No siempre el modelo más reciente de un gran filme suele ser mejor y en este caso, se nota tanto, como llevar zapatos que no combinan para nada con la ropa, arruinando totalmente un conjunto, por muy chic que se pretenda. Renten o compren la de Cukor y disfruten. A la larga es una mejor inversión que esta atroz falta de respeto a la memoria de tantas y tan buenas actrices.

Todo sobre las mujeres/The Women

Con Meg Ryan, Annette Bening, Jada Pinkett Smith, Debra Messing, Eva Mendes, Bette Midler, Cloris Leachman y Candice Bergen

Dirige: Diane English

Estados Unidos 2008

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11 nov 2008

En memoria de Michelangelo Antonioni - Y cae La Notte

Por Miguel Cane

Y hoy, Antonioni.

Apenas pasa la resaca de Bergman y de pronto, lo sigue el italiano.

Tenía 94 años, por lo tanto, tampoco es de sorprender, pero lo mismo, no por ello el boquete es menos grande o la pérdida menos dolorosa para los que, en las salas oscuras del alma, observamos las escenas meticulosamente armadas que montaba, casi a manera de naturalezas muertas, con la angustia de la vida moderna -- su tema recurrente- apenas contenida detrás de los ojos enormes, empavorecidos y a la vez serenos de Monica Vitti.






Antonioni tiene un cuarteto de cintas que le ganan su lugar indiscutible en la historia: L'Avventura (1960), La Notte (1961), L'Eclisse (1962) y Deserto Rosso (1964). Éstas son cuatro de mis películas preferidas de toda la vida, especialmente las dos de en medio, una con Jeanne Moreau, Marcello Mastroianni y Monica -- en esa época, Signora Antonioni, aunque no eran casados- y la otra con la Vitti y un muy joven Alain Delon.


En ellas, se hace un retrato sin accesorios de la vida en común, de los caminos que se bifurcan y de las emociones que muchas veces suprimimos para poder seguir viviendo.


En L'Avventura, la historia gira en torno a la desaparición, durante una excursión a una isleta desierta del mediterráneo, de una joven llamada Anna (Lea Massari), cuyos amiguitos ricos al principio tratan de encontrarla y poco a poco la van olvidando, mientras su amante, Sandro (Gabriele Ferzetti) y su mejor amiga, Claudia (Vitti), se relacionan, involucrándose en una crónica del desencanto y dejando de lado el misterio.


La cinta causó sensación y aunque Antonioni ya era conocido, ésta fue la tarjeta de presentación para la fama internacional. Provocó furor en Cannes y le dio la suficiente libertad para hacer el cine que él quería; así, mientras Fellini exploraba las luces rutilantes y las extravagancias de la vida y mientras Visconti arrancaba la piel a la sociedad para exhibir su nervio, Antonioni se volcó a encontrar las formas que tenemos de mentirnos a nosotros mismos, de no comunicarnos aún en la misma cama.


Ese fue su tema principal en La Notte, donde un matrimonio convencional -- el divino Marcello y la Moreau, suprema- poco a poco se va desintegrando moral y psíquicamente en el transcurso de veinticuatro horas: es una película que rompe el corazón, lo hace girones; y lo hace sin estridencias ni melodrama. La cámara sigue a Lidia (Moreau), la esposa del escritor y perodista Giovanni Pontano, por las calles de Madrid, mientras trata de recuperar el sentido de su matrimonio, recordar por qué está casada con ese hombre. Posteriormente, acuden a una fiesta de sociedad; ambos coquetean con la idea del adulterio, pero el desenlace es tan ambiguo como contundente.

Esto lo hace Antonioni valiéndose de muy escasos diálogos, pero estos se manifiestan de una forma brillante; se clavan cuidadosamente, como espinas, cuando es necesario. No ofrece explicaciones ni las busca. Y esto, si bien (como en el caso de Bergman) no le valió ser popular ante el grueso de los espectadores, le pudo hablar a algunos más claramente que otras cintas europeas o americanas de la época.






En El Eclipse, presenta lo que es su obra magistral: la historia de Vittoria (Monica, siempre Monica), una neurótica y joven traductora que rompe con su prometido ante la imposibilidad de comunicarse con él y se precipita de inmediato a una relación física y ardorosa con el hermoso -- sí, no hay otra manera de describir a Delon en este periodo post-Rocco y sus hermanos- corredor de bolsa Piero, que es vivaz y sensacional, lleno de esa furia que a ella le falta, pero del que eventualmente tendrá que alejarse al no poder resistir su presencia material, obnubilada ella por su propia imposibilidad de hablar, aunque domine varios idiomas.

La película abandona los esquemas rutinarios y ha sido definida por algunos historiadores de cine como de horror moral o social: los jóvenes concuspiscentes contrapuestos a un mundo estéril, frío y perfecto; la Roma que se vuelve cosmopolita y sin embargo por momentos pareciera un iglú. ¿O es en el corazón de ella donde comienza la antártica?

La culminación de esta búsqueda del anti-yo en el mundo cómodo de la clase media con aspiraciones llegaría en su primer experimento a color: El Desierto Rojo. Aquí, Monica es Juliana, la mujer del ingeniero, un ama de casa y madre de familia cuya endeble psiquis se disuelve en una serie de alucinaciones en la ciudad industrial de Ravenna. Ella oculta a su marido que está perdiendo la razón y después se precipita a una relación clandestina con otro ingeniero, Conrado Zeller (Richard Harris), al que encuentra intoxicante y que será, en cierta forma la piedra que acabará por hacerla trizas.


Después del éxito obtenido en Italia, Antonioni se extendió hacia otras partes: realizó un experimento glorioso en Blowup: Deseo en una mañana de verano (1966), una vaga adaptación del cuento de Cortázar Las babas del diablo, acerca de un joven fotógrafo de modas en el memorable Swinging London llamado Thomas (David Hemmings), que al tomar fotos en un parque de una pareja, se ve envuelto en un asesinato. O tal vez no. Vanessa Redgrave, hermosa y altiva, es una misteriosa mujer que tal vez se llame Jane. O tal vez no. Y todo lo que vemos tal vez sea real. O tal vez no.

Mucha gente se muestra frustrada con Blowup por su reticencia a dar explicaciones formales a las imágenes en pantalla. Se rehúsan a aceptar la aparición de la siniestra troupe de pantomima como algo natural y por lo tanto, inexplicable, igual que la extraña sesión fotográfica con una elevadísima Verushka interpretando a una top model llamada ¡Verushka!... sin embargo, la película no pide más que la apertura de la percepción.

Es cine experimental en el sentido más llano de la palabra; se experimenta, no se racionaliza... aún si algunas secuencias podrían elicitar la impaciente respuesta de alguno que exclamaría en plena sala "¡me aburroooo!". Esto lo sé, porque lo he visto.






Hay otras cintas en la obra de Antonioni, pero quizá sean estas las más representativas.

Igual que su colega sueco, Antonioni se va a otra parte, pero deja un brillante legado de imágenes preciosas para proyectar en la oscuridad y así rendirle un mínimo homenaje.

Se van poco a poco los grandes, que ya se habían establecido, dejado su huella indeleble. Y uno se pregunta quién vendrá. Hay otros, sí, pero mientras tanto, la pérdida, el silencio, así es como se sienten.


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Yo no soy tu señorita - Polly Jean Harvey

Miguel Cane

Hace algunos años, vi por primera vez a una mujer llorar en un escenario, sin estar actuando.

La vi hecha trizas, estremeciéndose mientras cantaba ante mil personas en Austin, Texas. La mujer era Polly Jean Harvey y la canción era The Desperate Kingdom of Love.





Fui al concierto invitado por mi amiga Marcela (para aquellos que leyeron Todas las Fiestas de Mañana: es la inspiración para la efigie de Estefanía Larios), que vive y trabaja en esa ciudad y recuerdo que los dos nos quedamos helados, igual que el resto del público, ante la repentina transición de la intérprete, que había incendiado el escenario con temas fuertes, de alto impacto, casi rituales (Dress, Good Fortune, 66 Promises, A perfect day Elise, The Wind, Down by the water...) y de pronto se avalanzaba al vacío, con los ojos anegados de lágrimas, el maquillaje corrido y la voz quebrada mientras recitaba, à capella, esta balada envenenada, transida de dolor.

Es uno de los momentos más inexplicablemente hermosos que recuerde en un concierto -- quizá comparable con Tori Amos en San Diego cantando, con su Bösendorfer y una banda eléctrica una versión casi barroca de Bliss mientras una multitud coréabamos, o cuando Björk, con un coro de vestales paralizó Las Ventas con una versión de Pagan Poetry, mientras todos gritábamos "I love him, I love him, I love him, I love him/She loves him, she loves him, she loves him, she loves him..."- y por un momento, me sentí profundamente conmovido por ella, conectado al desamor brutal (entonces yo estaba en un estado similar y en ese momento me dolía como el carajo) que manifestaba.

Es algo que nunca voy a olvidar y estoy seguro de que Miss Harvey (que le cantaba, lo sé, a su malogrado romance oscuro con Nick Cave) tampoco, a su manera, podrá.







Ahora, PJ ataca de nuevo, con un disco completamente distinto a lo que había hecho antes: un álbum titulado White Chalk, en el que interpreta principalmente temas tan oscuros como los de siempre, con acompañamiento de piano (y poco más), muy lejos de su persona eléctrica y ecléctica y más cercana a una persona victoriana (con énfasis en el Tori, claro... y es ostensiblemente intencional), con una voz más dulce, casi obnubilada, mucho más adecuada a esta nueva identidad.

El álbum se lanza con el single When under ether y con él presenta esta poesía de abrojos (en absoluto distinta a lo que ya había explorado), en el que canta fantasmagórica pero a un mismo tiempo espléndida. Esta metamorfósis obedece sin duda a su constante búsqueda de hacer algo completamente distinto a lo que hacen los demás; es tan capaz de reinventarse como Madonna, pero al mismo tiempo, lo hace de un modo más introspectivo, menos pensado en un sensacionalismo que posiblemente no necesita.

Recomiendo el disco, naturalmente, y pongo a su disposición un par de temas para que escuchen y decidan, al igual que algunos de mis favoritos de la Harvey. No es la "señorita" de nadie, pertenece a su propia tribu y se redefine a sí misma, pálida y nebulosa -- mas no temblorosa- en su propia estética del dolor, del que no se aparta, sino que lo explora, mostrándonos algunas de sus facetas más hermosas, todo con el poder de su pluma y su garganta.


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Yves Saint Laurent (1936-2008)

Con la muerte de Yves Saint Laurent, auténtico icono fashion, se cierra un capítulo muy importante en el mundo de la alta costura y en el de los negocios. Su firma, que trascendió fronteras, seguirá vigente aún sin su presencia.


Miguel Cane / Cortesía Milenio Semanal.




Paris.- Yves Saint Laurent (nacido en 1936 en Orán, Argelia, en el seno de una familia colonialista) fue uno de los últimoas auténticos revolucionarios de la moda: se atrevió a acortar líneas y a explotar el busto femenino, creó el primer esmoquin exclusivamente para mujer (su diseño más famoso, que data de 1966) y fue celebrado por la prensa mundial como el “creador de moda del siglo”. Su muerte, el pasado 2 de junio, a consecuencia de un cáncer cerebral, que lo había incapacitado totalmente, no borra la huella que dejó en el mundo de la alta costura.


YSL, que comenzó a diseñar moda en Dior, quería desarrollar vestimenta para el teatro; tiempo después, Catherine Deneuve lo adoptó como su diseñador de cabecera (fue su vestidor permanentemente en todas sus películas desde Belle de Jour) y esto lo ayudó a llegar a una posición privilegiada. En enero de 1962, presentó la primera colección de su marca en su propia casa de modas. El público quedó fascinado y el encanto duró por más de 40 años.





Por haber transformado la moda en arte, obtuvo la orden francesa de la Legión de Honor y diseñó más de 4.000 diseños exclusivos, para luego retirarse del mundo de la moda en 2002 con una despedida espectacular. Su estilo tan particular, recreó la moda de pantalones para la mujer y le confirió glamour a la era de la cultura pop con minifaldas y chaquetas de cuero. A modo de contraste hizo desfilar sobre la pasarela a modelos con vestimenta típica china y trajes regionales rusos. Pero principalmente se opuso al dictado de la moda que impone una imagen constantemente cambiante, y creó un guardarropa básico para la mujer moderna.


Agente provocador
Saint Laurent se inició con 17 años a París, donde empezó trazando diseños con los que logró llamar la atención de Christian Dior del que fue aventajado discípulo y su sucesor después de su inesperada muerte en 1957. En 1960, Saint Laurent se asoció con Pierre Bergé, que tambiñen fuera su compañero sentimental hasta el día de su muerte, para dar nacimiento a su propia firma. Juntos, el creador y el administrador, levantaron un imperio del lujo, con el que abarcó la alta costura, el pret-a-porter y los perfumes entre ellos, el celebérrimo Opium, que celebra sus treinta años de existir.


Nunca ocultó sus vicios, y era figura infaltable en las mejores fiestas y discotecas, pero a medida que fue pasando el tiempo, el coutourier se aisló progresivamente. Hasta que en 2002 le dio la espalda al mundo de la moda, tras un desfile final en el Centro Pompidou de París con una asistencia inusitada. El último modelo con el número de serie 77.751 es una chaquetilla de lana negra con espigas doradas bordadas que presentó como es natural, Catherine Deneuve.


La versión oficial es que YSL se había retirado por cuestiones de edad. Pronto se habló de tensiones con candidatos que asumieran su marca, hoy en manos del consorcio francés PPR. Se dijo que Saint Laurent no tenía nada en común con la nueva generación de diseñadores. Bergé, opinó que el maestro había terminado porque la moda para la que él trabajó, ya no existía.


Saint Laurent fue el primer diseñador a quien, en vida, el Museo Metropolitan de Nueva York le dedicó una retrospectiva, en 1983. En 1992 se festejaron los 30 años de su atelier en la Opera de la Bastilla parisina. El entonces presidente Francois Miterrand lo nombró embajador de la cultura francesa en el exterior y la legendaria Diana Vreeland, que por años fuera la editora en jefe de la revista Vogue escribió en su momento: “Coco Chanel y Christian Dior eran gigantes, pero Yves Saint Laurent es, sencillamente, un genio”.






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6 nov 2008

Libros A-Z

Americans at War, libro de Stephen E. Ambrose - Jacobo Bautista

Band of Brothers / Banda de Hermanos, por Stephen E. Ambrose - Jacobo Bautista

Batman: Dead White, de John Shirley - Jacobo Bautista

Beyond Band of Brothers. The War Memoirs of Major Dick Winters - Jacobo Bautista

Call of Duty, de Lynn "Buck" Compton y Marcus Brotherton - Jacobo Bautista

Can you keep a secret?, de Sophie Kinsella - Jacobo Bautista

Código Da Vinci: no culpen al autor - Patricia Farías

Confesiones de una dama malportada, de Violeta Verdú - Miguel Cane

Currahee! A Screaming Eagle at Normandy, de Donald R. Burgett - Jacobo Bautista

Derrumbe, de Ricardo Menéndez Salmón - Miguel Cane

Dulce hiel de la seducción, La, - de varios autores - Angélica Ponce

Espejo, de Miguel Barrero - Miguel Cane

First and The Last, The / Los primeros y los últimos, de Adolf Galland - Jacobo Bautista

Heroes, libro de James Holland - Jacobo Bautista

Inside Out. A personal history of Pink Floyd, por Nick Mason - Jacobo Bautista

Intimos Extraños, de Miguel Cane - Patricia Farías

Jo Ramirez: Memoirs of a Racing Man - Jacobo Bautista

Joven de la perla, La - Novela de Tracy Chevalier - Patricia Farías

Me gusta el fútbol, libro de Johan Cruyff y Sergi Pàimes - por Jacobo Bautista

Next, de Michael Crichton - Jacobo Bautista

Pequeño diccionario de cinema para mitómanos amateurs, de Miguel Cane (01) - Los Otros - Angélica Ponce

Pequeño diccionario de cinema para mitómanos amateurs, de Miguel Cane(02) - Polvo de Estrellas - Patricia Farías

Pequeño diccionario de cinema para mitómanos amateurs, de Miguel Cane (03) - Una Biblia cinéfila - David Guzmán

Post Secret, compilado por Frank Warren - Jacobo Bautista

Red Moon Rising, de Matthew Brzezinski - Jacobo Bautista

Rocketman. El increíble viaje a la Luna y más allá del astronauta Pete Conrad, por Nancy Conrad y Howard A. Klausner - Jacobo Bautista

Sacred and Profane / Sagrado y Profano, biografía novelada de Wolfgang A. Mozart escrita por David Weiss - Jacobo Bautista

¡Samurai!, de Saburo Sakai y Martin Caiden - Jacobo Bautista

Spider-Man: Down these mean streets, de Keith R. A. DeCandido

Todas las fiestas de mañana, de Miguel Cane - Patricia Farías

V for Vendetta, de Alan Moore - Jacobo Bautista

Wild Blue, The - The Men and Boys who flew the B-24s over Germany, de Stephen E. Ambrose - Jacobo Bautista

Winning Is Not Enough: The Autobiography, de Jackie Stewart - Jacobo Bautista

Working the Wheel, de Martin Brundle y Maurice Hamilton - Jacobo Bautista

Yo volé para el Führer, de Heinz Knoke - Jacobo Bautista





















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Todas las fiestas de mañana, novela Miguel Cane - Patricia Farías

Por Patricia Farías


No es algo frecuente en estos tiempos, al menos para mí, el encontrar un libro que no pueda dejar más que por obligación, hasta terminarlo. Y no es frecuente si se tiene el hábito de la lectura (aunque se lea de todo, dándole a cada cosa que uno lee su peso relativo), llega un momento en que pocas novelas nos atrapan de esa forma. Al final parece inevitable criticar lo que uno lee a medida que se avanza, encontrando detalles que nos distraen de la trama en sí. Cuando se lee entregado por entero y sin pararse a buscar esos detalles, ya de por sí es una experiencia diferente.

Encontrar una novela que de ningún modo se pueda dejar es entonces, un placer inesperado. Todas las Fiestas de Mañana me produjo ese placer, y no sólo ese, sino también el de ser una novela de la cual es difícil desligarse una vez que se llega a su última página. La cerramos con pena por despedirnos de los personajes que quedan entre sus páginas.

El argumento es aparentemente sencillo: cuatro personas se ven envueltas en una situación violentísima, a la salida de una de tantas fiestas. Luciano Reed recuerda, o trata de recordar, los detalles de esa situación aunque la experiencia le es muy dolorosa: tiene miedo, no quiere ver y recordar. De su mano vamos conociendo a los cuatro personajes y cómo llegaron a ese momento donde todo cambia irreparablemente en sus vidas. Mientras Luciano logra recordar, nosotros somos introducidos en la historia.

Si bien esta es la primera novela publicada por Miguel Cane, es obvio que no es lo primero que escribe, y muchos de quienes lean este texto ya estarán familiarizados con otros textos de él. Es particularmente obvio el oficio que Miguel Cane despliega en esta novela así como cuánto (en más de un sentido) hay de sí mismo en ella, y esto incluye particularmente su conocimiento de los recursos cinematográficos, que no podían ser ajenos a su forma de estructurar este relato. Ya lo han comentado: esta novela tiene mucho de película, y si bien decir esto no es nada nuevo ya, sí puede serlo agregar que como lectores, la estructura elegida nos obliga a leer muy atentamente todo lo que se nos presenta. Tanto los flash-backs como algunas frases que quedan por el camino, como perdidas, y en realidad son pistas que el autor va dejándonos para luego volver a ellas, obligan a una lectura atenta. Sólo con una relectura podemos apreciar con cuánto cuidado y deliberación son sembradas esas pistas, a veces en la forma de frases aparentemente inocentes, pero que van delineando y definiendo, aunque aún no lo podamos ver -por ejemplo- a un personaje que se maquilla con destreza, como esgrimista.



Estos personajes, además, son tan perfectamente reales y humanos, que no nos resultan ajenos y podemos identificarnos con alguno o con alguna faceta de cualquiera de ellos. En la contratapa de la novela Sergio Zurita dice que los personajes de Miguel Cane dependen de la gentileza de los extraños. Sacando esa frase del contexto al que hace referencia, yo agregaría que dependen de que nosotros, los extraños-lectores, seamos capaces de reconocernos en ellos. Cualquiera conoce a alguien con los dolores, las inseguridades, los sentimientos, los defectos o las cualidades de los personajes de Miguel Cane. Cualquiera de nosotros puede verse en ellos, sobre todo si podemos, gentilmente, dejar cualquier prejuicio de lado.

Los lectores además, somos conducidos de tal modo que cómodamente caemos en lugares comunes que llevamos impresos y que se nos ofrecen como señuelo, y de esos lugares comunes el autor nos saca de un plumazo, para mostrarnos que muchas veces las cosas son mucho más complejas de lo que parecen. Todas las Fiestas de Mañana habla de las (siempre) intrincadas relaciones humanas: habla de sentimientos, de demonios y dolores internos y de amores y desamores, y por eso el lector es alcanzado por su lectura.

Cada cual lleva adentro su propio infierno o su propio paraíso y al igual que los personajes, muchas veces hemos tenido que vernos tal cual somos, aunque la visión no sea la más agradable para nosotros. Tal como Luciano Reed y sus amigos, muchas veces debemos seguir adelante sabiendo que no somos tan extraordinarios o altruístas como podríamos creer, y aún así, aceptarnos como somos. Si jugáramos al fin del mundo, nadie sabe realmente cuál sería su reacción…

Mientras la trama Todas las Fiestas de Mañana avanza rápidamente, os lectores acompañamos a esos cuatro personajes que van cambiando y dejando en algún caso de ser gente sola que busca una fiesta, para encontrar finalmente su propio camino. Y por nuestra parte, nosotros tampoco somos los mismos después de leerla. En algún caso podremos decir al leer alguna frase, tal como el propio Miguel Cane dice: esto que me dices, ahora ya lo sé; en otros casos la experiencia es de descubrimiento.

No es fácil alejarse de esta primera novela de Miguel Cane. Se queda con nosotros y ahí permanece, se siguen escuchando los ecos de algunas de sus frases. Y eso es justamente, otro de los placeres de su lectura: sabernos diferentes a partir de esas palabras que Miguel Cane ha dejado salir al mundo por primera vez. Como él mismo ha dicho, ahora esta novela ha dejado de ser suya, para ser de todos nosotros. Ahí está también para ustedes, disfrútenla, están invitados a la fiesta de leerla.

Ciudad de la Costa, Uruguay – Mayo de 2007
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El mundo mágico de Magorium / Mr. Magorium’s Wonder Emporium, de Zach Helm

Miguel Cane

Fox Walden's Mr. Magorium's Wonder Emporium



Con casi un año de inexplicable retraso, se estrena la segunda cinta escrita por Zach Helm (autor de Más extraño que la ficción), una comedia ostensiblemente dedicada a los niños, pero con suficientes detalles visuales para atraer a los mayores. La trama, que nos es presentada a través de la narración de un niño llamado Eric, nos presenta la maravillosa juguetería mágica del señor Magorium, (Dustin Hoffman, robándose cada escena con una interpretación soberbia) quien al llegar a los 243 años de edad, decide “retirarse” y heredarle su tienda a Molly Mahoney (Natalie Portman, evocando a la Mia Farrow de los 60), una dulce y sensible aspirante a pianista que trabaja como encargada desde su adolescencia.

Dustin Hoffman and Natalie Portman star in Fox Walden's Mr. Magorium's Wonder Emporium



El propósito de Magorium es que dirija la tienda con la ayuda de Henry Weston (Jason Bateman), un contador bueno pero incrédulo, con un gran talento para los números, que no piensa que existan tiendas mágicas. Como testigo de todo está el propio Eric (Zach Mills), que visita todos los días la juguetería.

Jason Bateman and Zachary Mills star in Fox Walden's Mr. Magorium's Wonder Emporium



Sin perder de vista su intención de ser una fábula, rindiéndole homenaje claramente Roald Dahl y al Dr. Seuss, a través de la perspectiva de un niño vamos conociendo diferentes capítulos de esta historia con varios personajes que confluyen en un deslumbrante espacio de imaginación y excentricidad: el estrafalario dueño de la tienda de juguetes a punto del “jubilarse” definitivamente, una dependiente insegura en su talento como intérprete de piano, un contable de comportamiento gris que sólo parece creer en los números, y un niño solitario e inteligente coleccionista de sombreros.


Valiéndose de estos elementos, Helms – que debuta como director y se nota en algunos aspectos- confronta la imaginación y fantasía del niño, que luce cada día su sombrero y se ve estimulado por el juego, con la represión del adulto sometido al trabajo rutinario y a las rígidas normas y papeleos, y que viste con un traje que parece el mismo de siempre, mientras que Molly Mahoney deberá encontrar la magia en sí misma para poder devolverle la vida a la tienda. Para hacer esto, se valora el consejo sabio de la experiencia que estimule la confianza en uno mismo para conseguir cualquier logro, sea revitalizar una tienda mágica o conseguir componer la melodía buscada.


Este es el mensaje elemental de la cinta, que es visualmente muy llamativa y lograda (los juguetes son de llamar la atención), aún si hay momentos en que la forma puede más que el fondo, y funciona para estimular no sólo la imaginación, si no también la memoria. No hay grandes sorpresas, pero sí momentos tiernos y hasta una canción del gran Cat Stevens (“Don’t be shy”), que hacen que esta sea una película que, aunque lanzada para los pequeños del hogar, resulta disfrutable también para los no-tan-niños y para los admiradores del estupendo trabajo de Dustin Hoffman, que hace de la cinta su territorio y la disfruta de cabo a rabo.

El mundo mágico de Magorium/Mr. Magorium’s Wonder Emporium

Con Dustin Hoffman, Natalie Portman, Jason Bateman y Zach Mills

Dirige: Zach Helm

Estados Unidos/Canadá/Reino Unido 2007

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Originalmente Pirata / Be Kind Rewind, de Michel Gondry

Originalmente Pirata / Be Kind Rewind, de Michel Gondry

Miguel Cane

Jack Black in New Line Cinema's Be Kind Rewind



Con meses de retraso y el atroz título en español de Originalmente Pirata (¿quién les pone estos títulos tan estúpidos a las películas? ¿Los departamentos de Marketing realmente creen que el público es tan bobo?) llega la tercera cinta estadounidense del cineasta y videoasta francés Michel Gondry (Eterno resplandor de una mente sin recuerdos).

Por desgracia, la cinta se vende como una “comedia ligera” – esto por ser protagonizada por Jack Black- pero se trata de algo mucho más sofisticado e ingenioso… que lamentablemente no llegará al público al que va dirigido, por estar mal promovida (otro ejemplo de esto, es que la inquietante Reencarnación de Jonathan Glazer, se lanzó como ‘película de terror’ donde no lo es para nada), resultando en el enfado del público promedio y el fracaso en taquillas de un producto de calidad notable.

Jack Black and Melonie Diaz in New Line Cinema's Be Kind Rewind



La trama gira en torno al neurótico Jerry (Jack Black), quien tras intentar sabotear una planta eléctrica que, según él, le derrite el cerebro, acaba magnetizado y sin querer borra todas las videocintas del anticuado videoclub propiedad de Mr. Miller (Danny Glover) donde trabaja su camarada Mike (Mos Def). Para mantener a la escasa clientela, de la cual la más leal es la despistada pero adorable Señorita Falewicz (Mia Farrow, radiante y con su vis cómica alleniana intacta), este par de locos bienintencionados decide realizar un remake de una de las películas en la chatarrería de Jerry. Al rentarla, se quedan asombrados al descubrir que su versión es un auténtico éxito.

Es así que estos dos, con unos cuantos amigos del barrio, empiezan a dedicarse a la producción de remakes, que van desde 2001: Odisea del Espacio, hasta Los Cazafantasmas a King Kong y, sin proponérselo, no sólo revolucionan el destino del videoclub, sino de toda la comunidad.

Esta película es una de las propuestas más originales y frescas del año. Escrita y dirigida por Gondry, la película invita al espectador a un viaje a través de la remembranza de una infinidad de películas míticas y para hacer que la magia se cumpla, Gondry se sirve de un elenco formidable que incluye apariciones de rostros familiares en apariciones cameo (Sigourney Weaver como una abogada estupefacta), encabezado por el delirante Jack Black, que se lleva (claro está) los gags más divertidos de toda la película.

Melonie Diaz , Jack Black and Dante 'Mos Def' Smith in New Line Cinema's Be Kind Rewind



Tal vez el único problema (aparte del ya citado arriba, que hará que mucha gente se sienta defraudada y no entienda la película, igual que sucedió con Eterno Resplandor… o con El Ladrón de Orquídeas) radique en que tan original idea de partida acaba antojándose excesivamente breve para una película de hora y media, y por ello en su tramo final el tono cambia un poco drásticamente. Sin embargo, es fácil suponer que en ese momento Gondry está hablando de sí mismo, y de sus propias fantasías cuando aún estaba por llegar su meteórica trayectoria como cineasta.

Esta cinta, cuyo título original en inglés Be kind, rewind se podría traducir perfectamente como "Rebobine, por favor" es una comedia estupenda aguda, inteligente, y totalmente desprovista del chistorete barato que parece ser lo de hoy en toda producción que pretende pasar por comedia. Es una de esas películas que podrían verse una y otra vez sin cansarse de ella, tierna, emotiva y sobre todo, divertidísima.



Originalmente Pirata/Be Kind Rewind

Con Jack Black, Mos Def, Danny Glover, Sigourney Weaver y Mia Farrow.

Dirige: Michel Gondry

Estados Unidos/Francia 2008.

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Quémese después de leerse / Burn after reading, de Joel y Ethan Coen

Miguel Cane

Tras el éxito internacional que representó su adaptación a la novela de Cormac McCarthy Sin lugar para los débiles, los hermanos Coen regresan a las pantallas – en tiempo récord- con una de sus peculiares comedias de humor muy negro (muy al estilo Fargo o El Gran Lebowski) que es prueba fehaciente del estilo propio que los define como cineastas y que sigue rindiendo frutos.

George Clooney and Tilda Swinton in Focus Features' Burn After Reading


Quémese después de leerse es una comedia – y nunca se olvida de que lo es- que tiene una estructura de thriller; el dominio de los Coen sobre la sustancia y la forma es total, y se advierte en su habilidad para establecer secuencias que reproducen fielmente los esquemas y atmósferas del cine de intriga (hay planos que parecen sacados de un filme de James Bond), pero siempre con una veta subyacente y muy sutil de sano sarcasmo, con un tono cómico que se hace aparente al contarnos la historia del deprimido Osborne Cox (John Malkovich), alcohólico ex agente de la CIA que escribe sus memorias sobre su paso por la agencia y quien, sin deberla ni temerla, acaba arrastrado al ojo de un huracán.

George Clooney and Frances McDormand in Focus Features' Burn After Reading


Todo comienza cuando su esposa, la chic y neurótica Katie (Tilda Swinton, en una interpretación excelente) pierde un CD con información confidencial que ha acumulado como para para un eventual divorcio, en el suelo de su gimnasio, donde será encontrado por dos entrenadores sin escrúpulos y no muy brillantes, la ambiciosa Linda Litzke (Frances McDormand, que se luce sin esfuerzo) y el bobo Chad Feldheimer (Brad Pitt, burlándose de su propia imagen), a quienes en mala hora se es ocurrirá chantajear a Cox, que al sentirse acorralado, será capaz de literalmente cualquier cosa.

Cuando a la ecuación de estos pintorescos personajes se les agrega Harry Pfarrer (George Clooney), agente del Tesoro que se está llevando a la cama a Mrs. Cox, que tiene a su vez problemas propios, las cosas toman un ritmo vertiginoso y no lo pierden nunca; las carcajadas llueven (al igual que la violencia brutal, después de todo es una cinta Coen) y el guión sólido, coherente en todo momento e hilado a la perfección, deviene en una experiencia muy satisfactoria.

Es precisamente de la conjunción de ese guión y las actuaciones de primera por parte de todo el reparto, que emergen las mejores virtudes de la cinta: hay diálogos chispeantes e ingeniosos, así como la creación de personajes que trascienden los estereotipos, siendo más cercanos al espectador que meros gags.Otro punto notable de la cinta es que saca a la luz la obsesión con las teorías de conspiración que parecen ser una de las piedras angulares de la cultura popular estadounidense, manifiesta en personas de cualquier raza, sexo, religión o case social: la sátira es mordaz y muy lograda, al igual que lo es en su mirada sarcástica a la CIA y la cultura de la imagen y la obsesión por el “fitness” tan de moda. Este es un filme malicioso, divertido, picante, con un humor subversivo y factura de primera. Una vez más, los Coen y compañía demuestran que son perfectamente capaces de salir airosos ante cualquier reto que se les presente.

Quémese después de leerse/Burn alter reading
Con George Clooney, Frances McDormand, John Malkovich, Brad Pitt y Tilda Swinton
Dirigen: Joel y Ethan Coen
Estados Unidos, 2008.



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Ceguera / Blindness, de Fernando Meirelles

Miguel Cane

Miramax Films' Blindness



Cuando Fernando Meirelles, el cineasta brasileño reconocido por sus dos magníficas películas anteriores – Ciudad de Dios (2002) y El Jardinero Fiel (2005)- anunció que llevaría a las pantallas la versión cinematográfica de la inquietante novela del premio Nobel de literatura José Saramago Ensayo sobre la ceguera, hubo muchas reacciones encontradas: la novela era virtualmente infilmable desde muchos puntos de vista y su trama de corte apocalíptico y alegórico podría resultar muy difícil de traducir al lenguaje cinematográfico. Meirelles, con la cooperación de compañías brasileñas, de Reino Unido, Canadá y Japón, decidió seguir adelante y los resultados de su aventura ahora se plasman en la pantalla.

Con un elenco internacional, encabezado por una madura y estremecedora Julianne Moore, la cinta transcurre en una ciudad indeterminada (locaciones filmadas en Montevideo y Brasil) en la que de manera inexplicable se desencadena una extraña epidemia de ceguera que afecta a todos, sin distinción de clase social, filiación política o credo.

Julianne Moore in Miramax Films' Blindness



Los personajes carecen de nombre; sólo tienen algunos rasgos que los identifican (un ejemplo es la joven de las gafas oscuras, interpretada por Alice Braga) y ante la crisis, son aislados por miedo al contagio, en lo que deviene una sociedad anárquica y aterradora de ciegos en la que sólo una mujer puede ver (Moore), la gentil esposa de un oftalmólogo (Mark Ruffalo), que es la única voz de la razón en este microcosmos donde los vínculos normales se desbaratan rápidamente, desencadenándose la lucha por la superviviencia y se impone la ley del más fuerte.

Frente al oculista ciego que trata de organizar una solidaridad de cooperación, se yergue el "rey del dormitorio tres" (Gael García Bernal, que no sucumbe a la tentación de interpretarse a sí mismo), mismo que impone el pago de la comida y la explotación sexual de las mujeres. La violencia se generaliza, los ciegos se rebelan. Cuando el encierro se abre, los ciegos encuentran en el exterior una ciudad devastada por la misma epidemia, un caos insostenible, que sólo ven realmente los ojos de la esposa del médico, quien deberá ser guía y consuelo de unos cuantos ante un futuro desolador e incierto.

Esta "metáfora de todos los males del siglo XX" sobre "la fragilidad de nuestra civilización", en palabras del propio Meirelles, alcanza de manera gradual una atmósfera de angustia y desesperación, que alcanza un violento clímax entre los internos.

Definitivamente, ésta es una película de terror, igual que la novela lo es. Pero no recurre a los efectos baratos, apela al horror más intrínseco del espectador -- el miedo a la barbarie, a perder de pronto el cómodo estatus quo de la “realidad” para encontrarse de manos a boca desprotegido ante algo brutal e incomprensible. Meirelles consigue aterrorizar al espectador haciéndolo testigo de una violencia que hiela la sangre y perturba sus nociones sobre la naturaleza del hombre “civilizado” cuando éste se halla cara a cara con sus peores instintos. Asimismo, reflexiona sobre la capacidad de amar y su sentido de la responsabilidad; la mujer de médico representa eso mismo: todo lo que hace, lo ha hecho por amor, a su esposo, a su propia condición humana.

Ceguera es una cinta demoledora, adulta, difícil de digerir y que se expone a la incomprensión del grueso del público, al no ser complaciente ni estereotípica. Meirelles vuelve a demostrar su maestría como creador de escenas y director de actores, donde Julianne Moore, con absoluta sencillez, da magistral cátedra de cómo transmitir y afectar emociones, desprovista de todo artificio; una razón más para reconocerla como una de las mejores actrices de su tiempo.

Ceguera / Blindness

Con Julianne Moore, Mark Ruffalo, Danny Glover, Gael García Bernal, Alice Braga y Sandra Oh.

Dirige: Fernando Meirelles

Estados Unidos-Brasil-Reino Unido-Canadá-Japón 2008.


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